El "Tíbet argentino" que compitió por ser uno de los pueblos más lindos y será clave para la minería: así es Uspallata
Fue nominado como uno de los pueblos más bellos de Argentina y hasta se filmó un éxito de Hollywood. Cómo es Uspallata, la joyas de la cordillera mendocina donde se aprobó un proyecto minero.

Desde siempre, Uspallata ha sido mucho más que un pueblo de paso rumbo a Chile. Encajada en la Alta Montaña mendocina, a 120 kilómetros de la Ciudad de Mendoza, esta villa de calles tranquilas, aire seco, inviernos fríos y nevados y paisajes imponentes logró, a lo largo del tiempo, algo poco común: ser escenario de una superproducción de Hollywood y quedar nominada por la ONU entre los pueblos más lindos del país.
Ahora, esta villa -por la que también pasó el mítico ferrocarril trasandino a comienzos del siglo XX- volvió a quedar en el centro de la escena. Pero, esta vez, fue por un motivo bien distinto: allí se dará el primer paso concreto de la minería moderna en Mendoza.
Cuando Uspallata fue el Tíbet en una película
Septiembre de 1996. La primavera empezaba a asomar en Mendoza y Uspallata estaba revolucionada como nunca. En el lugar se iba a comenzar a filmar "Siete años en el Tíbet", dirigida por Jean-Jacques Annaud y luego de que el régimen chino se negara a que se filmara en el Tíbet verdadero (se encontraba bajo su dominio).
Por esto mismo es que, durante cuatro meses, Uspallata dejó de ser Uspallata para convertirse en el Tíbet. Por sus calles aparecieron yaks, banderas de oración y actores caracterizados como monjes tibetanos. También se montaron algunas escenografías que emulaban templos budistas.
Todo ello era parte del rodaje de la película que se convertiría en un gran éxito de Hollywood y que traería al mismísimo Brad Pitt (protagonista) a vivir durante 120 días en Mendoza.

La presencia de Pitt sacudió a toda la provincia, pero fue en Uspallata donde el impacto se sintió de verdad. Ese pueblo montañés, por lo general silencioso y de ritmo pausado, se convirtió en el corazón de una producción cinematográfica que luego daría la vuelta al mundo.
Un paraíso entre montañas que llegó a estar entre los mejores del mundo
Más allá del recuerdo cinematográfico, Uspallata es uno de los paisajes más singulares de Mendoza. Rodeada por la precordillera y la Cordillera principal, la villa ofrece una postal distinta a la del resto de la provincia: más árida, más amplia, con cielos que parecen no terminar nunca.
Río Mendoza , ingreso a Uspallata . #Mendoza pic.twitter.com/8yRMbgTmh7
— Alejandro Vigil (@alevigilmalbec) January 3, 2024
El pueblo, el último del lado mendocino con una importante cantidad de habitantes antes de cruzar a Chile (en el lugar viven unas 4.000 personas), conserva un encanto simple y auténtico.
Hay caminatas imperdibles, como el Cerro de los Siete Colores mendocino, el Cerro Tunduqueral con sus petroglifos, la Quebrada de los Cóndores o los recorridos por estancias y antiguos caminos históricos ligados al paso del Ejército de los Andes.
Esa combinación de naturaleza, historia y tranquilidad fue la que llevó a Uspallata a ser nominada en el certamen Best Tourism Villages 2025, distinción que entrega la ONU en su área de turismo para aquellos sitios en donde viven menos de 15.000 personas y que encuentra en el turismo su principal actividad.
Por qué todo el mundo volvió a hablar de Uspallata
Recientemente, Uspallata ha vuelto a ser noticia. En esta oportunidad, por un motivo que abre debates y expectativas: será el lugar donde Mendoza habilite, por primera vez en años, un proyecto de minería metalífera bajo los nuevos criterios ambientales y sociales definidos por la Provincia.
Según adelantaron las autoridades mendocinas, el foco está puesto en una actividad regulada, con tecnología moderna y bajo estándares ambientales estrictos. No obstante, hay vecinos de Uspallata que desconfían -y hasta temen- ante la posibilidad de que la minería contamine el agua.

Esto le dará un valor agregado a Uspallata, sitio que busca posicionarse como un punto de equilibrio entre desarrollo productivo, cuidado del entorno y generación de empleo. Más si se tiene en cuenta que se trata de una zona que, históricamente, convivió con la actividad minera desde épocas coloniales. Aunque nunca a gran escala.
Un pueblo resiliente
Si algo ha caracterizado a Uspallata desde siempre ha sido su capacidad para reinventarse sin perder su esencia. Fue posta del Camino del Inca, escenario del cruce sanmartiniano, estación fundamental en la traza del trasandino, set de Hollywood, candidata a pueblo más lindo del país y, ahora, protagonista de una nueva etapa productiva para Mendoza.

Entre montañas imponentes, recuerdos de cine y debates de futuro, Uspallata sigue siendo ese lugar donde el paisaje manda y vive historia (antigua y moderna). Un pueblo que supo ser el Tíbet, por un rato, y que hoy vuelve a ocupar un lugar central en el mapa mendocino.