La reducción actual de las emisiones no es suficiente

Las proyecciones muestran la mayor caída anual de las emisiones de CO2 desde la Segunda Guerra Mundial gracias a la pandemia. Pero todavía estamos muy lejos de las acciones y valores necesarios para frenar el cambio climático.

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Las proyecciones anuales indican que, este año, el planeta podría tener una baja en las emisiones de CO2 cercana al 6%.

Más de 4 mil millones de personas en todo el mundo están en aislamiento para ayudar a detener la propagación del coronavirus. Muchas economías están detenidas, la industria paralizada, el transporte casi inexistente y la cantidad de emisiones de dióxido de carbono (CO2) reducida como nunca. Las proyecciones anuales indican que, este año, el planeta podría tener una baja en las emisiones de CO2 cercana al 6%. Y si bien esta parece ser una buena noticia, hay algunos puntos que se deben considerar antes de celebrar.

Que tengamos una reducción en las emisiones anuales implica que la cantidad de CO2 que que inyectamos a la atmósfera será -posiblemente- menor a la del año pasado, pero los gases de efecto invernadero siguen aumentando pese a la paralización mundial. La demanda de gasolina y combustible para aviones disminuyó drásticamente, pero no ha desaparecido. Las refinerías estadounidenses enviaron un promedio de 5,5 millones de barriles de gasolina al mercado en las últimas cuatro semanas.

De hecho, nuestro planeta todavía está en camino de batir otro récord con concentraciones de CO2 que alcanzarán un máximo de 416-417 partes por millón en las próximas semanas, aproximadamente un 33% más que durante la Revolución Industrial en el siglo XIX.

Una caída de emisiones del 6% está la par con los valores de disminución que, año tras año, el mundo debería lograr para alcanzar el objetivo establecido en el acuerdo climático de París, que busca evitar que el calentamiento de la Tierra supere los 2°C. Pero claramente, cerrar las economías no es una forma aceptable o sostenible de lograr este objetivo.

Las emisiones en las crisis

La pandemia podría causar la mayor caída anual en las emisiones de dióxido de carbono desde la Segunda Guerra Mundial, pero no debemos crear una falsa ilusión sobre estos datos. A lo largo de la historia, las recuperaciones económicas se asocian con un crecimiento de las emisiones que, en la mayoría de los casos, son aún mayores a las existentes antes de la crisis.

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Cuando las personas se enfrentan a una amenaza inmediata tienden a prestar menos atención a lo que consideran un riesgo más distante.

Después de la Gran Recesión en 2008, se vio una disminución bastante abrupta de la preocupación pública por el cambio climático, tanto en los Estados Unidos como en Europa, probablemente impulsada por la inseguridad económica. Cuando las personas se enfrentan a una amenaza inmediata, como el desempleo generalizado, tienden a prestar menos atención a lo que consideran un riesgo más distante, como es el caso del cambio climático.

Con respecto a la situación que se está viviendo en actualidad, en estos últimos meses algunos países registraron una caída en las emisiones mucho más grandes que las proyectadas para todo el año. Pero se cree que estas consecuencias serán solo a corto plazo, y que las emisiones regresarán a las cifras anteriores o que, incluso, tengan un repunte. Por ejemplo, China alcanzó una disminución del 25% en la emisión de CO2 durante el bloqueo, pero cuando se volvió a la vida normal los valores comenzaron a recuperarse rápidamente.