Vacaciones de verano 2026 en Argentina: 5 circuitos paradisíacos para una escapada de hasta dos semanas
Cada uno propone dos o tres paradas estratégicamente pensadas para aprovechar al máximo el descanso de verano: ciudades y rincones naturales donde sumergirse -literal y metafóricamente- es casi una obligación.

Ni Costa Atlántica, ni Sierras cordobesas: si de tomarse unas buenas vacaciones durante la temporada de verano 2026 en Argentina se trata, la invitación es a mover el mapa y salirse -en la medida de lo posible- de los conglomerados turísticos: de norte a sur y de oeste a este, las principales regiones turísticas del país lucen puntos cautivadores y posiblemente menos masificados.
Playas transparentes que podrían confundirse con una postal europea, ríos que serpentean entre montañas, lagunas que brillan como espejos y pueblos donde el tiempo baja la velocidad: Argentina se deshace en rincones que conquistan a quienes buscan naturaleza, calma y desconexión, especialmente en los meses de enero y febrero.
1. Circuito Patagonia en Lagos: Bariloche, Villa La Angostura y San Martín de los Andes
Durante el verano, esta región luce lagos que se caracterizan por un color azul profundo y transparencia absoluta, haciendo del sur argentino una oportunidad irresistible para quienes quieren aire frío, caminatas entre coihues y el lujo de tener playas de lago casi para uno.
Con una distancia total de 190 km entre los tres destinos, la Ruta Nacional 40 funciona como columna vertebral del circuito y como invitación abierta a desviarse también algunos kilómetros más para explorar las localidades cercanas.
Una buena recomendación es volar a Bariloche y desde allí moverse en función de las diferentes propuestas y experiencias turísticas. La ciudad perteneciente a la provincia de Río Negro es uno de los más destacados centros turísticos de la Patagonia argentina y desde allí se puede subir en sentido norte hacia la provincia de Neuquén.
Por su parte, Villa La Angostura es una localidad situada en el sur de la provincia de Neuquén, ubicada precisamente en el departamento de Los Lagos. Enclavada en el sector norte del Parque Nacional Nahuel Huapi, rodeada de lagos, bosques y montañas, es considerada una de las localidades más bonitas de la Patagonia Cordillerana, ganándose el apodo de “Jardín de la Patagonia”.

San Martín de los Andes también tiene lo suyo: se trata de un entramado urbano que se despliega a orillas de un entorno natural privilegiado, custodiado por el Parque Nacional Lanín. Aquí, los diferentes circuitos turísticos de gran atractivo, y la calidez de su gente, se suman a una completa infraestructura de servicios y actividades.
2. Circuito Patagonia Atlántica: de Puerto Madryn a Península Valdés y Puerto Pirámides
Brisa fresca, agua transparente, estepa infinita y un océano Atlántico que sorprende con colores inesperados: este circuito es ideal para quienes buscan naturaleza en modo XXL, fauna en primera fila y días largos en escenarios casi cinematográficos.

Puerto Madryn funciona como base perfecta para arrancar, además de ser el hub de la región con mejor conexión aérea. Es una ciudad costera, activa, con playas amplias y una movida gastronómica que pone en valor productos locales como langostinos, centollas y pescados del golfo.
El siguiente punto del itinerario es Península Valdés, uno de los grandes tesoros naturales del país y Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. El camino mismo ya es una experiencia: estepa pura, horizontes interminables y posibilidad de cruzarse con guanacos, choiques y maras.
En sus distintos miradores —Punta Norte, Caleta Valdés, Punta Cantor— la vida silvestre se muestra con una naturalidad que conmueve: elefantes marinos, lobos, aves costeras y, con suerte, orcas realizando su famosa técnica de varamiento estacional.
A pocos kilómetros, no más de 35, Puerto Pirámides aporta la vibra playera del circuito: un pequeño poblado costero escondido entre acantilados, ideal para disfrutar de tardes de playa, buceo recreativo, navegación y atardeceres donde el sol cae directo sobre el mar. En efecto, el combo final es perfecto: mar patagónico, fauna en estado puro y rutas abiertas.
3. Circuito Misiones: desde Iguazú hasta el Soberbio y los Saltos del Moconá
Ahora parados en el noreste de Argentina, este es un itinerario clave para quienes buscan una escapada perfecta para sus vacaciones de verano ya que combina aventura suave, descanso en clave selvática y naturaleza en estado puro. Todo de la mano de la provincia de Misiones.

