¿Tu perro mira televisión? Según un nuevo estudio, las pantallas revelan su personalidad y ayudan al entrenamiento

En la era digital, no es raro encontrar videos virales de perros que parecen hipnotizados por la pantalla del televisor, ladrando a figuras que se mueven rápidamente o persiguiéndolas como si fueran presas reales. Este fenómeno no se limita a programas convencionales; la popularidad de contenidos televisivos diseñados específicamente para el público canino está en auge.

Sin embargo, mientras algunos de nuestros amigos de cuatro patas demuestran un entusiasmo evidente y una notable capacidad de interacción con las imágenes en movimiento, otros parecen indiferentes. Este contraste en el comportamiento ha capturado el interés de la comunidad científica.

Investigadores del Departamento de Ciencias Psicológicas de la Universidad de Auburn han abordado esta curiosa dicotomía. En un estudio publicado en Scientific Reports, han explorado la relación entre la personalidad canina y sus hábitos de consumo televisivo. Sus hallazgos no solo cubren una brecha de conocimiento peculiar, sino que también prometen afinar las estrategias de entrenamiento y ampliar las opciones de enriquecimiento ambiental para nuestros compañeros caninos.

La percepción canina de la televisión

Para los perros, la televisión representa una experiencia sensorial singular, una combinación de estímulos visuales y auditivos que, dependiendo de su percepción individual, puede ofrecer una valiosa fuente de estimulación mental o, por el contrario, introducir factores estresantes si sus reacciones son adversas.

El equipo de investigación, en su búsqueda por comprender cómo los perros interactúan con las pantallas, llevó a cabo una encuesta exhaustiva a 650 dueños de perros. A partir de los datos recabados, desarrollaron una escala de consumo de televisión diseñada para capturar con precisión los hábitos televisivos de los caninos.

Tras un proceso de depuración de datos, la muestra final del estudio incluyó a 453 perros, cuyas edades oscilaban entre los dos meses y los 16 años. Es importante destacar la diversidad de la muestra: 300 de estos perros pertenecían a razas reconocidas por el American Kennel Club (AKC), mientras que los restantes 153 eran mestizos o no estaban registrados por el AKC.

La encuesta abordó una amplia gama de aspectos relacionados con la interacción canina con la televisión. Se preguntó a los dueños si habían intentado enseñar a sus perros a ver la televisión, con qué frecuencia el televisor estaba encendido en el hogar, y la duración promedio de la atención que sus perros prestaban a la pantalla.

Además, el estudio investigó las reacciones específicas de los perros a diferentes tipos de estímulos visuales: si reaccionaban más a imágenes de animales (como otros perros, gatos o aves), en comparación con estímulos no animales (como objetos inanimados o paisajes). También se analizó si las respuestas de los perros eran provocadas predominantemente por las imágenes en movimiento, los sonidos asociados, o una combinación de ambos.

Los resultados generales de la investigación confirmaron una hipótesis inicial: los perros mostraron una reacción significativamente mayor al observar otros animales en la pantalla en comparación con imágenes que no contenían animales. Este hallazgo sugiere una predisposición biológica de los caninos a enfocarse en estímulos que representan compañeros de especie o presas potenciales, replicando patrones de comportamiento observados en sus interacciones con el mundo real.

Adicionalmente, el estudio reveló que casi la mitad de la muestra, aproximadamente el 45% de los perros, reaccionaban consistentemente a sonidos caninos específicos, como ladridos o aullidos, transmitidos a través de la televisión. Este porcentaje subraya la importancia del componente auditivo en la experiencia televisiva de los perros y su capacidad para reconocer vocalizaciones de su propia especie, incluso en un contexto mediado.

La personalidad del perro como factor predictivo clave en el consumo televisivo

Uno de los hallazgos más intrigantes del estudio de la Universidad de Auburn es la conexión directa entre la personalidad del perro y sus patrones de reacción a la televisión. Los dueños de perros, a través de sus evaluaciones en la encuesta, proporcionaron una caracterización de la personalidad de sus mascotas, lo que permitió a los investigadores correlacionar estos rasgos con los comportamientos observados frente a la pantalla.

El estudio identificó que los perros descritos por sus dueños como "excitables" eran significativamente más propensos a seguir objetos en movimiento en la pantalla como si fueran reales. Este comportamiento, que simula una respuesta de persecución o juego, sugiere que la televisión puede activar en estos perros mecanismos de respuesta que normalmente se activarían ante estímulos en el entorno físico. La "excitabilidad" en este contexto se refiere a una alta reactividad emocional y comportamental a diversos estímulos.

