Trump privatiza la Luna en plena pandemia

La administración del presidente estadounidense firmó una orden ejecutiva que reconoce formalmente los derechos de los intereses privados para reclamar recursos en el espacio exterior, incluida la Luna, asteroides y otros cuerpos celestes.

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La orden permite a EEUU explorar y dinamitar la Luna, Marte o cualquier otro cuerpo celeste en busca de minerales.

En plena crisis del coronavirus y con millones de personas aisladas, Trump aprovechó la situación para firmar una orden ejecutiva en la que EEUU reconoce formalmente los derechos de los intereses privados para reclamar recursos en el espacio. Esta orden, titulada “Fomentar el apoyo internacional para la recuperación y el uso de los recursos del espacio", es un nuevo paso en la privatización del espacio exterior y permitiría al país, y a cualquier empresa privada, explorar y dinamitar la Luna, Marte o cualquier otro cuerpo celeste en busca de minerales.

Donald Trump vuelve a hacer gala de su poco interés en los grandes consensos globales y pasa por encima al “Tratado del Espacio exterior”, un pacto internacional firmado en 1967. En ese documento se acordaba permitir la exploración y el uso del espacio ultraterrestre solo en beneficio y en interés de todos los países y en competencia de toda la humanidad.

"Los estadounidenses deberían tener derecho a participar en la exploración comercial, la extracción y el uso de los recursos en el espacio ultraterrestre, de conformidad con la ley aplicable. El espacio exterior es un dominio legal y físicamente único de la actividad humana, y Estados Unidos no lo ve como un bien común global", cita el documento de la Casa Blanca.

En cuanto a la privatización, los EEUU se amparan en la ambigüedad de las palabras usadas en el tratado, el cual hace referencia a la apropiación nacional, pero nada dice del comercio privado. El texto cuestionado dice lo siguiente: el espacio exterior no está sujeto a apropiación nacional por reclamo de soberanía, por uso u ocupación, ni por ningún otro medio, y que todas las actividades no científicas deben regirse por un marco internacional. Ante estos puntos, desde la Casa Blanca enfatizan que los Estados Unidos “no ven el espacio exterior como propiedad común” y llaman al Tratado un "un fallido intento de restringir la libre empresa".

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Los Estados Unidos no ven el espacio exterior como propiedad común.

Desde hace años, las empresas de minería espacial están abogando una reforma en los acuerdos y que se permita la explotación comercial del espacio, ya que representa una fuente inagotable de recursos. En los asteroides se pueden encontrar materiales que escasean en la Tierra como el paladio, el platino o el litio que se utilizan en la fabricación de los dispositivos móviles y cuya cotización está claramente al alza. También está la cuestión del helio 3. En la Luna hay grandes cantidades de este isótopo que puede ayudar a crear la fusión nuclear estable, la solución para el problema energético de la civilización.

Turismo lunar

En abril de 2017, a los pocos meses de instalarse en la Casa Blanca, Trump ordenó a la NASA acelerar sus planes de exploración espacial, que contemplaban la llegada de humanos a Marte en la década de 2030. El año pasado, mientras se celebraba el 50° aniversario de la llegada del hombre a la Luna, el presidente Trump se comprometía a volver a ese satélite en 5 años, y adelantaba sus planes de iniciar una “nueva era de exploración” y “restablecer el dominio y liderazgo” del país en el espacio.

Después de que la misión Artemisa III logre el objetivo largamente esperado de enviar a los primeros astronautas a la Luna desde el final de la era Apolo, los planes de la NASA cambiarán hacia el objetivo a largo plazo de crear un "programa sostenible" de exploración lunar. Esto incluirá la creación del Lunar Gateway (un hábitat orbital) y un Campamento Base Lunar en la superficie de la Luna. El Gateway tendrá viviendas, laboratorios de ciencia e investigación y puertos de atraque para visitar naves espaciales, lo que proporcionará a la NASA y a sus socios acceso exclusivo a la superficie lunar, apoyando misiones tanto humanas como robóticas.