Cuando la sequía silenció a una civilización: el colapso climático que golpeó a los mayas

Nuevas evidencias paleoclimáticas revelan que una sequía prolongada, con un episodio extremo de trece años casi sin lluvias, coincidió con el declive de las principales ciudades del periodo clásico maya. El hallazgo, derivado del análisis de estalagmitas en cuevas del Yucatán, ofrece una cronología climática precisa.

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Ek' Balam fua una antigua ciudad maya en el estado de Yucatán, en México. Fue la capital del reino maya de Talol que gobernó una parte del noreste de Yucatán. Imagen (CC) Florian Delée

Durante décadas, arqueólogos e historiadores debatieron las causas del derrumbe maya. Conflictos bélicos, tensiones políticas internas, deterioro ambiental y cambios en rutas comerciales aparecían como explicaciones plausibles. Sin embargo, múltiples indicadores independientes sugerían que la sequía desempeñó un papel fundamental y que la variabilidad climática pudo haber sido más severa de lo pensado, tal como relata un extenso artículo de Eos.

Una estalagmita hallada en una cueva del Yucatán reveló un megasequía de trece años consecutivos que coincidió con la caída de las principales ciudades mayas, un golpe climático de tal magnitud que alteró la agricultura, la política y la vida cotidiana de toda la región.

Investigaciones previas basadas en sedimentos lacustres de Yucatán mostraban una reducción marcada en la disponibilidad de agua entre los años 800 y 1000 d.C., un periodo que coincide con el abandono de decenas de centros urbanos. Esa señal climática estableció el marco general, pero no permitía conocer la intensidad estacional de las lluvias, un factor clave en una civilización dependiente de la agricultura de temporal.

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Turistas exploran la Cúpula de la Catedral, la cámara más grande de Grutas Tzabnah (Yucatán, México), y el origen de Tzab06-1. El pozo artificial «La Noria» ilumina ahora la cueva. Imagen: Mark Brenner

El nuevo estudio publicado en Science Advances logra reconstruir, año por año, incluso estación por estación, cómo variaron las precipitaciones entre los siglos noveno y once. El resultado es un registro sin precedentes que coincide casi exactamente con los hitos arqueológicos del colapso maya descrito por el Centro de Investigación MARC de la Universidad de California Santa Bárbara.

Una cueva que guardaba la memoria del clima

Dentro de la cueva de Tzabnah, en el estado mexicano de Yucatán, investigadores extrajeron una estalagmita cuya estructura interna conserva capas anuales de crecimiento. Al analizar la composición isotópica del oxígeno atrapado en esas capas fue posible reconstruir la intensidad de las lluvias con una precisión notable, permitiendo detectar años particularmente secos o húmedos con un nivel de detalle nunca antes logrado.

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Daniel H. James, Ola Kwiecien y David Hodell (de izq. a der.) instalan un muestreador automático de agua por goteo SYP en Grutas Tzabnah (Yucatán, México) para analizar los cambios estacionales en la química del goteo. Imagen: Sebastian Breitenbach


Los resultados muestran que entre 871 y 1021 d.C. ocurrieron al menos ocho sequías estacionales prolongadas
, cada una con una duración mínima de tres años. El hallazgo más sorprendente fue un episodio de trece años consecutivos con lluvias críticamente bajas, un evento climatológico extremo capaz de desestabilizar cualquier sistema agrícola dependiente del ciclo monzónico mesoamericano.

La coincidencia temporal entre estos periodos secos y la disminución en inscripciones monumentales, abandono de centros ceremoniales y caída demográfica refuerza la idea de que el clima fue un factor detonante. La correlación arqueológica, siempre esquiva, se vuelve más sólida gracias a la precisión cronológica del registro subterráneo.

Un colapso social que fue más allá de la sequía

Aun cuando la sequía aparece como el elemento más visible, el colapso maya no fue únicamente un fenómeno ambiental. Las investigaciones recientes sugieren que la sociedad se encontraba ya bajo presión por disputas internas, sobreexplotación del suelo y luchas entre élites rivales. Cuando el recurso hídrico comenzó a escasear, estas tensiones se amplificaron hasta volverse insostenibles.

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Estudios complementarios de regiones que no experimentaron sequías tan severas muestran que también sufrieron despoblación y abandono. Esto indica que la red política y económica maya estaba tan interconectada que los problemas en un territorio repercutían en el resto, generando un efecto dominó que debilitó la estructura estatal en su conjunto.

La evidencia acumulada permite considerar al colapso maya como un caso ejemplar de cómo los choques climáticos pueden exacerbar vulnerabilidades sociales. Para el presente, este episodio histórico sirve como advertencia de que la interacción entre clima, política y economía puede desestabilizar sistemas complejos, especialmente cuando dependen de recursos sensibles al ambiente.

Referencia de la noticia:

Daniel H. James et al. ,Classic Maya response to multiyear seasonal droughts in Northwest Yucatán, Mexico.Sci. Adv.11,eadw7661(2025).DOI:10.1126/sciadv.adw7661