¿Comés todo el tiempo? Puede ser un trastorno causado por el invierno

Algunas personas sufren la "depresión de invierno”, un tipo de trastorno del estado de ánimo que va y viene con las estaciones del año. Cambios en el apetito, aumento de peso, fatiga y somnolencia son algunos de sus síntomas.

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Los síntomas de este trastorno comienzan a finales de otoño y principios del invierno y desaparecen durante la primavera y el verano.

A medida que se acerca el invierno pasamos más tiempo en casa, hacemos menos actividades y aumentamos el consumo de carbohidratos y alimentos poco saludables. Otras personas comienzan a tener sentimientos de tristeza. Los entristecen los días con cada vez menos cantidad de luz, se acuestan más temprano y se les dificulta levantarse cuando las mañanas todavía están oscuras. Todos estos síntomas pueden estar relacionados con un trastorno afectivo estacional (TAE).

También conocido como “depresión de invierno'', los síntomas de este trastorno comienzan a finales de otoño y principios del invierno y desaparecen durante la primavera y el verano. Es más común encontrarlo en mujeres y adultos jóvenes, especialmente si viven en zonas alejadas de los trópicos. Según el Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Illinois-Chicago, afecta cerca del 10% de la población mundial.

Las personas con TAE pueden presentar desgana de asistir a eventos sociales durante los meses invernales, además de ya no disfrutar de las cosas que eran divertidas. También es común que tengan un mayor favoritismo por consumir alimentos que contienen carbohidratos, como pasta, pan y azúcar, exceso de calorías no saludables y pocas frutas y verduras. Estos alimentos promueven la fatiga, incrementa las ganas de dormir y el aumento de peso.

Aunque es muy poco frecuente, existen casos de personas que desarrollaron un trastorno afectivo estacional durante el verano. En estos casos los síntomas incluyen ansiedad, irritabilidad, falta de apetito y dificultades para dormir.

La luz solar en la mira

Los expertos encontraron evidencias de que en el TAE, la depresión está desencadenada por la respuesta del cerebro a la disminución de la exposición a la luz natural. La melatonina y serotonina, que ayudan a regular los ciclos de sueño-vigilia, la energía y el estado de ánimo, sufren cambios en respuesta a la cantidad de luz que reciben las personas.

La melatonina es una hormona que nos ayuda a dormir. La dejamos de fabricar por la mañana, con la llegada de la luz solar. Los cambios de luz, en función de la estación en la que nos encontremos, afectan al sueño y, por tanto, a la calidad del descanso lo que, a su vez, tiene una influencia directa en nuestro ánimo.

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Los cambios en la melatonina y serotonina pueden estar desencadenados por la falta de luz.

Durante un estudio de la Universidad de Copenhague, se hicieron tomografías cerebrales en pacientes que sufren este trastorno. Las imágenes mostraron importantes diferencias en los niveles de proteínas transportadoras de serotonina entre los meses de verano e invierno, algo que no ocurría en los pacientes sanos.

Se cree que la depresión de invierno afecta a más de 12 millones de personas en todo el norte de Europa, pero la ubicación geográfica no es la única causa del trastorno. Es muy posible que factores sociales y culturales también nos mantengan alejados de la luz solar y puedan contribuir a este tipo de TAE.

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