El vino de Mendoza en riesgo: cómo enfrentan las bodegas la inédita sequía

La región de Cuyo experimenta la peor sequía en más de un siglo. Parte de la industria vitivinícola de la región, afamada en el mundo entero, busca a través de la “tecnificación” adaptarse a la nueva normalidad del régimen de nieve y lluvia.

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la sequía hidrológica actual no tiene precedentes en más de un siglo en la región de Cuyo.

La actual y extensa sequía que ya lleva tres temporadas golpea de lleno distintos sectores productivos de la República Argentina.

La industria vitivinícola nacional, posicionada como la 7° productora y la 10° exportadora a nivel mundial, es uno de los sectores que buscan alternativas para adaptarse a la “nueva normalidad” y paliar las graves consecuencias del déficit de precipitaciones en los últimos años.

"Si se tienen en cuenta los registros instrumentales, que para muchos ríos de la región de Cuyo comienzan a principios del siglo pasado, la sequía hidrológica actual no tiene precedentes en los últimos 112 años", explicaba tiempo atrás a Clarín Juan Rivera, doctor en Ciencias de la Atmósfera y los Océanos e investigador del CONICET.

La sequía hidrológica actual no tiene precedentes en los últimos 112 años.

En Mendoza, las precipitaciones son escasas (unos 250 mm anuales) y la provincia depende en gran medida del deshielo de la nieve, que durante los meses del verano alimenta las cuencas de los principales ríos. El problema es, precisamente, que cada año nieva menos.

En declaraciones a la Agencia EFE, Marcela Andino, doctora en Derecho de Aguas y asesora del Departamento General de Irrigación que es la autoridad del agua a nivel local, indicó que “los glaciares están retrocediendo, la nieve es escasa y el aumento de la temperatura está generando una situación en donde las cinco cuencas principales de nuestra provincia presentan un estado de sequía entre severa y extrema”.

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La industria vitivinícola nacional está posicionada como la 7° productora y la 10° exportadora a nivel mundial.

Los datos de este organismo son alarmantes: el río Mendoza, que nutre a la capital provincial y a la mayoría de las bodegas, escurrió unos 785 hectómetros cúbicos de agua durante la temporada 2021/2022, un 56 % del volumen habitual, lo que supuso la peor campaña de los últimos 50 años.

La tendencia observada y proyectada, con una sequía agravándose en lo que resta del siglo sobre la Cordillera de los Andes, es una real preocupación entre los productores dado que son estos ríos los que constituyen la fuente principal de agua sobre la cual se sustentan las actividades económicas de la región.

Bodegas de Mendoza en alerta por la sequia

Son más de 600 bodegas las encargadas de producir alrededor de 10 millones de hectolitros de vino por año, convirtiendo a la provincia de Mendoza en el principal exponente de esta bebida en Argentina y con gran reconocimiento alrededor del mundo.

En el contexto actual, las bodegas mendocinas impulsan una “tecnificación” del tipo de riego, que tradicionalmente se dividía en dos sistemas: el riego canalizado o de “turno” y el bombeo de las napas en profundidad (pozos), variantes que están igual de afectadas por la escasez de agua.

La Agencia EFE resalta el caso del Grupo Avinea, que tiene una mayoría sus viñedos abastecidos por depósitos, con perforaciones que administran “de la mejor forma posible”; al tiempo que aplican la “viticultura de precisión” a la hora de hacer mediciones del suelo y optimizar el riego por goteo.

“La tecnificación no es solo la administración concreta del agua y no solo supone una mejora en la precisión y en la calidad; también es ahorro y conocimiento (…). Realmente, no trabajar de esta forma se va a tornar muy complejo”, apunta el gerente técnico del Grupo Avinea a EFE.

Cambio climático, necesidad de adaptación

En opinión del directivo del Grupo Avinea concedida a EFE, “no hay duda” de que la única forma de sobrevivir ante esta sequía prolongada pasa por la tecnificación de los procesos productivos, algo que lógicamente es más accesible de realizar para las bodegas de mayor tamaño.

“Es muy probable que las empresas más desarrolladas vayan a estar más tecnificadas y, por ahí, tal vez los productores más pequeños son los que más les va a costar. Ahí es donde hay que buscar todas las herramientas para esa mejora”, subraya Murgia.

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