Estados Unidos recorta el mantenimiento de satélites meteorológicos y expertos alertan por sus consecuencias en el mundo
La administración Trump ordenó aplazar el mantenimiento de satélites meteorológicos clave y los riesgos de esa decisión ya generan alarma en la comunidad científica global.

Mientras el mundo enfrenta tormentas más violentas, huracanes impredecibles y sequías persistentes, Estados Unidos tomó una decisión que, según advierten especialistas, podría dejar a toda América a ciegas frente a fenómenos extremos.
La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) anunció que reducirá al mínimo el trabajo de mantenimiento y actualización de dos satélites del Sistema Conjunto de Satélites Polares (JPSS). Se trata de equipos que orbitan la Tierra 14 veces por día y son esenciales para emitir alertas tempranas de tormentas severas, huracanes y tornados.
Un memorando interno, revelado por el medio E&E News, indica que se suspenden tareas como actualizaciones de software, calibraciones especiales, reemplazo de equipos de tierra y planificación de desmantelamientos. La razón oficial es una “reducción en el apoyo de ingeniería de vuelo” y recortes en los contratos externos de la NOAA.
¿Por qué esto preocupa tanto a los meteorólogos?
Rick Spinrad, exadministrador de la NOAA durante la gestión Biden, advirtió que estas decisiones pueden parecer un ahorro a corto plazo, pero aumentan drásticamente los riesgos de fallas en los satélites. “En el mundo satelital, los fallos son la norma. Si no los mantenés, llega un momento en que dejan de funcionar y te quedás sin los datos que necesitás”, explicó.
Y no se trata solo de números. Estos datos alimentan los pronósticos meteorológicos numéricos globales que permiten anticipar huracanes, ventiscas, inundaciones o incendios forestales. Una falla en el sistema podría dejar a todo el mundo sin información confiable durante días, justo cuando más se necesita.
NOAA budget cuts incoming (per Trump admin proposal):
— Ground News (@Ground_app) April 11, 2025
- Climate & weather research: eliminated
- ️ Satellite program: -44% funding
- Fisheries Service: -30%, moved to Fish & Wildlife
- Research division (OAR): -75%, shut down entirely pic.twitter.com/1YtwAWwP6g
Los satélites de la NOAA forman parte de un sistema global que intercambia datos con agencias de otros países. Así, mientras un satélite estadounidense toma datos sobre el Atlántico, uno europeo completa información sobre el Pacífico y, juntos, permiten entender qué está pasando en toda la atmósfera.
Si uno de esos satélites queda fuera de servicio, se rompe ese equilibrio. Spinrad lo graficó con una metáfora simple: “Es como manejar un auto que se puede romper en cualquier momento, confiando en otro auto de repuesto que está tirado en un garage, con la batería descargada y una fuga de aceite que nadie revisa hace años”.
¿Cuánto costará este “ahorro”?
Lo más llamativo es que la sección del memorando que debía indicar cuánto dinero se ahorrará quedó en blanco. Y hasta ahora, desde la NOAA no respondieron consultas sobre ese dato. Lo cierto es que mantener estos satélites no es barato: el programa JPSS demandó hasta el momento más de 13 mil millones de dólares.
De hecho, el satélite polar más antiguo, llamado Suomi, se lanzó en 2011 y ya se encuentra en la recta final de su vida útil. Están previstos dos nuevos lanzamientos: uno en 2027 y otro en 2032. Pero, por ahora, nadie en la administración actual planteó cancelarlos.
El problema no termina en la NOAA. La NASA también enfrenta dificultades: tres de sus satélites que recogen datos atmosféricos y climáticos clave están próximos a retirarse y no hay reemplazos previstos para algunos de sus instrumentos, como el espectrorradiómetro MODIS, que monitorea bosques, glaciares y océanos. Los expertos confiaban en que los satélites de la NOAA pudieran cubrir parte de esa tarea, pero este escenario complica aún más la situación.
Andrew Rosenberg, exfuncionario de la NOAA en tiempos de Clinton, fue contundente: “¿De verdad alguien puede pensar que mantener equipamiento de alta tecnología, carísimo y que brinda información vital es un desperdicio?”.
Una decisión que podría salir muy cara
Lo cierto es que la suspensión del mantenimiento no solo amenaza la capacidad de anticipar tormentas y proteger comunidades. También puede comprometer décadas de monitoreo climático y cooperación internacional. Recortar ahora lo que se invirtió durante años puede significar costos mucho mayores a futuro: desde la pérdida de vidas humanas hasta daños materiales multimillonarios.
La ciencia climática depende de satélites que miran desde el espacio y brindan la información que ningún instrumento terrestre puede ofrecer. Dejar de cuidarlos es, en palabras de Spinrad, “como apagar las luces y manejar de noche, esperando que nadie se cruce en tu camino”.