El cerebro y la generosidad: un estudio revela el papel clave de la amígdala basolateral en el comportamiento social

La generosidad humana puede tener un origen más profundo que la educación o la cultura: hunde sus raíces en la estructura del cerebro. Un nuevo estudio internacional revela que la amígdala basolateral, una zona del sistema límbico, desempeña un papel esencial en la calibración del comportamiento social.

UWD y muestra rara con alteraciones genéticas
Las investigaciones llevadas a cabo en pacientes con la enfermedad de Urbach-Wiethe (UWD) demuestran que esta afección genética afecta significativamente a la amígdala basolateral.

La generosidad, uno de los pilares del comportamiento humano, está influenciada por más factores que los sociales o culturales.

Un equipo internacional de investigadores, dirigido por el profesor Tobias Kalenscher de la Universidad Heinrich Heine de Düsseldorf (HHU), ha descubierto que la amígdala basolateral, una subregión del sistema límbico, regula cómo ajustamos nuestro comportamiento social en función de la cercanía emocional. El estudio fue publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).

La amígdala basolateral como reguladora de la generosidad

La investigación involucró a investigadores de Alemania, Países Bajos, Suiza y Sudáfrica y se basó en una muestra rara: cinco mujeres con enfermedad de Urbach-Wiethe (UWD), una condición genética que afecta selectivamente la amígdala basolateral.

Estos pacientes, que viven en Namaqualand, muestran cambios en la forma de percibir e interpretar las emociones, constituyendo un “laboratorio natural” para explorar el comportamiento social.

Para estudiar el impacto de esta lesión, los científicos utilizaron una versión modificada del “juego del dictador”, una prueba clásica en psicología económica. A cada participante se le dieron 200 rands sudafricanos (unos 11 dólares) para distribuir entre ocho personas de su círculo social, elegidas según distintos niveles de cercanía emocional: desde su mejor amigo hasta un completo desconocido.

Los resultados revelaron que los participantes con daño en la amígdala eran tan generosos como los controles con personas cercanas, pero se volvían significativamente más egoístas con individuos emocionalmente más distantes. Esta diferencia, llamada “descuento social”, fue mucho más pronunciada en los casos con UWD , lo que indica una dificultad para ajustar el comportamiento prosocial dependiendo del contexto.

¿Cómo calibra el cerebro las decisiones sociales?

La tendencia a actuar de forma más egoísta cuando la conexión emocional es débil no se debe a diferencias en la empatía, la personalidad o el tamaño de la red social, factores controlados en el estudio. En cambio, sugiere que sin una amígdala basolateral funcional, el cerebro no puede procesar eficazmente el conflicto entre los intereses propios y los de los demás.

“Nuestro estudio demuestra que la amígdala basolateral no es esencial para el altruismo per se, sino para regular el grado de generosidad en función de la distancia emocional”, afirma Luca M. Lüpken, coautor del estudio y candidato a doctorado en la HHU.

El descubrimiento también ayuda a aclarar resultados anteriores aparentemente contradictorios. Algunos estudios han señalado conductas altruistas excesivas en pacientes con TDA, especialmente en dilemas morales o juegos de confianza. Una nueva investigación muestra que la falta de calibración social de la amígdala puede conducir a respuestas automáticas, a veces demasiado altruistas, a veces más egoístas, según el contexto.

“Sin esta calibración, el comportamiento prosocial se vuelve menos flexible y más dependiente de las respuestas aprendidas”, explica Kalenscher. “Esto podría ayudarnos a comprender mejor afecciones como el autismo o la psicopatía, en las que la toma de decisiones sociales suele estar alterada”.

A pesar del pequeño tamaño de la muestra (una limitación inevitable dada la extrema rareza de la enfermedad), la simetría y especificidad de las lesiones cerebrales en los participantes hacen que este estudio sea particularmente sólido. Los investigadores excluyeron a los miembros de la familia y a los convivientes de la lista objetivo, lo que puede haber llevado a patrones de generosidad más conservadores entre todos los participantes.

En conclusión, la amígdala basolateral emerge como un actor clave en la regulación de las decisiones sociales humanas, ajustando el comportamiento de acuerdo a la proximidad emocional con los demás. Este estudio proporciona una explicación novedosa y unificadora de cómo el cerebro gestiona el equilibrio entre el altruismo y el interés propio, con importantes implicaciones para comprender los trastornos del comportamiento social.