El aire antártico, ahora sorprendentemente frío, invade Australia

La Antártida está enfriándose a un ritmo extraordinario en las últimas semanas. Al mismo tiempo, el este de Australia ha recibido uno de los mayores temporales invernales de las últimas décadas. ¿Puede existir una relación entre ambos fenómenos?

Las gélidas corrientes oceánicas que rodean la Antártida aíslan al continente de circulaciones más cálidas y contribuyen a mantener sus bajas temperaturas.

La Antártida es sin lugar a dudas el continente más frío del planeta tanto en promedios, lo que resulta evidente dada su ubicación, como en extremos, ya que sus mínimas absolutas, con un récord de -89,2 ºC y estimaciones inferiores a -90 ºC, quedan incluso por debajo de las de los parajes más fríos de Siberia. Alrededor del continente, una corriente oceánica circumpolar y un potente chorro polar se encargan de aislar a la Antártida de masas de aire y agua más templadas procedentes de latitudes inferiores. Sin embargo, el enfriamiento que está teniendo lugar este año, durante el comienzo del invierno austral, es sin duda muy llamativo.

No sólo se están registrando temperaturas más bajas de lo habitual, sino que las anomalías de temperaturas son generalizadas en todo el continente, siendo hasta 7 ºC más frías de lo normal, con regiones en las que la anomalía se dispara hasta los 15 ºC por debajo del promedio de la serie 1971-2000. Esto constituye un fenómeno bastante extraordinario y que contrasta con las anomalías positivas que estamos acostumbrados a observar en estos últimos años en latitudes polares, especialmente del ártico.

Además, no sólo se está enfriando la Antártida, sino también el aire que se encuentra sobre el océano circundante. Esto contrasta con las temperaturas promedio o incluso ligeramente cálidas de latitudes medias y subtropicales, algo que se está traduciendo en una fuerte inestabilidad baroclínica que se va propagando por todo el hemisferio en latitudes medias.

Un chorro más fuerte y ciclones destructivos

Las causas de este fenómeno actualmente son una incógnita y pueden ser muchas y variadas. Un dato llamativo es la gran velocidad que está adquiriendo el vórtice polar estratosférico esta temporada. En la troposfera también se están alcanzando velocidades muy altas en el chorro, acercándose a los 350 km/h tanto en zonas de Australia como sobre el Pacífico sur, en las proximidades de América del Sur. Lo que sí está claro es que el contraste de temperatura entre latitudes subtropicales y polares está siendo muy significativo este año como consecuencia de estas anomalías y los ciclones extratropicales, que se nutren precisamente de estas diferencias térmicas, están adquiriendo bastante intensidad.

Australia está siendo la primera en notar la actividad de estas depresiones inusualmente fuertes. Estos días, las inundaciones, las bajas temperaturas y las nevadas están siendo noticia sobre todo en el oeste del territorio. Tanto es así que en Sidney han registrado el que probablemente sea el día más frío desde 1984 y las nevadas están alcanzando zonas muy poco habituales. Además, en el estado de Victoria las lluvias están ocasionando inundaciones graves que ya se han cobrado dos vidas.

En estos próximos días, las condiciones meteorológicas adversas continuarán en toda la zona, esperándose nuevas precipitaciones y fuertes ráfagas, que en algunos puntos han superado los 110 km/h. Aunque este tipo de temporales pueden darse en diversos escenarios, todo apunta a la masa de aire antártica extraordiariamente fría como la causante principal de estas condiciones meteorológicas extremas y del desarrollo tan explosivo de estos ciclones.