De la “Tormenta negra” al “doble ciclón tropical”: ¿qué está pasando con el tiempo en nuestro país?
Cada vez con más frecuencia se están utilizando neologismos o términos sin sentido para describir situaciones meteorológicas complejas, generando confusión en la población, cuando ser claros y concisos debería ser primordial.

Hace pocos días se celebró Halloween o la “noche de brujas”, una festividad basada en ritos paganos que conmemoran el fin del verano (en el hemisferio norte) y dan la bienvenida al nuevo año, creyendo que en esa noche el velo entre el mundo de los vivos y los muertos se debilitaba. En la actualidad se celebra con disfraces y decoraciones temáticas de terror, pedir dulces ("truco o trato") y ver películas de miedo.
Tal vez, motivados por Halloween, en los últimos días hemos visto un resurgimiento de nombres ampulosos para referirse a eventos meteorológicos que ocurren con cierta frecuencia y que de extraordinarios -en lo que es la variabilidad natural del tiempo y del clima- tienen poco o nada, pero que con sólo mencionarlos con esos neologismos (y algunos no tan nuevos), infunden curiosidad pero también temor a los desprevenidos oyentes o lectores…
Elegir los términos a la hora de comunicar
Sí, a veces escuchar el pronóstico del tiempo resulta monótono o aburrido. Es por ello por lo que en ocasiones, los “weather broadcasters” o “comunicadores meteorológicos” (ya sean meteorólogos profesionales o no) suelen agregarles algunos “condimentos” que mejoran la comunicación con sus audiencias, como incorporar algún toque de humor o demostrar que, a la intemperie, los meteorólogos sufrimos el denominado “mal tiempo” como cualquier otro mortal.
Sin embargo, los meteorólogos profesionales y aquellos expertos en la comunicación meteorológica son cuidadosos al elegir las palabras para comunicar una determinada situación meteorológica que implique algún riesgo asociado.

Un ciclón es, en meteorología, un sistema de bajas presiones, lo opuesto a un anticiclón o sistema de altas presiones, y ambos tipos de sistemas nos afectan a diario, a veces sin darnos cuenta. Por lo general el ciclón se asocia a nubes y lluvias, y el anticiclón a cielos despejados.
Pero cuando una persona escucha en un pronóstico la palabra ciclón, la primera imagen que se asocia a esa palabra es la de un ciclón tropical, un centro de bajas presiones que se origina sobre aguas tropicales o subtropicales, acompañado por fuertes tormentas y vientos que giran alrededor de un centro bien definido (ojo) y que, si superan los 119 km/h pasa a llamarse huracán, tifón o simplemente ciclón, dependiendo del lugar del planeta donde se origine.

En nuestras latitudes, lo que suelen formarse son ciclones extratropicales, que puede parecer un sistema meteorológico similar, pero que en realidad es bien diferente: los ciclones tropicales obtienen su energía del calor del océano tropical (a más de 26 °C), mientras que los ciclones extratropicales se alimentan del contraste térmico (diferencia de temperatura) entre masas de aire cálidas y frías.
Esto genera diferencias estructurales y de formación: los ciclones tropicales tienen un núcleo cálido y se forman en aguas cálidas, mientras que los ciclones extratropicales tienen un núcleo frío, se forman en latitudes medias y están asociados a sistemas frontales.
De la “tormenta negra” al “doble ciclón tropical en Brasil”
En los últimos días, los meteorólogos de Meteored Argentina hemos sido consultados por titulares que de meteorología tienen poco, pero mucho de alarmistas.
“La guerra de los océanos, un insólito fenómeno climático que preocupa y llegará en 30 días”, ha sido uno de ellos, aunque en el texto se describen procesos que ocurren de manera natural en los océanos y que, a lo sumo, pueden definir la mayor o menor intensidad de eventos ENOS (El Niño – Oscilación del Sur), algo de qué debemos preocuparnos -como sucede cuando ocurren, independientemente de si son El Niño o La Niña-, pero que en ningún caso implica un insólito fenómeno, y mucho menos una guerra.

Entendemos que el uso del término “guerra” haya sido en el sentido de ”competencia”, para ver si el patrón climático natural de un océano predomina sobre el de otro, algo que tampoco es lineal ni determinista, ha sido interpretado de manera libre y en definitiva, degradando su contenido.
En síntesis, no existe un “insólito fenómeno climático llamado guerra de los océanos”.
Alerta por “tormenta negra”
Otro de los titulares de los últimos días ha sido el siguiente: “Alerta por una “tormenta negra”que llegará a Buenos Aires el 4 de noviembre”.
No existe en meteorología el término “tormenta negra” como un fenómeno específico, ni tampoco es de uso por parte de comunicadores meteorológicos o meteorólogos profesionales, ya que las clasificamos según su intensidad de precipitación, la velocidad del viento o por su actividad eléctrica, pero nunca por su color.

En realidad, una tormenta parece negra porque las nubes de tormenta están formadas por densas gotas de nube y de lluvia, bloqueando la luz del sol si las vemos desde la superficie. Vistas desde el cielo, son absolutamente blancas porque reflejan la luz solar.
Las tormentas negras no son un fenómeno meteorológico, sino un fenómeno óptico que puede ser utilizado como un indicador de la probable disponibilidad de lluvia de esas nubes.
“Alerta por un doble ciclón tropical que afectará a 14 provincias argentinas”
“Se viene un violento doble ciclón que pegará de lleno en Argentina y el SMN le puso fecha y hora a un temporal que tendrá de todo”; son algunos de los titulares que han invadido las webs y los servicios informativos en las últimas 24 horas.
No hay tal doble ciclón brasileño, ni mucho menos un ciclón tropical.
Los expertos de Meteored Argentina vienen anticipando desde hace varios días una situación meteorológica compleja para esta semana en el centro y norte del país, motorizada por el aporte de humedad del Atlántico y por el pasaje de dos frentes de aire frío.

El segundo frente, pasará el viernes sobre el nordeste de Argentina, Paraguay, sur de Brasil y norte de Uruguay, activando áreas de precipitaciones significativas, potenciadas por la formación de un centro de bajas presiones (fenómeno conocido como ciclogénesis) sobre Misiones hacia el mediodía, y que avanzará al sudeste aumentando la chance de tormentas severas con ráfagas que pueden superar los 80 km/h, hasta que se pierda en el océano Atlántico y deje de afectar tierra firme.
Estos no son fenómenos asociados a ciclones que se originen sobre el mar, y mucho menos tropicales. Son eventos que, dentro de la variabilidad del clima, ocurren con cierta frecuencia en nuestra región.
Por esto te recomendamos mantenerte informado a través de Meteored Argentina y con los alertas oficiales que emita el Servicio Meteorológico Nacional.