Por otro lado, los perros con temperamentos ansiosos o temerosos mostraron una tendencia a responder de manera más pronunciada a sonidos no animales. Esto incluye ruidos cotidianos como timbres o bocinas de automóviles, que pueden percibirse como amenazas o generar inquietud. Este hallazgo es particularmente relevante, ya que sugiere que la televisión, para perros con estas características de personalidad, podría no ser una fuente de enriquecimiento, sino de potencial estrés, especialmente si los sonidos desencadenantes son frecuentes o intensos.

Estos resultados refuerzan la idea de que la percepción canina de la televisión no es un fenómeno homogéneo, sino que está modulada por las diferencias individuales en el temperamento y la personalidad de cada animal. La comprensión de esta modulación es fundamental para optimizar el uso de las pantallas en el bienestar canino.

Implicaciones para el entrenamiento y el bienestar canino

Los conocimientos derivados de este estudio tienen aplicaciones prácticas significativas, especialmente en el ámbito del entrenamiento canino y la mejora del bienestar animal. Comprender cómo la personalidad influye en la reactividad televisiva puede ser de gran utilidad para el manejo de conductas problemáticas asociadas a esta interacción.

Por ejemplo, al saber que los perros con un rasgo de "excitabilidad" pueden reaccionar de forma exagerada a las imágenes en movimiento, los entrenadores pueden diseñar enfoques de desensibilización específicos. Esto podría implicar la exposición gradual a estímulos televisivos controlados, combinada con técnicas de refuerzo positivo, para ayudar al perro a habituarse y a manejar su respuesta de manera más calmada. Del mismo modo, para perros con tendencias ansiosas, la gestión del volumen y el tipo de contenido televisivo se vuelve crucial para evitar la exacerbación de su estrés.

Sin embargo, los investigadores también señalan una precaución metodológica importante: dado que el estudio se centró en perros que ya habían sido expuestos a la televisión, los resultados podrían no ser universalmente aplicables a toda la población canina. Es posible que los perros que nunca han tenido contacto con pantallas reaccionen de manera diferente, o que la exposición temprana influya en la forma en que desarrollan su interacción con este medio.

Aun así, los hallazgos abren un abanico de posibilidades para el enriquecimiento ambiental. La televisión, con su capacidad de ofrecer estimulación visual y auditiva, podría ser una herramienta valiosa no solo en los hogares, sino también en entornos como refugios de animales, donde la estimulación mental adicional es particularmente beneficiosa para reducir el estrés y mejorar la calidad de vida de los perros en espera de adopción.

Una de las perspectivas más fascinantes que surge de esta investigación es la sugerencia de que los perros pueden procesar las imágenes televisivas de una manera similar a como interpretan el mundo tridimensional. Si esto es así, se abre la puerta a la creación de intervenciones innovadoras de bienestar y a un desarrollo aún más sofisticado de contenido de entretenimiento adaptado específicamente a la percepción canina.

Esto podría incluir programas con frecuencias de audio y patrones visuales optimizados para el rango sensorial de los perros, maximizando así los beneficios de la televisión como herramienta de enriquecimiento y diversión.

Un paso hacia la comprensión integral del comportamiento canino

El estudio de la Universidad de Auburn representa un avance significativo en nuestra comprensión de la compleja interacción entre los perros y los medios digitales. Al identificar cómo la personalidad canina modula la respuesta a los estímulos televisivos, la investigación no solo satisface una curiosidad sobre el comportamiento animal, sino que proporciona conocimientos aplicables para mejorar la vida de nuestras mascotas.

Estos hallazgos invitan a dueños, entrenadores y refugios a considerar la televisión no solo como un electrodoméstico, sino como una herramienta potencial para la estimulación mental y el manejo del comportamiento, siempre y cuando se tenga en cuenta la individualidad de cada perro.

A medida que la tecnología avanza y nuestra comprensión de la cognición animal se profundiza, estudios como este son cruciales para garantizar que el enriquecimiento que ofrecemos a nuestros compañeros de cuatro patas sea verdaderamente beneficioso y adaptado a sus necesidades sensoriales y psicológicas.

Referencia de la noticia

Lane I. Montgomery, et al. "Characterizing TV viewing habits in companion dogs". Scientific Reports. Nature. 17 de julio de 2025.