El volcán Planchón-Peteroa mantiene alerta amarilla: qué se sabe sobre la nueva actividad en la Cordillera de los Andes
En los últimos días se intensificó la actividad del volcán Planchón - Peteroa, uno de los dos más activos de la Cordillera de los Andes.

El volcán Planchón-Peteroa es una de las formaciones más activas de la Cordillera de los Andes, por lo que no sorprende que haya vuelto a dar señales de "vida". En los últimos días se registró caída de ceniza y material volcánico en algunos sectores de Malargüe y en la localidad de Bardas Blancas, en el sur de Mendoza.
No obstante, los especialistas aclaran que no hay motivos para alarmarse: la actividad se mantiene dentro de los parámetros habituales del complejo.
Según explicaron a Meteored desde el Observatorio Argentino de Vigilancia Volcánica (OAVV), dependiente del Servicio Geológico Minero Argentino (Segemar), la presencia de cenizas en estas zonas no responde a un aumento en la energía del volcán, sino a la acción de los vientos.
“Las columnas no crecieron ni variaron en altura. Lo que ocurrió es que los vientos fueron más intensos que en otros días y eso favoreció la dispersión del material a más de 100 kilómetros”, detalló Sebastián García, director del OAVV.
Según explicó el especialista, el fenómeno generó reportes de olor a azufre y una leve bruma sobre el cielo malargüino.
“Las columnas son bajas y el material particulado es muy fino”, agregó, y llevó tranquilidad al destacar que el monitoreo sísmico y visual es constante.
Un volcán inquieto, pero conocido
El Planchón-Peteroa ocupa el puesto número dos en el Ranking de Riesgo Volcánico de la Argentina, debido a su frecuencia eruptiva y su capacidad de emitir cenizas.

“Es uno de los volcanes más activos de Argentina. En tiempos recientes tuvo erupciones en 1991, entre 2010 y 2011, y entre 2018 y 2019”, recordó García.
La nueva etapa de reactivación se detectó en marzo de este año con el registro de un leve aumento en la actividad interna. En julio, en tanto, esos movimientos se intensificaron, lo que llevó a los equipos argentino y chileno a elevar la alerta técnica de verde a amarilla.
“Esto no implica una erupción inminente”, aclaró el experto..
Qué está pasando ahora
Desde agosto, la evolución sísmica mostró nuevas variaciones, acompañadas de emisiones de gases y vapor de agua. En octubre, comenzaron a registrarse las primeras explosiones con material particulado en formas de columnas de entre 40 y 1.000 metros sobre el cráter.
Aun así, la situación se considera de baja magnitud y bajo contenido de cenizas, afectando un radio de entre seis y ocho kilómetros alrededor del volcán. “Por ahora, no hay población cercana ni afectación directa. El Paso Vergara continúa cerrado y la zona del centro de esquí El Azufre es la única con presencia de material particulado”, explicó García.
Lo que se viene: la veranada y el Paso Vergara
El mayor punto de atención estará puesto en los próximos meses, cuando comience la temporada de veranadas y los puesteros suban a la cordillera con su ganado. “Cuando eso ocurra, puede haber exposición a las cenizas. Por eso recomendamos medidas preventivas, como usar barbijos, proteger las fuentes de agua y evitar que los animales consuman pasturas contaminadas”, advirtió el director del OAVV.
El SEGEMAR a través del OAVV informa sobre el registro de un nuevo pulso de emisión de ceniza en el Complejo Volcánico Planchón-Peteroa, que alcanzó 1100 m sobre el nivel del cráter, y se dispersó hacia el SSE. Se mantiene el nivel de alerta técnica del volcán en color Amarillo pic.twitter.com/4Hc0CoHdEQ
— SEGEMAR (@segemar) November 6, 2025
En cuanto al alcance de las cenizas, los expertos descartan que puedan llegar al Gran Mendoza, el Valle de Uco o San Rafael, aunque no se descarta que -si la actividad se incrementa- vuelvan a verse partículas en Malargüe o Las Loicas, tal como ocurrió en 1991 y 2019.
Siempre alertas a la actividad volcánica
Desde el Segemar remarcan que los observatorios vulcanológicos emiten alertas técnicas, pero las decisiones preventivas que involucran a la población dependen de Protección Civil.

Por ahora, la consigna es clara: ocuparse antes que preocuparse. El Planchón-Peteroa sigue activo, pero bajo control. Y mientras la ciencia sigue de cerca cada temblor, la cordillera mendocina recuerda, una vez más, que sigue viva.