Dónde queda el laberinto de Borges y por qué es una de las atracciones más mágicas de Mendoza
Este laberinto es presentado como el primer monumento creado en homenaje a Jorge Luis Borges. Su diseño encarna una identidad simbólica y una presencia evocadora, fieles a las ideas y referencias literarias que definieron la obra del gran escritor argentino.

El Laberinto de Borges se ha convertido en una de las principales atracciones turísticas de San Rafael, en el sur de la provincia de Mendoza, no solo por su conexión con la obra del escritor argentino, sino también por su peculiar belleza natural y su diseño arquitectónico único: un espacio único de reflexión y contemplación, ideal para aquellos que buscan sumergirse en el mundo del autor y experimentar físicamente algunas de las paradojas y símbolos que recorrían su obra.
Al recorrer el laberinto, el visitante se adentra en una metáfora viviente: el trayecto es incierto, los caminos son impredecibles y sinuosos, y el destino permanece siempre fuera de alcance. Esta experiencia evoca directamente los temas recurrentes en la obra de Borges, como los mundos paralelos, los laberintos del pensamiento y las realidades fragmentadas.
¿Cómo nace el Laberinto de Borges? ¿Por qué en Mendoza?
Este laberinto fue diseñado como un homenaje por la familia Aldao y se construyó en la finca Los Álamos, un lugar que Borges visitó y disfrutó durante su estadía en San Rafael, provincia de Mendoza. Inaugurado en el año 2000, catorce años después de su fallecimiento en 1986, su construcción fue concebida como un tributo a su legado literario, una iniciativa impulsada por la admiración que Borges despertaba en quienes lo conocieron: entre ellos, Susana Bombal.

Según ha trascendido, en el año 1979, Susana Bombal encargó al diseñador inglés Randoll Coate el armado de un laberinto natural. Veinticinco años después, Camilo Aldao, nieto de Susana, se enteró de la existencia de este espacio, y propuso construir el mismo diseño en Los Álamos, una finca del año 1830 que también formaba parte de las propiedades de Bombal.
Aunque se le conoce oficialmente como el "Laberinto de Borges", esta atracción no fue ni diseñada ni solicitada específicamente por el propio Jorge Luis Borges. Si bien lleva su nombre, la creación del laberinto está inspirada en las ideas del escritor argentino, quien a menudo exploró en sus obras los temas de los laberintos, los espejos y los mundos paralelos.
De acuerdo a información disponible en el sitio web oficial del Laberinto de Borges, el primer vínculo entre Jorge Luis Borges y Susana Bombal nació del amor compartido por la literatura inglesa. Fue este interés común el que dio forma a sus primeras conversaciones, que, poco a poco, se transformaron en una amistad profunda, sostenida en el tiempo por un respeto mutuo y una conexión intelectual poco frecuente.
Sus encuentros solían tener lugar en la Quinta «San Domenico», propiedad de la familia Bombal, donde crearon un pequeño grupo de lectura dedicado a la poesía y los cuentos. La intimidad de esos espacios, marcados por la cultura y la calidez, también se extendía al departamento que Susana tenía en el barrio porteño de Recoleta. Allí compartían tés y almuerzos que, más allá del protocolo social, eran espacios de reflexión y complicidad literaria.
Coate era un lector apasionado, especialmente fascinado por la obra de Borges y por la noción del laberinto, tan presente en su literatura. Amigo cercano de Susana Bombal, fue ella quien facilitó su encuentro con el escritor argentino, un momento clave que marcaría profundamente a Coate.
Tras concluir su carrera diplomática, Randoll se dedicó al diseño de laberintos, convirtiéndose en uno de los más prestigiosos en su campo. A lo largo de su carrera, colaboró en la creación de laberintos en castillos y jardines históricos de toda Europa.

Su homenaje a Borges, sin embargo, sigue siendo considerado una de sus obras más emblemáticas: un laberinto en forma de un libro abierto, cuyas líneas evocan tanto el infinito como el enigma, temas recurrentes en la obra de Borges. Así, el recorrido no solo desafía físicamente a quienes lo transitan, sino que también refleja las búsquedas infinitas y las incertidumbres existenciales que Borges exploró en sus relatos, donde el conocimiento y la verdad siempre parecen estar más allá del horizonte.
¿Dónde queda y cómo llegar al Laberinto de Borges?
El Laberinto de Borges está inmerso en el interior de la Finca Los Álamos, a unos 12 km del centro de la ciudad de San Rafael (distancia aproximada de 235 km desde Mendoza capital). Para llegar al lugar, se debe transitar la Avenida Juan B. Alberdi hasta pasar por una rotonda donde el camino se empalma con la Ruta 165. Desde allí, se deberá acceder a la Calle Bombal s/n. Cuadro Nacional. Una vez cerca del Laberinto de Borges, se comenzarán a observar indicaciones y carteles que guiarán en el tramo final del recorrido.
Este sitio está abierto todos los días de 10 a 18 horas, por lo que actualmente se puede acceder al lugar y disfrutar de un día entre medio de la naturaleza, respirando el aire de la zona cordillerana. El valor de la entrada general es de $7.700; para mayores de 70 años es de $4.900, para menores de 6 a 12 años es de $3.900 y para infantes el acceso es gratis.

Una pulpería y un espacio de bistró en el establecimiento permiten disfrutar de una experiencia gastronómica completa, degustando los más exquisitos y tradicionales platos de la cocina criolla (como su famosa carne a la masa).