Las temperaturas nocturnas elevadas son más peligrosas que las diurnas

Las temperaturas mínimas muy elevadas impiden el descanso del cuerpo y disparan la mortalidad asociada al calor. El organismo es incapaz de recuperarse de los días calurosos. Las olas de calor se multiplicaron hasta 6 veces respecto de la década de los 80.

Temperaturas nocturnas
Durante las olas de calor las altas temperaturas nocturnas disparan la mortalidad al no poder el cuerpo reponerse.

Durante las olas de calor generalmente ponemos el foco en los valores de temperatura máxima que es el parámetro que mejor la describe. En especial cuando estos picos de calor se extienden en el tiempo. Pero dejamos en un segundo plano los valores de temperatura mínima que pueden resultar en muy peligrosos para la salud humana. Sobre este punto ha señalado especialmente la Organización Meteorológica Mundial (OMM) en un comunicado del pasado 18 de julio.

A medida que se registran temperaturas máximas que en muchos casos son récords, ignoramos las de la noche. Esto es preocupante porque las altas temperaturas nocturnas repetidas son especialmente peligrosas para la salud humana, ya que el organismo es incapaz de recuperarse de los días calurosos, lo que provoca un aumento de los casos de infarto y muerte. Son las temperaturas nocturnas las que entrañan mayores riesgos para la salud, especialmente para las poblaciones vulnerables.

John Nairn, uno de los principales asesores de la OMM sobre calor extremo indicó que "necesitamos que el mundo amplíe su atención más allá de la temperatura máxima únicamente. En muchos lugares en los que las máximas alcanzan los 40 °C o más, la temperatura puede seguir rondando los 40 °C a medianoche. En estas circunstancias, la temperatura mínima es más importante para la salud y para que no fallen las infraestructuras críticas durante las olas de calor extremo". Gran parte de la población bajo este riesgo no tiene manera de refrigerarse.

Es inevitable que el calor sea más intenso

Nairn expresó que "en todo el mundo es inevitable que el calor sea más intenso y extremo; es imperativo prepararse y adaptarse, ya que las ciudades, los hogares y los lugares de trabajo no están construidos para soportar altas temperaturas prolongadas, y las personas vulnerables no son suficientemente conscientes de la gravedad del riesgo que el calor supone para su salud y bienestar". En condiciones de calor prolongado, muchas viviendas con pobre ventilación pueden mantener temperaturas extremadamente altas en horas de descanso.

El hemisferio norte sufre 6 veces más olas de calor ahora que en la década de los 80.

Comparando con la década de los 80, los datos muestran que el hemisferio norte hoy sufre 6 veces más olas de calor, y la barrera de los 45 ºC se está superando con mayor facilidad. En estos últimos días, la ciudad de Phoenix, en Arizona, Estados Unidos, ha tenigo 9 días en los que la temperatura no ha bajado de los 100º F, o sea 34,4 º C. El pasado 20 de julio, con una máxima de 48 ºC y una mínima de 36,6 ºC alcanzó una temperatura media diaria de 42,2 ºC, quebrando el record del 26 de junio de 1990 que había sido de 41.4 ºC.

El calor nocturno dispara los casos de fallecimientos por ataques cardíacos, y pone en riesgo a la población más vulnerable, especialmente personas mayores o niños pequeños. El stress que sufre el cuerpo al no descansar se potencia al día siguiente en el caso de personas que tienen trabajos al aire libre o de mucho esfuerzo. Según Nairn, la cifra de más de 60.000 muertes asociadas al calor en 2022, de la que informamos en Meteored, podría ser conservadora. El escenario es complejo porque estamos a las puertas de un nuevo evento de El Niño.

La incógnita de El Niño

El Niño es un evento a gran escala, por lo que el calentamiento de las aguas superficiales del Pacífico Ecuatorial frente a las costas de Sudamérica liberan grandes cantidades de energía a a la atmósfera generando una serie de impactos en la circulación a nivel global. Uno de los impactos más importantes es el aumento de las temperaturas globales. Es por ello que las miradas están puestas al verano del hemisferio sur a principios de 2024, y cómo podrá repercutir en las temperaturas del próximo verano en el hemisferio norte.

Según relata República, el fenómeno de El Niño amplificará la frecuencia e intensidad de los episodios de calor extremo. Y como escenario inicial, se parte de una atmósfera más caliente que la de la década de los 80 cuando se registró uno de los eventos de El Niño más intenso. En Europa, es la cuenca del Mediterráneo donde ese calor adicional hace mayor efecto.

Las incógnitas se suman a las muy elevadas temperaturas oceánicas que se están reportando en varios puntos del planeta. Por caso, las aguas del océano Atlántico en los alrededores de la península de Florida han alcanzado los 32 ºC, y en el Mediterráneo se tocaron picos de 30 ºC, un valor que se esperaba para dentro de algunas décadas. Desde Cruz Roja se señala que la mayoría de muertes relacionadas con el calor extremo no ocurren por ataques al corazón directos, sino por el impacto en personas con enfermedades preexistentes. El calor extremo puede empeorar los problemas cardiovasculares y respiratorios.

Destacamos