Encuentran anillos circulares en el cielo y no saben cómo explicarlos

En los últimos años, los astrónomos han detectado un puñado de objetos radioeléctricos gigantescos y casi perfectamente circulares en el universo lejano. Aunque nadie tiene todavía una explicación para estas misteriosas entidades, algunas investigaciones parecen acercarse portencialmente a la solución de este rompecabezas.

El enigma comenzó poco después de que el Australian Square Kilometre Array Pathfinder (ASKAP), un banco de 36 platos colosales de observación en Australia Occidental, que escanea los cielos en la parte de radio del espectro electromagnético, comenzara a producir mapas de todo el cielo nocturno en 2019. Los científicos de ASKAP buscaban principalmente fuentes brillantes que pudieran indicar la presencia de agujeros negros o de enormes galaxias que brillaran en las ondas de radio.

Pero algunos miembros del equipo también están a la caza de "cualquier cosa extraña, cualquier cosa nueva y cualquier cosa que no se parezca a nada", según refirió a Live Science Bärbel Koribalski, astrónomo galáctico de la Organización de Investigación Científica e Industrial de la Commonwealth (CSIRO) y de la Universidad de Western Sydney en Australia.

Misteriosos círculos

La miembro del grupo Anna D. Kapińska, del Observatorio Radioastronómico Nacional de Socorro (Nuevo México), detectó cuatro círculos radioeléctricos brillantes, aunque inicialmente el resto de los investigadores los descartó como un fenómeno más familiar. Pero cuando los telescopios trataron de observar los objetos en otras longitudes de onda, como la luz óptica que utilizan nuestros ojos para ver, aparecieron vacíos, lo que llevó al equipo a denominarlos círculos de radio extraños (ORC).

Más extraño aún, cada uno de los ORCs tenía una galaxia situada casi exactamente en su centro, como una diana. Los astrónomos pudieron determinar que las entidades estaban a varios miles de millones de años luz de distancia y que podían tener un diámetro de varios millones de años luz. Nadie había visto nada parecido antes, y en un artículo publicado el año pasado, el equipo ofreció 11 posibles explicaciones sobre lo que podrían ser, incluyendo fallos en las imágenes, deformaciones en el espacio-tiempo conocidas como anillos de Einstein, o un nuevo tipo de remanente de una explosión de supernova.

Desde entonces, los investigadores han vuelto a escanear el cielo con ASKAP y han encontrado otro ORC que añadir a su colección, una entidad de aproximadamente un millón de años luz de diámetro situada a unos 3.000 millones de años luz. El 27 de abril publicaron sus hallazgos en una base de datos de preimpresiones, y han sido aceptados para su publicación en la revista Monthly Notices of the Royal Astronomical Society.

Las posibles explicaciones

Según Koribalski, el equipo ha reducido sus ideas a tres posibles explicaciones. La primera es que tal vez haya otras galaxias formando un cúmulo cerca del objeto y doblando el material brillante en una estructura anular. Estas galaxias podrían ser demasiado débiles para ser detectadas por los telescopios actuales.

Otra posibilidad es que el agujero negro supermasivo central de estas galaxias esté consumiendo gas y polvo, produciendo enormes chorros de partículas y energía en forma de cono. Los astrónomos han visto a menudo este tipo de fenómenos en el universo, aunque generalmente los chorros se alinean de tal manera con la Tierra que los observatorios los ven como si se movieran fuera de los lados de la galaxia.

Tal vez en el caso de los ORC, los chorros simplemente apuntan directamente hacia nuestro planeta, sugirió Koribalski, de modo que en esencia estamos mirando por el cañón de un tubo largo, creando una imagen circular y bidimensional alrededor de una galaxia central. "La otra explicación es más emocionante", dijo. "Esto podría ser algo completamente nuevo". Es posible que en medio de estas galaxias se produjera un acontecimiento desconocido, pero muy energético, que creara una onda expansiva que se desplazara en forma de esfera y diera lugar a una estructura anular. Koribalski aún no está seguro de qué tipo de evento podría dejar tal firma, aunque tal vez sea un producto desconocido hasta ahora de la colisión de agujeros negros.