Alerta por altas concentraciones de arsénico en el agua: así lo muestra el mapa actualizado del ITBA
Alerta por altas concentraciones de arsénico en el agua de pozo y de red en Argentina: el mapa actualizado del ITBA expone las zonas más afectadas y el riesgo silencioso para millones de personas. ¿Tu agua es segura?

El Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA) anunció el relanzamiento de su "Mapa de Arsénico", una herramienta esencial para monitorear la presencia de arsénico en el agua de diversas regiones del país.
Con más de 350 muestras recolectadas hasta la fecha, el mapa fue actualizado recientemente, con una mejora en su interfaz y accesibilidad, gracias al trabajo de la alumna Lucía Digón de la carrera de Ingeniería Informática de la Universidad, bajo supervisión y responsabilidad del Dr. Jorge Daniel Stripeikis, Director del Departamento de Ciencias Exactas y Naturales del ITBA.

El arsénico (As) es un metaloide, un elemento químico que se comporta a medio camino entre un metal y un no metal. Es parte natural de la corteza terrestre y está distribuido en rocas, suelos, sedimentos, aguas y, en menor medida, en el aire.
Las personas se exponen principalmente al arsénico a través del agua que ingieren directamente, o la que usan para cocinar o regar cultivos, y en menor medida por ciertas actividades industriales y el tabaco.
El Mapa de Arsénico está disponible en línea y se ha optimizado para una mejor experiencia de usuario, lo que permite a cualquier persona acceder fácilmente a la información sobre la calidad del agua en su región. Se puede visitar en este link y contribuir con nuevas muestras para seguir enriqueciendo esta valiosa herramienta.
Concentraciones elevadas de arsénico en el agua: las consecuencias que trae su consumo
El problema central no es que el arsénico exista, sino cómo se moviliza desde los minerales hacia el agua subterránea. En amplias zonas de Argentina, el arsénico está atrapado en vidrios volcánicos y minerales de sedimentos loéssicos y aluviales (la diferencia principal entre ellos radica en el agente de transporte: el viento para los loéssicos y el agua para los aluviales), que forman los suelos de la llanura Chaco-Pampeana y del sur pampeano.

Cuando el agua de lluvia se infiltra, circula lentamente por estos sedimentos y rocas. Bajo ciertas condiciones químicas (pH relativamente alto, aguas bicarbonatadas, presencia de oxígeno o, a veces, ambientes reductores) el arsénico se disuelve y pasa al acuífero. En las zonas de descarga de los acuíferos (lagunas, bajos, llanuras mal drenadas) el agua tiene tiempos de residencia largos y se detectan las concentraciones más altas (0.05–0.4 mg/L).
En Argentina, el Código Alimentario incorporó el valor límite recomendado por la OMS de 10 μg/L (0,01 mg/L) de arsénico en agua de bebida, como meta, pero su implementación se ha prorrogado, por lo que en muchas jurisdicciones aún se toleran hasta 50 μg/L (0,05 mg/L).

Lo más preocupante es que el arsénico no tiene olor ni sabor, el agua de pozo o de red puede verse cristalina y seguir siendo peligrosa. En buena parte del interior del país, tanto las perforaciones domiciliarias como muchas redes de agua potable se abastecen de estos acuíferos. Si la planta potabilizadora no tiene una etapa específica de remoción de arsénico, el agua puede salir “segura” desde el punto de vista bacteriológico, pero con niveles de arsénico por encima de las guías sanitarias.
La intoxicación crónica por ingerir durante años agua con arsénico se conoce en el país como Hidroarsenicismo Crónico Regional Endémico (HACRE). Se estima que alrededor de 4 millones de personas en Argentina están expuestas a niveles superiores a 10 μg/L, la mayoría en la llanura Chaco-Pampeana y regiones andinas de Cuyo y el NOA.
Los efectos por intoxicación con arsénico detallados por la OMS incluyen:
- Manchas en la piel (hiper o hipopigmentación) y queratosis palmo-plantar.
- Aumento de riesgo de cáncer de piel, pulmón, vejiga, riñón y otros órganos internos, según OMS.
- Enfermedades cardiovasculares, diabetes y alteraciones neurológicas, especialmente cuando la exposición ocurre desde etapas prenatal e infancia.
Recordemos que todo esto puede ocurrir aun cuando el agua cumpla con otros parámetros de potabilidad (bacterias, nitratos, etc.), si el arsénico está por encima de los límites recomendados.
La huella de la Cordillera de los Andes
La historia geológica de la región es clave. La formación y el levantamiento de la Cordillera de los Andes implicaron millones de años de vulcanismo explosivo. Ese vulcanismo, especialmente en la Zona Volcánica Central andina, generó enormes volúmenes de cenizas y piroclastos ricos en vidrio volcánico que contienen arsénico.
Los vientos del oeste trasladaron esas cenizas hacia el este, acumulándolas como loess volcaniclástico sobre la estepa patagónica y la llanura Chaco-Pampeana. Allí ese material se convirtió en el “padre” de muchos suelos actuales. Con el tiempo, la meteorización del vidrio volcánico y de minerales portadores de arsénico libera pequeñas cantidades del elemento, que van siendo arrastradas a las aguas subterráneas.

