Alergias en primavera: medidas preventivas para evitar el brote y la estrategia de consultar el pronóstico del tiempo

Te acercamos medidas preventivas para evitar las alergias de primavera, teniendo en cuenta el pronóstico del tiempo y algunas estrategias de cuidado muy eficientes.

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Alergias en primavera: medidas preventivas para evitar el brote y la estrategia de consultar el pronóstico del tiempo

Con la primavera llega la polinización de la mayoría de las especies y esto aumenta la concentración de pólenes en el aire, y por lo tanto la exposición a ellos, generando en las personas alérgicas síntomas respiratorios y oculares que se acentúan en este momento del año.

Si bien la primavera es la temporada de máxima polinización para muchos árboles y gramíneas, el calendario polínico de Argentina muestra una exposición casi continua. Las herbáceas, por ejemplo, aumentan su frecuencia de polinización en el verano, y algunos árboles tienen picos también en el otoño.

Además, determinadas condiciones meteorológicas son las que derivan en molestos brotes alérgicos, por eso vamos a descubrir cuáles son y cómo podemos prevenir el malestar típico de la primavera.

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Los alérgenos más comunes en primavera son: polen, picadura de insectos, caspa (pelos) de animales.

Repasamos algunas estrategias y consejos preventivos para enfrentar esta estación y reducir la respuesta exagerada y negativa del organismo (llamada alergia), a determinados estímulos o sustancias (llamadas alérgenos) en primavera.

¿Alergia a la primavera?

La alergia es una respuesta inmunológica anómala del organismo frente a la exposición a sustancias que son inofensivas para la mayoría de las personas, denominadas alérgenos. El término, derivado del griego Alos ("otro, diferente") y Ergos ("reacción"), describe con precisión este fenómeno de "reacción diferente".

A pesar de ser una afección común, a menudo subdiagnosticada, el impacto de las alergias es considerable, afectando la calidad de vida, el rendimiento escolar y laboral, y, en muchos casos, coexistiendo con condiciones más graves como el asma.

La “primavera” no es por sí sola un alérgeno, pero como dentro de esta estación del año ocurre la polinización de una inmensa cantidad de plantas, y el polen es una de los alérgenos más comunes y poderosos. Mientras algunas personas disfrutan de los días primaverales soleados y con la brisa llena de perfume de las flores, otras padecen de rinitis alérgica, con estornudos, les pican y lloran los ojos, y hasta necesitan medicación específica (dependiendo del paciente), para poder sobrellevar su vida cotidiana con normalidad en días clave de brotes alérgicos.

El polen es el alérgeno que abunda en primavera. Cuando entran en contacto con el organismo, que además posee una carga genética determinada (por eso no todos somos alérgicos, o alérgicos a lo mismo), el sistema inmunológico lo reconoce como sustancia peligrosa.

Las personas con alergia al polen sufren 'polinosis'. En esos episodios el cuerpo se defiende de lo que interpreta como un 'ataque' presentando síntomas como: rinitis, (estornudos continuos, congestión nasal y constante goteo de nariz), conjuntivitis alérgica (picazón e irritación en los ojos), hasta llegar a las afecciones más severas (asma bronquial).

Alergias y meteorología

Las personas alérgicas al polen en primavera empeoran sus síntomas sobre todo en los días soleados y ventosos, pero mejoran cuando llueve. Esto es porque los granos de polen son capturados por las gotitas de lluvia, se hacen más pesados y caen depositándose en el suelo frenando la resuspensión y no se introducen en su sistema respiratorio.

Durante el período de polinización las concentraciones de polen aumentan con el incremento de la temperatura (más en días secos y soleados), y disminuyen con la lluvia y/o el frío.

El viento es un parámetro muy importante a tener en cuenta porque moviliza las esporas de hongos y pólenes en el aire. La dispersión y concentración de estos poderosos alérgenos depende de la mezcla que genera el viento, su dirección y velocidad son claves a la hora de realizar un conteo de las partículas en suspensión, y estudiar así la calidad del aire pudiendo desarrollar hasta un pronóstico con alertas, en beneficio de los alérgicos.

Con pronóstico de día ventoso los alérgicos deben prestar especial atención.

Con un pronóstico de cambios bruscos en la temperatura y humedad del aire, los alérgicos también deben reforzar sus medidas preventivas, porque estas variables suelen producir síntomas. Las mucosas reaccionan ante este escenario, se producen cambios en las secreciones nasales y bronquiales.

