Antártida: el iceberg más grande del mundo se mueve por primera vez en 30 años

Un iceberg 20 veces más grande que la ciudad de Buenos Aires comenzó a desplazarse y los científicos observan con inquietud su posible trayectoria.

iceberg
El A23a comenzó a moverse luego de 30 años de quietud.

Tiene una superficie de 4000 km2. Algo así como el equivalente a 20 veces la ciudad de Buenos Aires. Unos 400 metros de espesor y nada menos que 1 billón de toneladas métricas.

Este descomunal bloque de hielo es noticia en estos días porque, luego de permanecer quieto por 30 años, ha comenzado a moverse rumbo al océano Austral.

Denominado A23a, su historia se remonta a 1986, cuando se desprendió de la plataforma de hielo Filchner-Ronne, en la Antártida. Sin embargo, enseguida quedó encallado en las profundidades del mar de Weddell, donde permaneció durante los últimos 30 años.

Sobre este pedazo de hielo funcionó, entre 1975 y 1986, la estación científica de verano Base Drúzhnaya 1, de la entonces Unión Soviética. Cuando el bloque de hielo se partió y salió a la deriva, las instalaciones se fueron con él. La Unión Soviética envió una misión para recuperar los restos de la base, que fue reubicada en 1987.

Ahora, de pronto, el colosal bloque helado reinició su marcha. Según información del Servicio Antártico Británico, la razón del movimiento puede ser un adelgazamiento del hielo, por lo que puede haber perdido agarre.

"Con el tiempo, probablemente se ha adelgazado ligeramente y ha adquirido un poco de flotabilidad extra que le ha permitido levantarse del fondo del océano y ser empujado por las corrientes oceánicas", dijo a Reuters Oliver Marsh, glaciólogo del Servicio Antártico Británico.

Los científicos hacen el seguimiento a través de imágenes satelitales y la pregunta obligada es: ¿cuál es el destino de este bloque de hielo gigante?

Complicaciones para la fauna marina o el transporte marítimo

Las imágenes satelitales muestran el desplazamiento de la A23a más allá del extremo norte de la Península Antártica, ayudado por fuertes vientos y corrientes. Se estima que lo más probable es que sea expulsado a la corriente Circumpolar Antártica, que podría conducir hacia el Atlántico Sur, por un sector conocido como el “callejón de los icebergs”.

Los científicos observan su movimiento y proyectan. Según explicaron, el A23a podría quedar encallado nuevamente, pero esta vez en las islas Georgias del Sur. Si esto ocurre, advierten, la vida marina correría peligro porque millas de focas y pingüinos crían y se alimentan allí. La mole de hielo complicaría el acceso de estas especies a sus medios de subsistencia.

Otro pronóstico es que podría continuar su desplazamiento hacia el norte. “Un iceberg de este tamaño tiene el potencial de sobrevivir durante bastante tiempo en el océano Austral, aunque sea mucho más cálido, y podría avanzar más al norte, hacia Sudáfrica, donde puede perturbar el transporte marítimo”, dijo Marsh.

Por ahora, los expertos lo monitorean con curiosidad, ya que “no es frecuente ver un iceberg de ese tamaño en movimiento”.

Tarde o temprano, el A23a se derretirá y esto, según indicaron los expertos, podría no ser tan negativo. A medida que se derriten, los icebergs liberan los minerales que quedaron atrapados en el hielo cuando se formaban parte de los glaciares de la Antártida. Estos minerales son fuente de nutrientes para los organismos que forman la base de las cadenas alimenticias oceánicas.

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