Cómo revivir una calathea moribunda y lograr que vuelva a prosperar

Con cuidados específicos, esta planta tropical puede recuperarse y volver a lucir su exuberante follaje en pocos pasos.

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Las hojas secas y enrolladas son señales claras de que la calathea está sufriendo. La poda selectiva ayuda a redirigir su energía hacia nuevos brotes.

Las calatheas, también conocidas bajo su nueva denominación botánica Goeppertia, son sin duda una de las plantas de interior más fascinantes del mundo vegetal. Su llamativo follaje pintado con patrones casi artísticos la ha convertido en una favorita entre coleccionistas y amantes de la decoración botánica.

Sin embargo, detrás de su apariencia exuberante se esconde una realidad que muchos descubren tarde: son extremadamente sensibles y requieren un entorno controlado para prosperar. Hojas secas, puntas quemadas, tallos caídos o pérdida de color suelen ser señales de que algo no marcha bien.

Pero no todo está perdido: con paciencia y conocimiento, es posible revivir una calathea moribunda y devolverle su esplendor. Especialistas en plantas de interior, como Melvin Cubian, de la app PlantIn, y Anup Mutalik, fundador de Houseplants Nook, coinciden en que hay pasos esenciales que pueden marcar la diferencia y aquí te los explicamos.

Poda el follaje dañado para redirigir la energía

El primer paso para ayudar a una calathea enferma es remover las hojas que ya no pueden recuperarse. Las hojas marrones, secas o deformadas no se revertirán con cuidados, y mantenerlas representa un gasto innecesario de energía para la planta.

Se recomienda cortar al ras del tallo con una tijera limpia y afilada.

Si la planta está muy debilitada y sólo quedan unas pocas hojas, conviene mantenerlas si el daño es mínimo y se limita a los bordes. En cualquier caso, no debe eliminarse más de un tercio del follaje total.

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Un cambio de maceta puede ser clave: cuando las raíces no tienen espacio, la planta deja de crecer y empieza a deteriorarse.

Además, es fundamental desinfectar las herramientas antes y después de la poda para evitar la transmisión de enfermedades o plagas. Esto también aplica si se sospecha de hongos o bacterias.

Evaluá si necesita un cambio de maceta

Uno de los problemas comunes que afecta a las calatheas es el enraizamiento excesivo, también conocido como “estar atada a la maceta”. Cuando las raíces ya no tienen espacio para expandirse, la planta entra en estrés: deja de crecer, amarillea o pierde rigidez.

Si este es el caso, se debe trasplantar a una maceta unos 5 centímetros más ancha que la anterior, preferentemente con buen drenaje. Las calatheas necesitan un sustrato que retenga la humedad pero que no se compacte ni genere acumulación de agua.

La mezcla ideal contiene:

  • Turba o fibra de coco, para retener humedad.
  • Perlita, para aireación.
  • Tierra negra y compost, para aportar nutrientes.

Este paso no sólo le dará espacio para crecer, sino que también renovará los nutrientes agotados del suelo anterior. Se recomienda hacerlo una vez al año, especialmente al inicio de la primavera.

Reubicá la planta lejos del sol directo

La luz inadecuada es otra causa habitual del deterioro de las calatheas. Estas plantas no toleran el sol directo, que puede provocar quemaduras visibles en las hojas.

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Un ambiente húmedo, como el del baño, puede favorecer la recuperación de una calathea. También se puede usar un humidificador o bandejas con agua.

Tampoco prosperan en rincones sombríos; En la naturaleza, crecen bajo la sombra densa de los árboles, con luz filtrada que cambia durante el día. Por eso, lo ideal es ubicarlas cerca de una ventana orientada al este o al norte, donde reciban luz brillante pero indirecta.

Ajustá el riego y controlá la humedad ambiental

Uno de los errores más comunes es regar de más o de menos. Las calatheas necesitan un equilibrio sutil: el sustrato debe mantenerse ligeramente húmedo, pero nunca empapado.

Un riego excesivo puede provocar pudrición de raíces, mientras que la sequía prolongada genera hojas crujientes y enrolladas.

El truco está en tocar la tierra: si los primeros dos centímetros están secos, es momento de regar. Usá agua filtrada o reposada, ya que el cloro del agua de red puede afectar a esta especie sensible. Evitá dejar agua estancada en el platillo.

En paralelo, la humedad del ambiente es crucial: estas plantas tropicales requieren entre 50 % y 70 % de humedad relativa. Si vivís en un lugar seco o con calefacción artificial, tu calathea probablemente lo esté sufriendo.

Podés aumentar la humedad:

  • Usando un humidificador.
  • Agrupando plantas para crear un microclima.
  • Colocando la maceta sobre una bandeja con piedras y agua, sin que el fondo toque el líquido.
  • Llevándola ocasionalmente al baño, siempre que tenga luz natural.

Establecé una rutina de cuidados para mantenerla sana

Una vez que la planta haya mostrado signos de recuperación —como la aparición de hojas nuevas— es momento de consolidar una rutina de mantenimiento que evite futuras recaídas. Si tu calathea vuelve a crecer con fuerza, podés considerar su propagación por división.

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Una calathea saludable muestra hojas erguidas, sin manchas ni bordes secos. Con cuidados constantes, puede volver a su máximo esplendor.

Esto se realiza durante un trasplante y permite obtener dos o más plantas nuevas a partir de una madre. Esto también actúa como “respaldo” en caso de que una de ellas vuelva a presentar problemas.

Una planta difícil pero no imposible

Revivir una calathea puede parecer una tarea desafiante, pero no imposible. Con una combinación de observación, ajustes en el entorno y constancia, es probable que tu planta vuelva a mostrar todo su esplendor.

Y, más allá de su fama de caprichosa, muchas personas afirman que una vez que le tomás la mano, la calathea se convierte en una de las compañeras verdes más gratificantes.