“El cambio en las variantes atmosféricas precipitan los síntomas, y la alergia producen inflamación”, según las declaraciones del Dr. Claudio Parisi, presidente de la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica, (AAAeIC).

Cuando tenemos pronóstico de día soleado con ascenso de la temperatura, esto favorece a que los pólenes se eleven desde la parte más baja, cerca a la superficie del suelo, donde están las flores, e invadan todo nuestro entorno dentro de la capa límite.

Como el aire se calienta se expande, por lo que disminuye su densidad y asciende, favoreciendo así que los pólenes se mantengan en suspensión por más tiempo y en altas concentraciones.

El polen puede ascender gracias a la turbulencia y las corrientes térmicas presentes en la capa límite atmosférica, una región de aire cercana a la superficie terrestre influenciada por los efectos del calentamiento solar. El aire calentado se vuelve menos denso y crea un movimiento de ascenso de aire que arrastra consigo las partículas de polen (y otros alérgenos depositados en el suelo también, como polvo, moho, pelos de animales, etc.), permitiendo su dispersión en la atmósfera, tomando contacto con el organismo.

Usar el pronóstico del tiempo ayuda a planificar exposiciones y reducir síntomas de alergia.

Por otro lado, el pronóstico de lluvias genera en cambio un alivio a los alérgicos, ya que los granos de polen son capturados por las gotitas de lluvia, se hacen más pesados y caen depositándose en el suelo frenando la resuspensión y no se introducen en el sistema respiratorio.

Tipos de reacciones alérgicas más frecuentes en primavera

  • Rinitis alérgica estacional (conocida como fiebre del heno): se desencadena por pólenes de árboles, gramíneas y malezas.

  • Conjuntivitis alérgica: prurito y enrojecimiento ocular, asociada a rinitis alérgica.

  • Asma alérgica: broncoespasmo inducido por aeroalérgenos; en tormentas durante temporada de polen puede presentarse el fenómeno de “asthma thunderstorm” por fragmentación de granos y liberación de partículas subpolínicas.

  • Anafilaxia por himenópteros (abejas/avispas), existe una mayor cantidad de estos insectos activos en el ambiente durante la primavera, sumado a que aumenta también la exposición al aire libre y superficie de piel descubierta, si bien es menos frecuente es potencialmente fatal. Los pólenes inhalados muy rara vez generan anafilaxia.

Recomendaciones para evitar un brote alérgico en primavera

Reducir las actividades al aire libre entre las 5 y 10 de la mañana, y entre las 19 y 22 hs. Cuando el aire se enfría los pólenes tienden a descender desde las capas más altas de la atmósfera dejando las mayores concentraciones del alérgeno en los primeros metros de la atmósfera.

Los médicos recomiendan también mantener las ventanas del hogar y las ventanillas de los automóviles cerradas por la noche. Así se minimiza la cantidad de pólenes en los interiores y de ser posible utilizar el aire acondicionado o purificador HEPA para filtrar los alérgenos.

    El control de exposición es importante, monitorear el pronóstico del tiempo, limitar actividades al aire libre en picos de polen (amanecer/atardecer), usar gafas y barbijo filtrante en días ventosos, cerrar ventanas y preferir aire acondicionado con filtros/HEPA ducharse y cambiarse al volver, no secar ropa afuera en jornadas de recuentos de pólenes altos.

    Coordinación con pronóstico: lluvias suelen aliviar (deposición de granos), mientras rachas de viento y el calor-sequía favorecen resuspensión del polen; planificar salidas y limpieza en interiores según esas ventanas de tiempo menos adverso. Permanecer el mayor tiempo posible en lugares cerrados, limpios y acondicionados los días ventosos.

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    Los días soleados y ventosos en primavera son los más complicados de sobrellevar por los alérgicos.

    Usar gafas de sol al salir a la calle, ayuda a evitar el contacto del polen con la conjuntiva. Ducharse después de estar al aire libre para quitarte el polen que recogiste afuera y cámbiate la ropa. No secar la ropa en el exterior durante los días de recuentos altos.

    La farmacoterapia (individualizada por profesional): corticoides intranasales como base en rinitis alérgica moderada a grave; antihistamínicos de segunda generación; combinación intranasal esteroide+antihistamínico en casos seleccionados; colirios antihistamínicos o estabilizadores de mastocitos para conjuntivitis. Es muy importante no automedicarse, siempre consulte a un alergista.