Por eso, Argentina comparte con Chile una de las mayores extensiones del mundo con acuíferos naturalmente enriquecidos en arsénico, vinculados al vulcanismo andino y su actividad hidrotermal asociada.
Actividades humanas que agravan el problema
Aunque el origen principal del arsénico en Argentina es natural, ciertas actividades antropogénicas pueden elevar aún más las concentraciones:
- Minería y fundición: liberación de arsénico desde relaves, drenajes ácidos y emisiones.
- Desechos industriales y quema de carbón.
- Uso histórico de pesticidas y preservantes de madera arsenicales.
- Manejo inadecuado de aguas geotermales con alto contenido de arsénico.
Estos aportes puntuales pueden contaminar pozos cercanos o cursos de agua, superponiéndose a una base natural ya elevada.
Acceso al mapa de arsénico actualizado: zonas de mayor peligro
Para visualizar el problema, el ITBA desarrolla desde 2011 el Mapa de Arsénico en Argentina, una plataforma interactiva y colaborativa donde se cargan resultados de análisis de agua de pozos y redes enviados por la ciudadanía y organismos locales.
El mapa utiliza tres colores para clasificar las muestras:
- Verde – “Recomendada”: < 10 μg/L (cumple guía OMS).
- Amarillo – “Precaución”: 10–50 μg/L.
- Rojo – “Alta”: ≥ 50 μg/L (por encima incluso del límite legal tradicional argentino)

Este mapa es una herramienta que ofrece una visión detallada de la distribución de arsénico en reservorios de agua subterránea y superficial a lo largo de la República Argentina. Desde su creación, ha sido una referencia crucial tanto para investigadores como para la población en general, proporcionando datos
accesibles y confiables sobre un problema de salud pública de alta relevancia.
Actualmente, el proyecto cuenta con la colaboración del Dr. Jhon Alejandro Ávila, también docente del ITBA, quien como Responsable del Laboratorio de Ingeniería Química y Medio Ambiente (LIQMA) lleva a cabo todas las mediciones, su actualización y respectiva comunicación.
Las zonas que hoy preocupan más, según el análisis del ITBA y medios que difunden el mapa, incluyen:
- Gran parte de la provincia de Buenos Aires (hasta el 70% del territorio), en especial el corredor de la ruta 5 (9 de Julio, Bragado, Carlos Casares, Trenque Lauquen) y áreas cercanas a Mar del Plata; además, al menos 16 municipios bonaerenses figuran en “alerta roja”.
- Sectores del sur de Córdoba y Santa Fe, y amplias áreas de La Pampa y Mendoza.
- Provincias del NOA y NEA como Tucumán, Santiago del Estero, Salta, Chaco y Formosa, donde se combinan acuíferos naturalmente enriquecidos y redes de abastecimiento que dependen casi exclusivamente de aguas subterráneas.
Es importante remarcar que el mapa refleja puntos muestreados, no un diagnóstico continuo: un punto verde indica que esa muestra fue segura, pero no garantiza que todo el municipio lo sea.
Cómo involucrarse
Durante el periodo de confinamiento obligatorio, por la pandemia del COVID 19, la recepción de nuevas muestras para alimentar este mapa disminuyó drásticamente. En ese sentido, el ITBA relanzó un llamado a la comunidad para que se sume nuevamente a esta iniciativa, dado que la participación de cada individuo es fundamental para seguir actualizando el mapa y poder ofrecer información precisa.
Actualmente, las muestras de agua pueden entregarse en Iguazú 341, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, entre las 8 y 18 h, remitidas al LIQMA, con nombre y apellido, y habiendo previamente completado el siguiente formulario.
Mirando hacia adelante rumbo al desarrollo sostenible
El caso del arsénico en Argentina muestra cómo un fenómeno geológico ligado a la construcción de los Andes puede transformarse, siglos después, en un problema sanitario masivo cuando se combina con la dependencia del agua subterránea y, en algunos casos, actividades humanas poco controladas.
Las soluciones pasan por: identificar fuentes alternativas de agua, instalar y mantener tecnologías específicas de remoción de arsénico y reforzar la vigilancia sanitaria, especialmente en pozos particulares y pequeñas redes rurales.
El Mapa de Arsénico del ITBA, actualizado a noviembre de 2025, "es hoy una herramienta clave para la toma de decisiones y para que la ciudadanía pueda conocer qué está bebiendo, protegiendo el acceso a una fuente de agua segura", expresa el Dr. Stripeikis.
Referencias de la noticia
Instituto Tecnológico de Buenos Aires. "ITBA relanza el Mapa de Arsénico y llama a la comunidad a contribuir y plataforma interactiva Mapa de Arsénico en Argentina". Noviembre de 2025.
Organización Mundial de la Salud (OMS). "Arsenic: fact sheet". Actualización Diciembre de 2022.
Blanco, M.C. et al. "Arsénico en suelos y sedimentos del sudoeste pampeano: origen, acumulación en el agua y riesgo para consumo humano". SciELO Argentina. Julio de 2018.
Morvillo, M. et al. "Spatial prediction of arsenic on groundwater perforations of Santa Rosa basin, Catamarca, Argentina". IWRA Congress Proceedings. 2015.