El impacto climático de la IA es menor de lo que se temía: incluso podría ayudar a impulsar innovaciones más ecológicas

Últimamente, la IA se ha ganado la reputación de ser un monstruo devorador de energía, y se culpa a los centros de datos del aumento de las emisiones. Sin embargo, nuevas investigaciones sugieren lo contrario, y podrían incluso contribuir a impulsar una innovación más ecológica.

Una nueva investigación ha demostrado que, hasta ahora, el consumo energético total de la IA apenas ha tenido repercusiones a nivel climático, tanto a escala nacional como mundial.
Una nueva investigación ha demostrado que, hasta ahora, el consumo energético total de la IA apenas ha tenido repercusiones a nivel climático, tanto a escala nacional como mundial.
Lee Bell
Lee Bell Meteored Reino Unido 5 min

Durante los últimos años, la IA ha sido considerada el próximo gran enemigo del clima, principalmente debido a sus enormes necesidades energéticas. Con sus enormes salas de datos devorando electricidad y arruinando silenciosamente los planes de cero emisiones netas, no es de extrañar.

Sin embargo, una investigación reciente sugiere que esto podría no ser así, y que, al dejar de lado las ocasionales granjas de servidores que consumen mucha energía, las cifras de consumo energético de la IA parecen sorprendentemente modestas. De hecho, un estudio afirma que podría ser potencialmente beneficiosa para el medio ambiente.

Pequeña huella global

La última investigación se presenta en forma de un informe elaborado por científicos de la Universidad de Waterloo y el Instituto Tecnológico de Georgia. Estos científicos analizaron datos económicos de EE. UU. y los combinaron con estimaciones sobre la frecuencia de uso de herramientas de IA en diferentes sectores. La pregunta que buscaban responder era: si la IA continúa creciendo como hasta ahora, ¿qué consecuencias tendrá esto en el consumo de energía y las emisiones?

Según la Administración de Información Energética de EE. UU., aproximadamente el 83 % de la actividad económica estadounidense aún depende del petróleo, el carbón y el gas, los cuales emiten gases de efecto invernadero al quemarse. En comparación con esto, el equipo descubrió que el consumo total de energía en EE. UU. proveniente de la IA es actualmente aproximadamente igual al consumo de electricidad de Islandia; un error considerable, pero básicamente un error de redondeo a escala nacional y global.

Los economistas han sugerido que la adopción de la IA ha abierto nuevas vías para diseñar y optimizar tecnologías ecológicas más limpias y eficientes.
Los economistas han sugerido que la adopción de la IA ha abierto nuevas vías para diseñar y optimizar tecnologías ecológicas más limpias y eficientes.

Sin embargo, eso no significa que no haya problemas con la IA. La investigación indicó que algunos lugares que albergan centros de big data aún podrían experimentar un aumento drástico en la presión energética local.

"Es importante señalar que el aumento en el consumo de energía no será uniforme. Se sentirá más en los lugares donde se produce electricidad para alimentar los centros de datos", afirmó el economista ambiental Dr. Juan Moreno-Cruz, de la Universidad de Waterloo.

Si analizamos esa energía desde una perspectiva local, es un gran avance, ya que en algunos lugares podría duplicarse la producción de electricidad y las emisiones. Pero a mayor escala, el consumo de energía de la IA no será perceptible.

Potencial impulso verde

Si bien el equipo no profundizó en los detalles económicos de esas ciudades con centros de datos, sí dijo que el panorama general es quizás más alentador que muchos pronósticos pesimistas.

"Para las personas que creen que el uso de IA será un problema importante para el clima y piensan que deberíamos evitarlo, ofrecemos una perspectiva diferente", añadió Moreno-Cruz.

"Los efectos sobre el clima no son tan significativos y podemos utilizar la IA para desarrollar tecnologías verdes o mejorar las existentes".

Para llegar a sus conclusiones, Moreno-Cruz, junto con su colega investigador, el Dr. Anthony Harding, analizaron diversos sectores, los tipos de empleo en cada uno y la proporción de tareas que, en teoría, podrían delegarse en sistemas de IA. A continuación, planean realizar las mismas mediciones en otros países para ver cómo las diferentes redes y economías influyen en la situación.

Sin embargo, insistieron en que nada de esto significa que la IA tenga vía libre. Las redes locales aún deben gestionar una demanda adicional, y si esa energía adicional proviene de combustibles fósiles, las emisiones de carbono aumentan. Pero el mensaje principal del estudio es que la IA no va a destruir el clima por sí sola, e incluso podría ayudar a diseñar y ejecutar la tecnología más limpia necesaria para solucionarlo.

Referencia de la noticia

Watts and bots: the energy implications of AI adoption, published in Environmental Research Letters, December 2025.