Por qué los argentinos hablan con las manos (y la ciencia lo respalda)

En Argentina, un gesto dice más que mil palabras. No es solo un rasgo pintoresco: investigaciones en psicología, lingüística y antropología muestran que mover las manos al hablar ayuda a pensar, comunicar mejor y hasta construir identidad cultural.

gestos
Los rioplatenses, al igual que los italianos, suelen complementar las palabras con gestos y movimientos de manos.

Imaginate pedir un café a la distancia o la cuenta del bar sin mover las manos. Para un argentino sería tan raro como preparar un fernet grande y no compartirlo: posible, pero una experiencia incompleta. Lo que parece un tic cultural tiene una explicación mucho más profunda.

La ciencia ya mostró que la conexión entre las manos y la boca va más allá de lo evidente. Estudios de neuroimagen demuestran que las áreas del cerebro que controlan el lenguaje (el área de Broca) y las del movimiento (corteza motora) trabajan en equipo. Dicho de otro modo: cuando agitamos las manos para reforzar una frase, no estamos adornando el discurso, estamos facilitando que ese discurso exista.

Una teoría conocida como Hipótesis de la Facilitación Gestual, propuesta por investigadores como Sotaro Kita y Aslı Özyürek, plantea que gesticular ayuda a organizar y empaquetar los pensamientos para transformarlos en palabras. Al “dar forma” a una idea con las manos, es más fácil acceder al vocabulario correcto y armar frases coherentes.

No es casual que, cuando alguien quiere imitar a un argentino en el exterior, lo primero que hace es mover las manos exageradamente.

Este fenómeno es visible desde la infancia. Investigaciones del CONICET descubrieron que los chicos que gesticulan más desarrollan mejores habilidades narrativas: cuentan historias más largas, con oraciones más complejas y mayor riqueza de detalles. Lo mismo pasa con los bebés: a medida que aprenden nuevas palabras, crece también la variedad y frecuencia de sus gestos. El cuerpo, literalmente, acompaña al lenguaje en construcción.

¿Y para qué sirve tanta acrobacia manual? Para ordenar ideas, bajar la ansiedad de buscar la palabra exacta y, sobre todo, darle vida a lo que decimos. No es casual que en una sobremesa familiar siempre haya una mano describiendo el tamaño del pez que “casi” pescamos o el gol que “casi” metimos.

La italianidad y la pasión rioplatense

Claro que no todo se explica por el cerebro. También hay un factor cultural que ayuda a entender por qué en Argentina -y especialmente en la zona rioplatense- hablar sin mover las manos parece misión imposible.

comunicacion
Para los argentinos, mover las manos también es una forma de comunicación.

Entre 1880 y 1920, el país recibió una inmigración masiva, con casi la mitad de los recién llegados provenientes de Italia. Y si alguien sabe de hablar con las manos, son los italianos, en especial los del sur. La lingüista Isabella Poggi catalogó cientos de gestos típicos italianos, con significados muy precisos. Ese lenguaje corporal cruzó el Atlántico, se mezcló con el español rioplatense y se volvió parte de nuestra identidad cotidiana.

En la mesa de un bodegón porteño, en la cancha al cantar olé olé o en una discusión de tránsito, las manos cumplen múltiples funciones: marcan el ritmo del discurso, refuerzan la emoción y hasta sustituyen una palabra que no aparece. A veces basta un simple movimiento de muñeca para dejar en claro una opinión sin necesidad de pronunciar una sola sílaba.

Los antropólogos llaman a esto cultura expresiva. En Argentina, la comunicación tiende a ser cálida, cercana, con poco espacio personal y mucha intensidad emocional. Los gestos no solo llenan ese espacio reducido: lo expanden, lo amplifican y lo vuelven más envolvente.

Algunos estudios sugieren que gesticular nos ayuda a organizar y empaquetar nuestros pensamientos para convertirlos en palabras. Al "dar forma" a una idea con las manos, es más fácil acceder a las palabras correctas y estructurar el discurso.

Un estudio de Vilma (2012) sobre el español de Buenos Aires mostró que los gestos se usan para marcar énfasis, ordenar la narrativa y regular los turnos de la conversación. Es decir, no son un extra: son parte del sistema de comunicación.

Es justo aclarar que este fenómeno es característico de la región del Río de la Plata (Argentina y Uruguay). Montevideo comparte gran parte de esta herencia cultural y, por lo tanto, la gestualidad exuberante. En otras regiones de Argentina (ej., noroeste) la gestualidad puede ser algo más contenida, aunque la influencia mediática de Buenos Aires la ha homogeneizado en gran medida.

Cuando las palabras no alcanzan

Los gestos transmiten emociones y personalidad. Una mano abierta hacia arriba puede dar confianza; unos dedos entrelazados, nerviosismo. En la vida diaria, los argentinos usamos las manos para mostrar entusiasmo, indignación, cariño o ironía. No es casual que, cuando alguien quiere imitar a un argentino en el exterior, lo primero que hace es mover las manos exageradamente.

Argentina es una cultura de alta expresividad y baja distancia de poder. Esto se traduce en comunicaciones cálidas, cercanas y emocionalmente abiertas. Los gestos son un canal extra para transmitir esa pasión, énfasis y calidez

Gesticular no es un hábito decorativo. Es una forma de pensar en voz alta, de ordenar la mente, de emocionar al otro y de reafirmar la identidad cultural.

La próxima vez que alguien te diga que hablás “hasta con los codos”, podés contestar que no es exageración: es la manera argentina de hacer que las ideas se escuchen… y también se vean. Porque acá, comunicar nunca fue solo cuestión de palabras.