Las traicioneras olas gigantes en el Océano Antártico son más frecuentes de lo que se pensaba, según un estudio

Un estudio explica que las olas gigantes que rodean el océano Antártico, las llamadas "Rogue Waves", son impulsadas por fuertes vientos y se producen con más frecuencia de lo que se pensaba.

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Las olas gigantes rebeldes en el Océano Antártico son más comunes de lo que se pensaba. Crédito: Guy Edwardes/naturepl.com.

Las olas colosales en alta mar, también conocidas en inglés como “Rogue Waves”, son olas anormalmente grandes, impredecibles y repentinas, que pueden resultar sumamente peligrosas para las embarcaciones. Por ello, reciben el adjetivo “traicioneras” o “rebeldes”.

Son el doble de altas que las olas vecinas y aparecen aparentemente de la nada. El registro de una ola rebelde no incluye características específicas del mar circundante, por lo que no es posible hacer comparaciones ni predecir las condiciones necesarias para su formación.

Se han observado olas gigantes traicioneras de entre 8 y 30 metros.

Pero una expedición de la Universidad de Melbourne en las aguas que rodean la Antártida descubrió que los fuertes vientos impulsan la formación de estas olas y que son más comunes de lo que se pensaba. Así lo reveló un estudio reciente en la revista Physical Review Letters.

Olas rebeldes impulsadas por fuertes vientos

El equipo de investigación navegó junto al rompehielos South African Icebreaker S.A. Agulhas-II en 2017 para estudiar olas gigantes en el Océano Antártico, u Océano Austral, donde los fuertes vientos dan forma a las olas más violentas de la Tierra.

Varios mecanismos dan lugar a olas rebeldes. Una fuente primaria implica la superposición de varias ondas en el mismo lugar al mismo tiempo. Esto da como resultado una gran cantidad de energía concentrada, lo que genera olas altas. Pero los fuertes vientos también contribuyen a su desarrollo, ya que ejercen más presión sobre algunas formas de onda que ya son altas.

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Ilustración de cómo se forman las Rogue Waves en el mar. Crédito: CNN.

El viento hace que las olas crezcan progresivamente, volviéndose más altas, más largas y más rápidas. Cuando viajan más rápido que la velocidad del viento, dejan de ser acelerados por éste y alcanzan una etapa “madura” de pleno desarrollo. A través de este proceso, el viento crea una situación caótica donde conviven olas de diferentes dimensiones y direcciones.

Olas colosales más comunes de lo imaginado

Los autores utilizaron un método de imágenes tridimensionales para escanear la superficie del océano durante la expedición: sensores ubicados en el barco, cerca del agua, registrando secuencias de imágenes simultáneas.

Luego, los algoritmos informáticos combinan estas imágenes para reconstruir la superficie ondulada. Los sensores capturaron datos durante las fases de crecimiento de las Rogue Waves, desde las fases iniciales de olas jóvenes alimentadas por el viento hasta olas maduras que no estaban influenciadas por este.

Las condiciones del mar teóricamente más propensas a la autoamplificación de las olas, como los vientos fuertes, producirían olas más rebeldes.

Los resultados mostraron que las olas jóvenes muestran signos de autoamplificación y tienen más probabilidades de convertirse en una ola rebelde. Se registraron olas 2 veces superiores a las de sus vecinos una vez cada seis horas. En cambio, los mares maduros no presentan una mayor probabilidad de olas rebeldes. No detectamos ninguna en estas condiciones.

Pero, ¿qué son las “olas rebeldes”?

Las “Rogue Wavestambién son conocidas como olas monstruosas y olas freak (“Freak Waves”), y miden más de 18 metros de altura. Pueden formarse en grandes masas de agua dulce y también en los océanos.

En la imagen a continuación, el carguero Riverdance que se dirigía de Irlanda a Gran Bretaña estaba a solo 10 millas de su destino cuando fue golpeado por una ola rebelde. El equipo de rescate salvó a toda la tripulación a bordo, pero el barco encalló.

Carguero Riverdance
Carguero Riverdance golpeado por una Rogue Wave violenta. Crédito: Jonathan Slack/My Shot.

Uno de los naufragios más famosos del siglo XX, el SS Edmund Fitzgerald, fue probablemente causado por al menos una ola rebelde en el Lago Superior, una parte de los Grandes Lagos de América del Norte, en noviembre de 1975. Tanto el buque, de 222 metros de eslora, como su tripulación, compuesta por 29 personas, se perdieron.

Referencia de la noticia:

Toffoli, A. et al. Observations of Rogue Seas in the Southern Ocean. Physical Review Letters, v. 132, n. 15, 2024.

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