Alarmante aumento de granizo dañino en Europa, un estudio avisa de que ahora es mucho más probable

En los últimos días se amontonan las noticias en referencia a tornados y muy especialmente granizo grande en diversos países de Europa. ¿Está aumentando este fenómeno en los últimos años a causa del calentamiento global?

El pedrisco es uno de los fenómenos más destructivos asociados a tormentas. Las piedras de granizo pueden arrasar con cosechas enteras y causar daños en automóviles, tejados y paneles solares. En casos extremos pueden producir heridos o víctimas mortales.

El granizo es un tipo de precipitación sólida producido en nubes de desarrollo vertical y que consiste en bolas de hielo de diferentes formas. Cuando el granizo supera los 2 cm de diámetro (tamaño dañino) hablamos de pedrisco.

Se trata de un peligroso tipo de granizo que puede arrasar cultivos, provocar daños materiales o incluso la muerte. Casi todas las nubes de tormenta contienen granizo aunque este no siempre alcanza la superficie.

Las superceldas, grandes productoras de granizo

La supercelda es el tipo de tormenta que está detrás de la mayoría de eventos de granizo severo (diámetro ≥ 5 cm). Se trata de grandes nubes de tormenta (cumulonimbos) que poseen una corriente ascendente en rotación. Una corriente ascendente tan profunda y organizada provee a estas tormentas de una longevidad especial. Las superceldas tienen ciclos de vida superiores a otras tormentas comunes: entre 1 y 4 horas y se han documentado casos con ciclos de vida de más de 8 horas en EE.UU. Este es uno de los motivos que dio lugar al término supercelda.

En Europa, el año 2022 registró un nuevo récord de reportes confirmados de pedrisco: en total más de 8000. Este récord se había batido el año anterior con más de 5000 reportes.

Pedrisco en 2023

El pasado 6 de julio, una supercelda engendrada en el Sistema Ibérico dejó pedrisco de hasta 11 cm en Herrera de los Navarros (Zaragoza). En Alcañiz (Teruel) las precipitaciones torrenciales dejaron registros de hasta 27.6 mm en tan solo 10 minutos (AEMET Aragón).

Estas tormentas violentas se han ido repitiendo en otros países europeos, siendo el pedrisco el fenómeno más recurrente. En el norte de Italia (Padova y Treviso) una supercelda dejó pedrisco de más de 10 cm el pasado 19 de julio. Más de un centenar de personas resultaron heridas por el granizo y los fuertes vientos asociados. En Prnjavor (Bosnia y Herzegovina) el pedrisco alcanzó los 11 cm y en Ribnik (Croacia) piedras de hasta 13 cm.

Llegados a este punto cabe preguntarse: ¿Es normal que ocurra esto? ¿Pueden el calentamiento global estar detrás de estos eventos de tiempo extremo?

El granizo podría estar aumentando en Europa

Un estudio del meteorólogo Francesco Battaglioli, coordinado por el European Severe Storms Laboratory (ESSL), arroja algo de luz sobre estas cuestiones. Analizando datos de granizadas de más de 2 y 5 cm entre 1950 y 2022 y los entornos favorables, el autor ha podido establecer tendencias de aumento o disminución en los últimos años.

En las últimas décadas, se ha producido un aumento generalizado del número de horas de pedrisco (granizo ≥ 2 cm) en Europa. El aumento más importante tiene lugar en el norte de Italia (más de 0.08 horas por década) seguido de Suiza, Eslovenia, Austria, Croacia, Hungría, Bosnia y Francia. En España los resultados son menos concluyentes, pero este tipo de eventos puede haberse incrementado ligeramente en Cataluña y puntos del Mediterráneo.

Los eventos extremos (granizo ≥ 5 cm) se han incrementado en el norte de Italia, sur de Francia, Austria, Hungría y Eslovenia y no han disminuido en ninguna zona de Europa. En el caso del norte de Italia el pedrisco es ahora (2012-2021) tres veces más habitual respecto a los años 50.

Los resultados del estudio de Battaglioli deberán confirmarse con más datos pero sacan a relucir una peligrosa tendencia en Europa: el pedrisco está aumentando y en el mejor de los casos se mantuvo, no se redujo. Esto podría estar relacionado con el calentamiento acelerado del mar Mediterráneo en los últimos años y una mayor disponibilidad de energía para la convección o mayor presencia de vapor de agua troposférico.