La administración Trump evalúa desmantelar el NCAR, una institución clave para la investigación atmosférica mundial
La administración de Donald Trump planea fragmentar el National Center for Atmospheric Research. Esto genera una fuerte preocupación en la comunidad científica internacional. El centro es clave para el desarrollo de modelos climáticos y meteorológicos que permiten anticipar eventos extremos.

La ciencia del clima atraviesa un momento de fuerte tensión política en Estados Unidos. La administración de Donald Trump evalúa dividir el National Center for Atmospheric Research (NCAR), una institución clave para la investigación atmosférica mundial. La información fue revelada por el sitio EOS y luego confirmada por medios nacionales como USA Today, generando una inmediata reacción en la comunidad científica.
El NCAR, con sede en Boulder, Colorado, es desde hace décadas un pilar del conocimiento sobre el clima, la atmósfera y los sistemas terrestres. Sus investigaciones sostienen modelos meteorológicos y climáticos utilizados a escala global, incluidos aquellos que permiten anticipar eventos extremos cada vez más frecuentes. La posibilidad de fragmentar su estructura amenaza con interrumpir líneas de trabajo críticas y colaboraciones internacionales consolidadas.

Según EOS, la propuesta apunta a redistribuir funciones del centro hacia distintas agencias federales, diluyendo su autonomía científica. Expertos advierten que esta decisión no solo tendría consecuencias administrativas, sino también un impacto directo sobre la calidad y continuidad de la investigación climática en un contexto de calentamiento global acelerado. La noticia ha encendido un debate que trasciende fronteras y alcanza al conjunto de la ciencia atmosférica.
El rol estratégico del NCAR en la ciencia global
Desde su creación, el NCAR ha sido una referencia mundial en el estudio de la atmósfera y el clima. Alberga equipos multidisciplinarios que investigan desde la dinámica de tormentas severas hasta la evolución del cambio climático a largo plazo. Su misión, detallada en su sitio oficial, se basa en producir ciencia independiente al servicio de la sociedad y de los responsables de la toma de decisiones.
The Trump administration is in the process of dismantling the National Center for Atmospheric Research (NCAR) in Boulder, Colorado. The move has generated enormous alarm in the scientific community, particularly among climate scientists and meteorologists.
— PBS News (@NewsHour) December 20, 2025
NCAR is one of the pic.twitter.com/xBnI1l5SJ6
Uno de los activos más valiosos del centro es su infraestructura de supercomputación. A través de recursos como los detallados en su área de computación avanzada, el NCAR permite ejecutar simulaciones climáticas de altísima resolución. Estos modelos son fundamentales para comprender el aumento de olas de calor, sequías prolongadas y precipitaciones extremas observadas en los últimos años.
Diversos estudios científicos coinciden en que la intensificación de estos fenómenos está directamente relacionada con el aumento de gases de efecto invernadero. Limitar o fragmentar la capacidad del NCAR implicaría reducir la precisión de las proyecciones futuras, justo cuando la sociedad más necesita información robusta para adaptarse y mitigar los impactos del cambio climático.
Ciencia, política y consecuencias a largo plazo
El plan de desmantelamiento, según USA Today, se enmarca en una estrategia más amplia de recorte y reorganización de instituciones científicas federales. Aunque aún no hay una decisión definitiva, la sola posibilidad ha generado preocupación entre investigadores, universidades y organismos meteorológicos de todo el mundo. El NCAR no es un centro aislado, sino un nodo central de una extensa red científica internacional.

Especialistas advierten que la fragmentación podría provocar fuga de talentos, pérdida de proyectos en curso y retrasos significativos en el desarrollo de nuevos modelos climáticos. En un escenario de calentamiento global récord, cualquier debilitamiento de la ciencia climática tiene efectos que se extienden mucho más allá de las fronteras estadounidenses. La meteorología operativa y la gestión del riesgo también dependen de estos avances.
La fuente original de esta información es el sitio EOS, especializado en ciencia de la Tierra, junto con la cobertura de USA Today. Ambos coinciden en que el debate recién comienza y que la presión de la comunidad científica será determinante. Lo que está en juego no es solo el futuro de una institución, sino la capacidad global de comprender y anticipar los cambios del sistema climático.