COVID19: la contaminación puede contribuir a muertes por la enfermedad

Los altos niveles de contaminación del aire pueden ser uno de los contribuyentes más importantes a las muertes por COVID-19, según dos estudios distintos. Especialmente si la exposición al aire contaminado fue en el pasado.

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Los lugares con peor calidad de aire, tenían mayor cantidad de muertes por COVID-19, según estudio.

Dos estudios diferentes, uno europeo y otro norteamericano, encontraron evidencias similares: de los lugares analizados, los que se caracterizaban por la peor calidad de aire eran las que tenían mayor cantidad de muertes por COVID-19. La investigación Europea examinó los niveles de dióxido de nitrógeno (NO2), un contaminante producido principalmente por vehículos diesel, y las condiciones climáticas que pueden evitar que el aire contaminado se disperse, acumulándose cerca de la superficie.

El análisis muestra que el 78% de las muertes por coronavirus, ocurrieron en solo 5 de las regiones analizadas, las cuales también tenían grandes niveles de contaminación, con altos contenidos de NO2 y mala circulación de aire. Estas quedaban en el norte de Italia y en los alrededores de Madrid. La investigación estudió un total de 66 regiones pertenecientes a Italia, España, Francia y Alemania.

"Los resultados indican que la exposición a largo plazo a este contaminante (NO2) puede ser uno de los contribuyentes más importantes a la mortalidad causada por el virus COVID-19 en estas regiones, y tal vez en todo el mundo", dijo Yaron Ogen, de la Universidad Martin Luther de Halle- Wittenberg en Alemania, quien realizó la investigación. "Envenenar nuestro medio ambiente significa envenenar nuestro propio cuerpo, y cuando experimenta estrés respiratorio crónico, su capacidad para defenderse de las infecciones es limitada".

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El análisis solo puede mostrar una fuerte correlación, no un vínculo causal.

El análisis solo puede mostrar una fuerte correlación, no un vínculo causal. "Ahora es necesario examinar si la presencia de una condición inflamatoria inicial está relacionada con la respuesta del sistema inmune al coronavirus", dijo Ogen.

“Esta asociación podría reflejar un vínculo causal entre la exposición a la contaminación del aire y una mayor vulnerabilidad a la infección mortal por COVID, pero no se pueden descartar otros factores en esta etapa”, dijo Jonathan Grigg, de la Universidad Queen Mary de Londres

Estudios anteriores a este coronavirus lograron relacionar la exposición al NO2 con el daño a la salud, y particularmente a las enfermedades pulmonares. Esto podría sugerir un aumento en la probabilidad de que las personas mueran si contraen COVID-19.

También en EEUU

Un estudio separado (en estado de revisión), dado a conocer recientemente por científicos de la Universidad de Harvard, analizó la contaminación por partículas finas en los EEUU. Y descubrió que pequeños aumentos en sus niveles, incluso en los años anteriores a la pandemia, se asociaron con tasas de mortalidad por Covid-19 de hasta un 15% más altas.

El estudio considera un nivel de contaminación elevado a aquellos casos en los que las partículas finas se sitúan por encima de los 13 microgramos por metro cúbico, un ratio muy superior al promedio registrado en Estados Unidos (8,4 microgramos).

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Las partículas pueden penetrar fácilmente en los pulmones y causar estragos en el sistema respiratorio.

"Los resultados sugieren que la exposición a largo plazo a la contaminación del aire aumenta la vulnerabilidad a experimentar los resultados más severos de Covid-19", explica Francesca Dominici, codirectora de la Iniciativa de Datos Científicos de la Universidad de Harvard y autora principal del estudio.

Las partículas finas son ‘partículas en suspensión’, diminutos cuerpos sólidos o pequeñas gotas contaminantes que proceden generalmente de la combustión de combustibles fósiles. En este caso, su tamaño diminuto (igual o menor a los 2,5 micrómetros, 30 veces más pequeño que un cabello humano), pueden penetrar fácilmente en los pulmones y causar estragos en el sistema respiratorio. Los resultados del estudio subrayan la importancia de seguir haciendo cumplir las regulaciones existentes de contaminación del aire para proteger la salud humana durante y después de la crisis COVID-19.

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