La ciencia trata de develar uno de los mayores misterios de la humanidad: ¿las mujeres sienten más frío que los hombres?

Discusiones de oficinas, salas de cine… ¡y de dormitorios! ¿Qué hay de cierto sobre que las mujeres son más friolentas que los hombres? Veamos lo que dice la ciencia.

Mujer y hombre durmiendo
Uno de los estereotipos más generalizados es las mujeres son más friolentas que los hombres. ¿Qué hay de cierto en ello?

Uno de los mayores estereotipos del mundo actual es que la temperatura de confort de las mujeres es diferente a la de los hombres. La mayoría de nosotros tenemos en mente que es frecuente que las mujeres se quejen de que la refrigeración de la oficina es exagerada, o que las mujeres duerman más abrigadas que los hombres en verano, al tener encendido el aire acondicionado en el dormitorio.

Pero más allá de nuestra percepción, son pocos los estudios controlados que han investigado cómo soportan las bajas temperaturas los cuerpos masculinos y femeninos… y si hay diferencias.

Una reciente investigación ha sorprendido por sus conclusiones, las que rompen todos los preconceptos que teníamos al presente sobre este tópico.

Un “desplazamiento ártico”

Investigadores de los Institutos Nacionales de Salud (NIH), la agencia principal del gobierno de los Estados Unidos responsable de la biomedicina y la salud pública de investigación, han publicado un nuevo estudio denominado “La zona termoneutral en las mujeres sufre un desplazamiento “ártico” respecto a los hombres”.

En este estudio, un grupo de 28 hombres y mujeres pasaron cinco horas en una habitación con temperatura controlada, vistiendo camisas, pantalones cortos o faldas y medias que les fueron proporcionados por los investigadores. Cada día, los participantes fueron monitoreados físicamente y encuestados sobre su comodidad, ya que la temperatura oscilaba entre 17 ºC y 31 ºC.

Los resultados fueron sorprendentes: no se hallaron diferencias de sexo en la percepción de una habitación fría, y se encontraron muy pocas diferencias de sexo en la respuesta fisiológica a ella.

Contrariamente a lo que los investigadores del NIH esperaban encontrar, las mujeres en el estudio tenían una temperatura corporal central ligeramente más alta en temperaturas más frías que los hombres.

Un grado de diferencia

Si bien las mujeres participantes eran físicamente más pequeñas que los hombres y producían menos calor corporal en general, su grasa corporal relativamente mayor ayudó a equilibrar la balanza.

De acuerdo con los resultados, los investigadores del NIH establecieron que la zona de confort del cuerpo femenino en cuanto a temperatura llega a un mínimo de aproximadamente 22 °C, un grado más bajo que el promedio de los participantes masculinos.

Mujer abrigada
El estudio halló que las mujeres tienen una temperatura crítica más baja y más fría (media ± 21,9 ± 1,3 °C frente a 22,9 ± 1,2 °C), lo que se asemeja a un cambio "ártico" en comparación con los hombres.

Esto sugiere que a medida que las temperaturas bajan, el cuerpo femenino no tiene que gastar energía para calentarse tan pronto como el cuerpo masculino, dándole a las mujeres un perfil térmico más "ártico".

Pero esa diferencia de sexo, si bien es significativa, ofrece pocas ventajas. A medida que las temperaturas bajan a 17 ºC, los investigadores no encontraron diferencias de sexo en la aparición de los escalofríos o en qué tan cómodos o incómodos los participantes dijeron que se sentían en la habitación.

Aún no está dicha la última palabra

Antes de este estudio, se sugería que las mujeres se enfrían más a temperaturas más altas que los hombres debido a diferencias fisiológicas entre sexos, como una menor producción de calor, una mayor pérdida de calor o una mayor demanda de calor. Pero ninguna de estas hipótesis se ajusta del todo a los resultados recientes.

Hasta el día de hoy, hay muy pocos estudios que hayan probado rigurosamente las diferencias sexuales en la termorregulación, y el estudio de la fisiología humana se ha centrado principalmente en el cuerpo masculino, usándolo como valor predeterminado para toda la humanidad.

Mujer a diferente temperatura
Son tantas las variables que analizar para determinar si efectivamente hay una diferente percepción de la temperatura en base al sexo o género, que parece difícil que se pueda encontrar una respuesta.

SI bien los investigadores destacan que los principales contribuyentes a las diferencias individuales en la termorregulación humana son los atributos físicos, incluido el tamaño y la composición corporal, que pueden estar mediados en parte por el sexo, coinciden en que este estudio no puede abarcar todas las variables que puedan influir en la percepción de la temperatura. Para ello debería considerarse, además del sexo o género de una persona, los medicamentos, estados de ánimo y cambios hormonales entre muchos otros factores que pueden afectar la forma en que una persona responde y percibe los cambios de temperatura.

Aún faltan muchos estudios para saber quién tiene razón sobre si hay que bajar o subir la temperatura del equipo de aire acondicionado.

Referencia de la noticia:
The thermoneutral zone in women takes an “arctic” shift compared to men. https://www.pnas.org/doi/10.1073/pnas.2311116121