El cambio climático, detrás de la fuerza del huracán Laura

La rápida intensificación de Laura en 24 horas fue llamativa. Con el cambio climático cabe esperar huracanes más poderosos con mayor frecuencia. Queda el 70 por ciento de la actividad fuerte en una temporada que estará dominada por La Niña.

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Laura fue el huracán más fuerte que azotó Louisiana desde 1856.

El huracán Laura, el más relevante de esta temporada hasta el momento, tocó tierra el jueves 27 con categoría 4 cerca de la frontera entre Texas y Louisiana, con vientos de 240 km/h. La Organización Meteorológica Mundial afirmó al día siguiente que Laura no será el último gran huracán de esta temporada en el Atlántico, y recordó que, con el cambio climático, la frecuencia de ciclones categoría 4 y 5 será cada vez mayor.

“Laura fue la séptima tormenta con nombre que toca tierra en los Estados Unidos esta temporada. Las otras fueron relativamente menores. Y obviamente es, con diferencia, el huracán más intenso y peligroso en lo que va de temporada”, expresó la portavoz de la OMM, Claire Nullis.

El huracán Laura pasó de categoría 1 a categoría 4 en 24 horas, dejando un rastro de destrucción a su paso. Se contabilizaron un total de 20 fallecidos, la mayoría en Haití, cuando Laura todavía estaba clasificada como tormenta tropical. En términos de velocidad del viento, fue la tormenta más fuerte que azotó Louisiana desde 1856. Además, es el primer gran huracán en el Golfo de México durante agosto desde Harvey en 2017.

Laura ha generado más energía ciclónica acumulada (ACE) hasta el momento que la combinación de todas las otras tormentas con nombre del Atlántico durante agosto (Isaías, Josephine, Kyle y Marco). La ACE es una medida integrada que representa la intensidad y duración de las tormentas.

“Según el experto Eric Blake, todavía nos queda alrededor del 70 por ciento de la actividad fuerte en la temporada, que comenzó antes de lo habitual este año”, añadió Nullis.

Una temporada activa con fenómeno La Niña

Hasta el momento se han registrado 13 tormentas con nombre en el Atlántico esta temporada. El actual pronóstico indica que es muy probable que se trate de una temporada de huracanes por encima de lo normal, con posibilidad de que sea extremadamente activa: 19 a 25 tormentas con nombre, incluidos de 7-11 huracanes y 3-6 huracanes de categoría 3 o superiores.

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Esto se debe a las propicias condiciones atmosféricas y oceánicas en la parte del Atlántico donde se desarrollan las tormentas tropicales, como temperaturas de la superficie del mar muy por encima del promedio, y un fuerte monzón de África occidental.

Actualizaciones recientes dadas a conocer por la Organización Meteorológica Mundial aseguran que hay un 60% de probabilidad de que se forme un fenómeno de La Niña entre septiembre y noviembre de 2020. La ausencia de un fenómeno El Niño, que tiende a suprimir la actividad de los huracanes, juega un papel destacado, pero no es el único factor.

Relación con el cambio climático

Aunque es difícil vincular un ciclón tropical en particular con el cambio climático, el calentamiento global proporciona una razón para esperar tormentas más destructivas y poderosas con mayor frecuencia, recordó la portavoz de la Organización Meteorológica Mundial.

“Son básicamente las leyes de la física. Las tormentas se alimentan de agua tibia, las temperaturas más altas del agua significan niveles del mar más altos, lo que a su vez aumenta el riesgo de inundaciones durante las mareas altas y en caso de marejadas ciclónicas, y así el círculo continúa. El aire más cálido también contiene más vapor de agua atmosférico, lo que permite que las tormentas tropicales se fortalezcan y liberen más precipitaciones”, explicó.

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