¿Fenómeno celestial o consecuencia terrenal? La NASA detecta estas peculiares nubes con sus satélites

Estas nubes capturadas por la NASA despiertan especulaciones de ciencia ficción debido a su extraña forma. Pero, ¿cuál es su verdadero origen?

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Imagen satelital que muestra las nubes Cavum sobre el Golfo de México. (NASA)

En la inmensidad de la atmósfera terrestre, se esconden maravillas que muchas veces escapan de la comprensión humana. Entre ellas, destacan las enigmáticas nubes Cavum, también conocidas como nubes perforadoras o agujeros de caída. A lo largo de los años, su aparición ha despertado debates y especulaciones, incluso alimentando teorías sobre visitas extraterrestres.

¿La razón? Su forma. Esta nube, o más bien la ausencia de ella, se muestra como un enorme agujero en el manto nuboso, dando la sensación de que algo pasó velozmente por el cielo provocando una disipación de las nubes.

Vista desde el suelo, la nube Cavum aparece como un agujero bien definido, generalmente en forma de círculo o elipse, y que parece haber sido recortado de una capa de cirrocúmulos o altocúmulos, con tan sólo con unos pequeños filamentos de nubes en medio del agujero. Desde este agujero es posible ver el cielo azul de las capas superiores de la atmósfera

Vista desde el espacio, su presencia es igualmente sorprendente, y gracias a las imágenes captadas por el espectrorradiómetro MODIS a bordo del satélite Terra de la NASA, podemos verlas con claridad.

El 30 de enero de 2024, sobre el Golfo de México, frente a la costa oeste de Florida, el satélite capturó una vista impresionante de un grupo de nubes Cavum, con estructura característica. Estas formaciones, que parecen cortes perfectos o manchas en un lienzo de nubes, se destacan en contraste con el turquesa de las aguas tropicales.

¿Cómo se forman?

Aunque estas nubes podrían evocar imágenes de lo sobrenatural, su origen tiene raíces bien fundamentadas en la ciencia atmosférica. Investigaciones lideradas por la Corporación Universitaria para la Investigación Atmosférica (UCAR) en 2010 y 2011, desafiaron las teorías previas y profundizaron sobre su verdadera naturaleza. Se descubrió que las nubes Cavum son el resultado de la interacción de aviones con capas de nubes altocúmulos.

Las nubes altocúmulos, compuestas principalmente de gotas de agua líquida sobreenfriada, representan un escenario perfecto para la formación de nubes Cavum. Cuando las aeronaves atraviesan estas nubes, el aire que fluye alrededor de las alas y las hélices enfría aún más las gotas de agua, induciendo su congelación.

Agua líquida sobreenfriada:
gotas que permanecen líquidas incluso cuando las temperaturas están por debajo del punto de congelación típico del agua (0 °C). El sobreenfriamiento ocurre cuando las gotas de agua pura se enfrían lentamente sin que nada las perturbe.

Este proceso, conocido como expansión adiabática, desencadena la formación de cristales de hielo, que eventualmente caen y crean los característicos agujeros en las nubes. Esos cristales a menudo son visibles en el centro de los agujeros como rastros de precipitación, una característica llamada virga (precipitación que cae de la nube pero nunca llega al suelo).

“El sobreenfriamiento puede parecer exótico, pero ocurre de forma rutinaria en la atmósfera de la Tierra. Las nubes altocúmulos, que cubren alrededor del 8 % de la superficie de la Tierra en un momento dado, están compuestas principalmente de gotas de agua líquida sobreenfriadas a una temperatura de aproximadamente -15 °C”, dice la NASA en su publicación.

La forma: circular o alargadas

Los investigadores de la UCAR, en colaboración con el Centro de Investigación Langley de la NASA, emplearon datos de vuelos de aviones, observaciones satelitales y modelos meteorológicos para comprender mejor este fenómeno. Descubrieron que la forma y la duración de las nubes Cavum están influenciadas por varios factores, como el ángulo de paso de las aeronaves, el espesor de la capa de nubes y la temperatura del aire.

Cuando los aviones pasaban a través de las nubes en un ángulo bastante agudo, los investigadores descubrieron que aparecía un pequeño cavum circular. Si pasaban a través de las nubes en un ángulo poco profundo, se hacían visibles “nubes de canal” más largas con largos senderos de virga.

Es importante destacar que una variedad de aeronaves, desde aviones comerciales hasta turbohélices, pueden desencadenar la formación de nubes Cavum. Con más de 1,000 vuelos diarios llegando al Aeropuerto Internacional de Miami y las condiciones atmosféricas adecuadas hacen un escenario favorable para que este fenómeno sea cada vez más frecuente en esa región.

Referencia de la noticia:

Making Sense of Holes in the Clouds, NASA

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