Una tormenta solar impactará la Tierra este jueves 21: ¿qué puede pasar?

De acuerdo a las previsiones de la NOAA, una nueva tormenta solar podría golpear la Tierra este jueves 21, lo que provocaría la interrupción de satélites, GPS y otros sistemas de telecomunicaciones. Te contamos los detalles.

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La física de fenómenos solares como las eyecciones de masa coronal aún no ha sido estudiada en detalle, pero todo apunta a que son de naturaleza magnética, con un ciclo de aproximadamente 11 años.

El 11 de julio, una erupción solar captó la atención del personal de los observatorios espaciales en distintos puntos del planeta. Este fenómeno, que normalmente ocurre en la atmósfera del "Astro Rey", consiste en una repentina explosión de radiación electromagnética y partículas de energía originada en una pequeña región de la atmósfera solar.

En este caso provenía de una región del Sol donde su campo magnético es especialmente fuerte y complejo, lo que provocó que estas explosiones viajen a la velocidad de la luz.

Sin embargo, estos fenómenos no siempre ocurren de manera espontánea, sino que son el resultado de un proceso mucho mayor como el que está experimentando el Sol en este momento.

Dentro del Sol, el mismo campo magnético que causó la explosión observada el 11 de julio continuó girando para lanzar enormes cantidades de plasma solar al espacio. Este proceso, conocido como eyección de masa coronal (CME, por sus siglas en ingles), se desplaza a una velocidad menor que las eyecciones y eso es precisamente lo que sucedió toda la semana pasada.

Fue el 15 de julio cuando una de ellas se proyectó desde el Sol hacia la Tierra y, a pesar de su menor velocidad, las previsiones del Centro de Predicción del Clima Espacial de la NOAA (Space Weather Prediction Center, en inglés) indican que llegará a la Tierra este jueves 21 de julio.

¿Cómo podría afectar la tormenta solar a las telecomunicaciones?

La física de estos fenómenos solares (viento solar, manchas solares, erupciones solares y eyecciones de masa coronal) aún no se ha estudiado en detalle, pero toda la evidencia sugiere que son principalmente de naturaleza magnética y ocurren aproximadamente cada 11 años.

Es entonces cuando el Sol experimenta sus períodos magnéticos más activos, conocidos como máximos solares, cuando la frecuencia de tales eventos es particularmente alta.

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Y es precisamente ahora que el Sol se acerca al pico de su ciclo actual, que se estima alcanzará su máximo durante 2024, ya que desde el pasado otoño (2021) se ha registrado una cantidad cada vez mayor de estos fenómenos en la atmósfera superior de la Tierra.

Una eyección de masa coronal puede afectar a la Tierra de diferentes formas: aunque suele ir acompañada de auroras polares (comúnmente visibles en latitudes altas), su interacción con la magnetosfera terrestre puede provocar la compresión y modificación de su estructura, generando nuevos campos magnéticos más complejos, además del campo magnético terrestre existente.

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Los efectos de una tormenta geomagnética se pueden sentir en forma de interrupciones en los satélites, GPS y otros sistemas de telecomunicaciones.

Este fenómeno se denomina tormenta geomagnética y sus efectos se pueden sentir en forma de interrupciones en las comunicaciones por radio y satélite, así como cortes de energía en los casos más extremos.

La buena noticia de este pronóstico realizado por la NOAA es que las estimaciones apuntan a que esta tormenta geomagnética se encuentra en su nivel más bajo (1), lo que eventualmente podría causar fluctuaciones en la red eléctrica y tener poco impacto en las operaciones de los satélites terrestres, como así también afectar a animales migratorios. A pesar de todo esto, no representa un peligro para la salud humana.

Una mirada a la historia

A pesar de la leve intensidad esperada para esta tormenta, siempre es bueno echar un vistazo a la historia y tener presente eventos pasados más graves.

El año 1859 se recuerda como el período que dio origen al Evento de Carrington: en ese año, una gran tormenta geomagnética con el mismo origen provocó la falla de las redes telegráficas en Europa y América del Norte. Además, prendió fuego a los receptores y provocó varias electrocuciones en un mundo que no era tan dependiente de las telecomunicaciones como lo es hoy.