El verano aquí intensifica los verdes, los vuelve brillantes, húmedos, casi eléctricos. Si bien Iguazú con sus magníficas Cataratas es un destino que admite turismo durante todo el año, estas fechas hasta auguran un buen salpicado de agua para refrescarse de las temperaturas propias de tal estación.
Es también la mejor época para ver a pleno los Saltos del Moconá, ese fenómeno longitudinal único que corre paralelo al cauce del río. Entre lodges boutique perdidos en la selva, caminatas por reservas naturales y paseos náuticos que acercan a la magia del agua, es la escapada ideal para quienes buscan calor, densidad tropical y una inmersión sensorial sin salir del país.
El Soberbio es un pequeño universo selvático donde la humedad perfuma todo, los verdes se vuelven eléctricos y los lodges boutique conviven con productores de aceites esenciales que le dieron fama de “Capital Nacional de la Esencia”. Aquí, entre senderos rojos, paseos náuticos y el ritmo lento del monte, el verano se vive como una inmersión total.
4. Circuito Mendoza: entre Capital, Luján de Cuyo y San Rafael
El verano mendocino tiene un lenguaje propio: sol encendido casi todos los días, montaña en ultra HD, aroma a parrales y una vida que transcurre entre bodegas, espejos de agua y atardeceres que parecen pintados con vino… o bueno casi.
La capital provincial funciona como una gran puerta de entrada: Entre arboledas, plazas vivas y una movida gastronómica cada vez más interesante, es una base ideal para aclimatarse y empezar a explorar.
Si de sumergirse se trata, en los alrededores de Mendoza se dan cita las Termas de Cacheuta: este complejo termal a unos 40 km de la capital provincial ofrece un conjunto de piletones de piedra con agua termal a diferentes temperaturas y con distintas hidroterapias, a los pies de un paisaje verdaderamente imponente.

De regreso, con el cuerpo —y las papilas gustativas— ya en clima, Luján de Cuyo aparece a solo 21 kilómetros de Mendoza (accesibles por la Ruta Nacional 40). Este último punto se trata de una de las zonas por excelencia para experimentar la producción vitivinícola de esta provincia argentina.

La ciudad y departamento de la provincia de Mendoza debe su gran atractivo turístico por sus viñedos, bodegas y montañas: aquí se dan cita algunas de las firmas más distinguidas del mundo.
Finalmente, hacia el sur, San Rafael completa el circuito con una postal distinta: menos masiva, más ligada a aventuras suaves y experiencias acuáticas. El Cañón del Atuel, con sus formaciones rojizas y el agua turquesa del río, es uno de los escenarios más espectaculares de la provincia. Kayak, catamarán, trekking entre paredones y playas de lago rodeadas de montañas hacen de este destino un balance perfecto entre acción y reposo.
5. Circuito Noroeste: de Tucumán a Salta
Esta es una escapada de altura para comenzar el año. Literal: el itinerario arranca con un vuelo directo a Tucumán y, desde allí, la ruta va ganando metros sobre el nivel del mar a medida que los viajeros se adentran en el corazón del Noroeste argentino.
Luego, se puede optar por dirigirse camino hacia Cafayate, pasando por localidades como Tafí del Valle, Amaicha y Quilmes. Conocida también como tierra del sol y el buen vino (de altura), Cafayate da la bienvenida a visitantes y turistas con cultivos de uva en parrales y espalderas: visitar una bodega y experimentar una degustación guiada por un experto es una experiencia imperdible para empaparse de la gastronomía regional de la cual goza este circuito.

La Ruta Provincial 307 es la columna vertebral de este ascenso a los Valles Calchaquíes: serpentea en zigzag hasta el Abra del Infiernillo, ubicado a 3.042 msnm, desde donde se accede a panorámicas que explican por qué esta región es una de las más fotogénicas del país. Tras empalmar con la mítica Ruta 40, el paisaje se vuelve cada vez más árido, rojizo y monumental.
Tras unos días explorando esta pintoresca zona, se puede continuar rumbo a la ciudad de Salta, pasando en el camino por la Quebrada de las Conchas, donde las curiosas formaciones erosionadas por el viento y el agua se vuelven el principal atractivo: los médanos, el sapo, el obispo, la garganta del diablo, los castillos, el anfiteatro, entre otros.