Renace en California un lago que estuvo seco por más de un siglo

Las precipitaciones extraordinarias que recibió California en el invierno pasado aportaron un volumen impensado de nieve a sus montañas. Ahora, un lago que se había secado hace más de 100 años para dar paso a la agricultura, amenaza con regresar e inundar la zona.

Lago Tulare
Luego de una temporada récord de precipitaciones, el lago Tulare, que se había secado hace más de un siglo, regresa y pone en problemas a una de las principales cuencas agropecuarias de Estados Unidos.

El invierno que ha terminado en California se ha caracterizado por una secuencia de ríos atmosféricos muy intensos que han aportado precipitaciones varias veces por encima de los promedios. Si bien es cierto que estos eventos pusieron en pausa a la sequía persistente de los últimos años, la cantidad de nieve acumulada en las montañas, especialmente sobre la Sierra Nevada, al este del estado, lentamente se va convirtiendo en una pesadilla para muchos habitantes.

Las lluvias produjeron en su momento inundaciones repentinas, pero ahora el deshielo de la abrumadora cantidad de nieve se convierte en un serio problema. Según relata Univisión, las fuertes inundaciones que han afectado pueblos y granjas en el Valle de San Joaquín, en el centro de California, y los deshielos han comenzado a resucitar el Lago Tulare. Este lago fue drenado a finales del siglo XIX, y la cuenca seca del Lago Tulare ha servido como tierra fértil para la agricultura del valle.

Pero ahora su renacimiento por las inundaciones causadas por el atípico invierno amenaza con trastornar esa actividad. Lo cierto es que a mediados del siglo XIX se inició una obra para desviar a los ríos y quebradas que lo alimentaban con el fin de aprovechar el agua para la agricultura y servir a las ciudades cercanas secándolo completamente. Como resultado el lago se secó totalmente.

Una enorme cuenca agrícola en riesgo

El Lago Tulare había sido hasta ese momento el cuerpo de agua dulce más grande al oeste del río Mississippi con una superficie de casi 2100 kilómetros cuadrados, el equivalente a cuatro veces el tamaño del Lago Tahoe que es el más grande de California. Para tener referencia, el Tulare llegó a tener más del triple de superficie cubierta que el lago Nahuel Huapi.

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Hoy la cuenca del Tulare sirve como tierra fértil para una enorme superficie dedicada a la agricultura que abastece al país y exporta al mundo desde hace más de un siglo. Allí predominan frutales, verduras, nueces, pistachos y almendras. Hoy gran parte de esa producción en el valle se ve amenazada.

A las autoridades les está costando mucho contener el avance de las aguas, y aun que da por delante la etapa más importante de los deshielos de finales de primavera. El condado de Tulare ocupa el segundo lugar en Estados Unidos por valor de mercado agrícola, según el Censo de Agricultura de 2017. También se caracteriza por la producción de leche y quesos. Muchos de sus productos son una marca registrada de California.

Pueden quedar anegamientos por años

Al finalizar el invierno, unos 20 ríos atmosféricos habían impactado a California, de los cuales al menos cinco resultaron muy intensos. Ahora, las inundaciones está teniendo un costado menos deseado, al enfrentar a vecinos en un área en la que pequeñas granjas familiares conviven con enormes granjas industrializadas y donde las soluciones que benefician a unos pueden ser perjudiciales para otros.

Imagenes satelitales Tulare
Comparativa de imágenes satelitales del área de la cuenca del Tulare entre marzo 2022 y marzo 2023. Imagen: NASA.

En una conferencia de prensa citada por el medio regional Telemundo Fresno, el jefe del Alguacil del condado Kings, David Robinson, indicó que la cuenca del lago Tulare volvió a llenarse de agua, algo que no sucedía en 40 años. Pero el escenario actual es más complejo porque el volumen de nieve caída ha quebrado por muchos los récords anteriores. La meteoróloga Gabriela Dellan, citada por el mismo medio, concluyó que es muy probable que se tengan esos niveles de agua al menos hasta el verano.

Aunque no se vean lluvias, la vigilancia por inundación se mantiene ya que ahora el componente esencial es la velocidad del deshielo. Muchos lo ven como un desastre en cámara lenta, y cruzan los dedos para que el calor intenso llegue lentamente y evite un deshielo masivo en poco tiempo, lo que agravaría potencialmente la situación. Algunos analistas coinciden en afirmar que algunas áreas podrán estar anegadas por años.

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