    Conocer la planta y época de emisión del polen causante de la polinosis es fundamental, algunos médicos recomiendan a sus pacientes "escapar" tomándose vacaciones en esos momentos para evitar la exposición eligiendo una zona libre de pólenes (por ejemplo la playa). Según el Atlas de pólenes alergénicos de Buenos Aires de los Archivos de AAAeIC.

    Alergias: problema de salud global

    La OMS ha identificado a las enfermedades alérgicas como un problema de salud global en constante aumento. Se estima que estas afecciones afectan a un 33% de la población mundial, siendo la rinitis alérgica la más prevalente, con una incidencia que alcanza a casi 400 millones de personas.

    La OMS advierte que, si la tendencia de crecimiento exponencial actual continúa, para el año 2050, la mitad de la población global podría padecer algún tipo de trastorno alérgico. Este pronóstico no solo resalta la magnitud del problema, sino que también sugiere una aceleración de los factores ambientales y de estilo de vida que contribuyen a su aparición.

    Alergia (rinitis alérgica) en Argentina

    La situación epidemiológica en Argentina refleja la tendencia global que ya describimos. Los datos de prevalencia de rinitis alérgica muestran una variabilidad, pero todos indican una alta incidencia. Aunque existen muy pocos estudios sobre la prevalencia de rinitis alérgica en Argentina, se estima que 1 de cada 5 argentinos padece de rinitis, lo que se traduce en más de 5 millones de personas afectadas.

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    El 63.8 % de los participantes encuestados en un estudio en Argentina, que tenían síntomas compatibles con alergia, pero no tenían el diagnóstico médico.

    Algunos estudios señalan que un 20 % de la población adulta sufre de alergias, mientras que otros reportan prevalencias más altas, cercanas al 34.9 %. Un reto significativo es el alto subdiagnóstico, ya que muchos pacientes atribuyen mal sus síntomas crónicos a "resfriados repetidos".

    La carga de la enfermedad es particularmente notable en la población pediátrica; un estudio internacional encontró que 4 de cada 10 niños entre 13 y 14 años sufrían de rinitis, y en regiones específicas como Mendoza, se estima que 60 mil niños menores de 14 años padecen asma, a menudo desencadenado por alérgenos.

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    Se estima que 1 de cada 5 argentinos padece de rinitis alergica, lo que se traduce en más de 5 millones de personas afectadas.

    En el estudio transversal sobre la prevalencia de rinitis alérgica en Argentina (estudio PARA), los científicos buscan determinar la prevalencia de rinitis alérgica en una población de habitantes entre 5 y 44 años de Argentina.

    En general, el 44.3 % de los participantes del estudio tenían antecedentes familiares de alergias, pero el 63.8 % de los participantes con síntomas no tenían diagnóstico médico.

    El método aplicado fue un cuestionario telefónico autoadministrado para participantes de entre 5 y 44 años que residían en zonas urbanas. Se encuestaron 3200 participantes: 51.8 % mujeres (37.6% entre 5 y 19 años, y 62.4 % entre 20 y 44 años). La prevalencia global de síntomas de rinitis alérgica fue de 20.5 %; los síntomas más frecuentes fueron estornudos (58.5 %) y congestión nasal (51.4 %).

    La rinitis alérgica fue más frecuente en mujeres; la prevalencia fue de 22.3 % en el grupo de participantes entre 5 y 19 años, y de 19.4 % en el grupo de participantes entre 20 y 40 años.

    Los resultados expuestos en 2019, han confirmado la alta prevalencia de síntomas autoreportados de rinitis alérgica en adultos y niños en Argentina, particularmente en mujeres.

    El tratamiento de la rinitis alérgica consiste no sólo en evitar al alérgeno (por ejemplo el polen), si no también del correcto diagnóstico, el tratamiento farmacológico, la inmunoterapia y la educación. Por eso si sos alérgico o crees serlo por tus síntomas, desde Meteored Argentina te recomendamos siempre que consultes a un alergista para que pueda monitorear tu salud y ayudarte a mejorar tu calidad de vida.

    Referencias de la noticia

    Daniel Vázquez, et al. "Estudio transversal sobre la prevalencia de rinitis alérgica en Argentina: Estudio PARA". RAM. Ener2019.

    Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica (AAAeIC)

    World Allergy Organization (WAO)