Más allá del miedo: la ciclogénesis en Argentina y sus verdaderos impactos
El término suele despertar inquietud cada vez que aparece en las noticias. Sin embargo, la ciclogénesis es un proceso natural de la atmósfera. Te contamos qué significa, cómo funciona y por qué en Argentina es más común de lo que pensamos.

Cada tanto aparece en los medios una palabra que parece sacada de un manual de catástrofes: ciclogénesis. Suena raro, largo y hasta un poco amenazante. No falta quien lo asocie con ciclones devastadores o tormentas históricas. Pero lo cierto es que la ciclogénesis no es nada extraordinario, sino un proceso normal de la atmósfera, especialmente frecuente en invierno en Argentina.
Antes de entrar en detalle, conviene aclarar algo importante: cuando hablamos de ciclogénesis no estamos hablando de un fenómeno, sino de un proceso. Y la diferencia no es un capricho de los meteorólogos.
La tormenta Bert sufre una ciclogénesis explosiva y luego se fusiona en un amplio giro de baja presión, creando un enorme campo de viento. pic.twitter.com/F5QBfehChj
— X (@EarthquakeChil1) November 24, 2024
Un fenómeno es algo que vemos o experimentamos directamente: una tormenta con granizo, una nevada, un viento zonda. En cambio, un proceso es la serie de mecanismos o pasos que llevan a que estos fenómenos ocurran. La ciclogénesis es un proceso meteorológico: la formación o intensificación de un sistema de baja presión que, como resultado, genera los fenómenos que observamos, como fuertes vientos y lluvias. En este sentido, un ciclón es el "producto" de la ciclogénesis.
La palabra combina “ciclo” (de ciclón) y “génesis” (origen). Es, literalmente, la formación o intensificación de un ciclón. Ahora bien, ¿qué es un ciclón?
En meteorología, un ciclón es un sistema de baja presión donde la presión del aire es menor que la de su entorno. Para compensar esta diferencia, el aire de las zonas circundantes, con mayor presión, se desplaza hacia el centro del ciclón. La rotación de la Tierra (efecto Coriolis) hace que este flujo de aire gire en sentido horario en el hemisferio sur. Este movimiento de convergencia y ascenso del aire es lo que genera nubosidad, vientos y, a veces, precipitaciones.
Los distintos tipos de ciclones
Acá es donde suele aparecer la confusión. Mucha gente escucha la palabra “ciclón” y piensa directamente en huracanes. Y sí, los huracanes son un tipo de ciclón… pero no el único.
Aunque todos los ciclones se caracterizan por una baja presión, se clasifican según su origen y la energía que los alimenta. Existen cuatro grandes grupos:
Ciclones tropicales:
Se forman sobre mares cálidos de las zonas tropicales. Se alimentan del calor y la humedad del océano, y desaparecen al ingresar a tierra. Son los huracanes del Atlántico y los tifones del Pacífico. Necesitan sí o sí agua templada y mucho calor.
The last 12 hours of Major Hurricane Erin.
— Colin McCarthy (@US_Stormwatch) August 17, 2025
One of the fastest-intensifying hurricanes ever recorded in the Atlantic, and also one of the earliest Category 5s on record in the basin.
Mesmerizing storm to watch from space. pic.twitter.com/OEFKH6J53T
Tienen un ojo bien definido, y próximo a él se encuentran las tormentas y los vientos más intensos. Su tamaño es bien compacto, simétrico, de unos 100 a 300 km aproximadamente y los vientos pueden superar los 200 km/h.
Ciclones extratropicales:
Los más comunes en latitudes medias, como Argentina. Se forman cuando interactúan masas de aire de distintas temperaturas, como el aire frío polar y el aire más cálido y húmedo del norte. Se pueden formar sobre tierra, no tiene ojo, es asimétrico y puede medir más de 1000 km.
️ #Brasil | Imagen satelital del enorme e intenso #CiclónExtratropical sobre el Atlántico al este de Rio Grande del Sur. Se espera que un sistema de baja presión se forme al Noroeste de #Uruguay y se desplace hacia el Sureste, saliendo por la zona de la frontera de #Brasil pic.twitter.com/aZHVV9JsT9
— Darwin sem Charles | 2009 (@cmdarwindavid) November 4, 2023
Sus vientos afectan una zona muy grande y son mucho más debiles que los de los huracanes, de aproximadamente 100 km/h en casos extremos.
Ciclones subtropicales:
Son un híbrido entre los dos anteriores, con características de ambos. Menos frecuentes y bastante específicos de ciertas regiones.
Inusual tormenta subtropical frente costas de Uruguay - Brasil llamado #Raoni.
— SkyAlert Storm (@SkyAlertStorm) June 29, 2021
Ciclones en el Atlántico Sur son muy inusuales por tener condiciones muy desfavorables para su desarrollo. El único ciclón que ha alcanzado la categoría de huracán (cat 2) fue Catarina en 2004. pic.twitter.com/RZMbLYvjhR
No hay registros de uno en Argentina, pero sí en Brasil. Suelen recibir nombre, igual que los huracanes.
Mesociclón:
Se forman debido a la presencia de cizalladura vertical del viento, es decir, cambios en la velocidad y/o dirección del viento con la altura. Esta cizalladura puede hacer que una porción de la tormenta comience a rotar.
Mesociclón ahora en Córdoba. Las imágenes son desde el aeródromo y el aeropuerto. Se ve la rotación en el video, pero (hasta ahora) no se tiene un tornado asociado pic.twitter.com/ZZ3gbTYf6k
— Cindy (@cindymfernandez) March 3, 2025
Si la rotación se intensifica y se extiende verticalmente a través de una parte significativa de la tormenta, se considera un mesociclón. Miden de 2 a 10 km y a veces forman tornados.
En nuestro país, lo que aparece cada tanto es la ciclogénesis extratropical, sobre todo en el Atlántico Sur durante el invierno, y los mesociclones en los meses más cálidos.
¿Qué impactos tiene en Argentina?
No toda ciclogénesis termina en un temporal devastador. Muchas veces se forman ciclones débiles que apenas generan nubosidad o lluvias moderadas. En otros casos, si el sistema se intensifica, puede provocar temporales de viento, lluvias fuertes o sudestadas, como las que cada tanto afectan al Río de la Plata y a la costa bonaerense.
En general, se trata de procesos que los meteorólogos monitorean con anticipación. El Servicio Meteorológico Nacional y otros centros de predicción regional identifican estas situaciones y emiten alertas si hay riesgos concretos.
Parte del miedo que genera este término tiene que ver con su nombre. Si en lugar de “ciclogénesis” dijéramos simplemente “formación de un centro de baja presión”, probablemente el impacto sería mucho menor. Pero claro, las palabras largas y técnicas tienen mala prensa, y más aún si aparecen en titulares alarmistas.