¿Tiene superpoderes? Descubrieron por qué este diminuto animal es el más resistente del mundo

Estos diminutos seres pueden sobrevivir a cualquier cosa, incluso a exponerse a dosis de radiación 1000 veces más letales que las de los humanos. Ahora se sabe cómo lo hacen.

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Hay más de 1500 especies de tardígrados conocidas.

Si pensamos en un animal que puede sobrevivir a todo, seguramente pensemos en los más grandes y fuertes, como elefantes o rinocerontes. Nada más lejos de la realidad. El más resistente es un animal microscópico: el tardígrado.

Este microanimal que mide menos de medio milímetro, fue descubierto en 1773 y se lo denominó “pequeño oso de agua” por su forma de andar similar a la de estos mamíferos. El simple hecho de caminar ya resulta insólito, puesto que probablemente es el animal más pequeño con patas.

La mayoría de los tardígrados son terrestres y habitan fundamentalmente en los musgos, líquenes y helechos, aunque también pueden llegar a habitar aguas oceánicas o lagos de agua dulce. En definitiva, no hay rincón del mundo que no habiten.

Además, tienen gran popularidad dentro de la comunidad científica ya que se los considera indestructibles. Son capaces de sobrevivir en cualquier situación y son particularmente resistentes cuando se los bombardea con radiación, lo que los convierte en seres únicos y de gran interés para la ciencia.

¿Cuál es su superpoder? El ADN reparador

Los osos de agua utilizan múltiples estrategias para ser indestructibles, pero el último descubrimiento es fascinante: resulta que estos animales microscópicos pueden permitir que sus cuerpos se reparen a sí mismos.

Un equipo de la Universidad de Carolina del Norte en Ashton realizó experimentos donde bombardearon a los tardígrados con rayos gamma para ver cuál era su respuesta. Recibieron el equivalente a 1.000 veces la dosis que sería letal para los humanos, y a pesar de esto, continuaron con sus pequeñas vidas como si nada.

Hasta ese momento, se creía que esta capacidad de sobrevivir se debía a Dsup, una proteína de supresión de daños contra la radiación. Así que fueron cambiando las dosis de exposición a los rayos. Para sorpresa de los investigadores, vieron que no todas las especies de tardígrados activaron esta proteína, por lo que muchos de ellos terminaron con severos daños en su ADN.

Lo que estamos aprendiendo sobre cómo los tardígrados superan el estrés por radiación puede conducir a nuevas ideas sobre cómo podríamos intentar proteger a otros animales y microorganismos de la radiación dañina.

Pero algo sorprendente sucedió después. Los tardígrados aumentaron la síntesis de genes reparadores del ADN hasta el punto de que sus subproductos estaban entre los más abundantes en sus diminutos cuerpos. La mayoría del ADN dañado por la radiación había sido reparado 24 horas después de la exposición.

"Estos animales están desarrollando una respuesta increíble a la radiación, y eso parece ser un secreto de sus extremas capacidades de supervivencia", dice Clark-Hachtel, autora del estudio. "Lo que estamos aprendiendo sobre cómo los tardígrados superan el estrés por radiación puede conducir a nuevas ideas sobre cómo podríamos intentar proteger a otros animales y microorganismos de la radiación dañina".

Sobrevivencia extrema

Además de la radiación, la cualidad más fascinante de los tardígrados es su capacidad para resistir condiciones ambientales extremas, como temperaturas de congelación. Para ello entran en un estado de animación suspendida conocido como criptobiosis o estado anhidrobiótico.

Mediante un proceso de deshidratación, pueden pasar de tener el habitual 85 % de agua corporal a quedarse con tan solo un 3 %. En este estado, el crecimiento, la reproducción y el metabolismo se reducen o cesan temporalmente y así pueden pasar décadas. En 2016 científicos del Instituto Nacional de Investigación Polar de Japón (NIPR) consiguieron reanimar a ejemplares que llevaban más de 30 años congelados.

Algunas especies de tardígrados también pueden sobrevivir sin agua durante años, quizá décadas, y aguantan temperaturas extremas de 100 °C. También soportan presiones 6.000 veces superiores a la atmosférica y, durante un experimento en 2007, fueron llevados al espacio exterior y regresaron como si nada.

En la línea de fuego

Sin embargo, su capacidad para esquivar a la muerte tiene un límite. En 2001 una investigación quiso determinar qué tan resistentes eran a los impactos, y no tuvieron mejor idea que dispararles- o dispararlos-.

Los científicos congelaron varios tardígrados hasta un estado de hibernación y los colocaron en proyectiles de nailon. Luego, dispararon estos proyectiles contra objetivos de arena en una cámara de vacío, a velocidades entre 0,556 y 1 kilómetro por segundo.

Después de los disparos, los tardígrados fueron aislados y observados para ver cuánto tiempo tardaban en salir de la hibernación en comparación con otros tardígrados congelados que no habían sido disparados.

Descubrieron que los tardígrados sobrevivieron a velocidades de impacto de hasta 825 metros por segundo, aunque tardaron más en recuperarse que los tardígrados no disparados, indicando que sufrieron daños internos.

"En disparos de hasta 0,825 kilómetros por segundo, los tardígrados se recuperaron intactos después del impacto, pero a velocidades mayores solo se recuperaron fragmentos de tardígrados", dijeron los investigadores en un artículo en la revista Astrobiology.

Estos resultados sugieren que es poco probable que tardígrados en un meteorito sobrevivan a un impacto con otro cuerpo, ya que estas colisiones ocurren a velocidades muy superiores a un kilómetro por segundo. Además, se sacaron una duda: determinaron que es probable que los tardígrados congelados del vehículo lunar Beresheet hayan sobrevivido al impacto durante el accidente que tuvo en la Luna en 2019.

Referencias de la noticia:

“The tardigrade Hypsibius exemplaris dramatically upregulates DNA repair pathway genes in response to ionizing radiation”. Courtney M. Clark-Hachtel, Jonathan D. Hibshman, et.all. April 12, 2024DOI: https://doi.org/10.1016/j.cub.2024.03.019

“Tardigrade Survival Limits in High-Speed Impacts—Implications for Panspermia and Collection of Samples from Plumes Emitted by Ice Worlds”. Alejandra Traspas and Mark J. Burchell. Astrobiology 2021. https://doi.org/10.1089/ast.2020.2405

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