SF6: el gas de efecto invernadero 22.800 veces más potente que el CO2 y del que pocos hablan

Es el gas con efecto invernadero más potente conocido. Puede persistir por más de mil años en la atmósfera y su uso es cada vez mayor.

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El hexafluoruro de azufre (SF6) es un gas de efecto invernadero casi 23.000 veces más potente que el CO2, que se utiliza en las conexiones eléctricas como aislante.

Los gases de efecto invernadero (GEI) son aquellos gases que atrapan el calor en la atmósfera. Hay gases que se encuentran de manera natural en la atmósfera, otros que son potenciados mediante la intervención humana, y un tercer grupo que son los sintetizados por el hombre y que sólo existen debido a un proceso industrial.

Dentro de este tercer grupo, los gases fluorados son gases de efecto invernadero sintéticos y potentes que se emiten en diversos procesos industriales. Los gases fluorados son empleados, entre otras aplicaciones, como refrigerantes, como agentes extintores de incendios, disolventes y para la fabricación de espumas aislantes. Entre ellos podemos encontrar los Hidrofluorocarbonos (HFC), los Perfluorocarbonos (PFC) y el Hexafluoruro de azufre (SF6).

Estos gases se emiten habitualmente en pequeñas cantidades y son conocidos como gases de alto Potencial de Calentamiento Global (GWP por sus siglas en inglés), debido a que pueden calentar mucho más el aire que la misma cantidad de CO2.

Los tres factores de incidencia de los GEI

El efecto de cada gas sobre el calentamiento global, depende de estos tres factores:

Concentración: es la abundancia de un gas determinado en el aire. Las concentraciones de GEI se miden usualmente en partes por millón, equivalente aproximado al de una gota de agua diluida en 50 litros de líquido.

Curva de Keeling
La Curva de Keeling indica la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera, medida en el Observatorio Mauna Loa. En el fondo su creador, Charles David Keeling

Permanencia: los GEI pueden permanecer en la atmósfera durante diferentes períodos, desde unos pocos a unos miles de años. Y como todos estos gases permanecen en la atmósfera el tiempo suficiente para mezclarse bien, su concentración en la atmósfera es aproximadamente igual en todo el mundo, independientemente de la fuente de las emisiones.

Potencial de calentamiento: es una medida de lo destructivo que es un GEI. Hoy en día, los refrigerantes suelen ser miles de veces más contaminantes que el dióxido de carbono (CO2). Cada GEI tiene su Potencial de Calentamiento Global (Global Warming Potential, GWP). Los gases con un GWP más alto absorben más energía por kilogramo que los que tienen un GWP más bajo y, por lo tanto, contribuyen más al calentamiento de la Tierra.

El potente y dañino SF6

Dentro de los compuestos fluorados sintéticos, el hexafluoruro de azufre o SF6, se destaca por ser el más potente de todos los GEI.

EL SF6 es un gas inerte, no tóxico e incoloro que es ampliamente utilizado en la industria eléctrica. De bajo costo, este GEI es utilizado como material aislante de alta eficiencia en instalaciones eléctricas de voltaje mediano y alto, como centrales eléctricas y turbinas eólicas para prevenir cortocircuitos e incendios.

SF6 GEI
El hexafluoruro de azufre (SF6) es un excelente dieléctrico gaseoso para aplicaciones eléctricas de alta tensión. Se utiliza ampliamente en disyuntores y dispositivos de conmutación de la industria energética.

Pero el mayor problema con este gas es que tiene un potencial de calentamiento global mayor que ninguna otra sustancia conocida. Según el National Atmospheric Emissions Inventory del Reino Unido, el SF6 tiene un GWP de 22.800.

Esto indica que una tonelada de este GEI equivale a 22.800 toneladas de CO2, cantidad similar a la que 17.500 personas emitirían durante un vuelo de ida y vuelta en clase económica desde Londres a Nueva York. Por otro lado, el SF6 es capaz de permanecer dentro de la atmósfera terrestre más de 1.000 años, lo que implica un riesgo catastrófico para nuestro planeta.

La paradoja del SF6

Las emisiones de SF6 en Europa y en la mayor parte del planeta han conservado sus niveles, pero las de China casi se han duplicado en los últimos 10 años. Esto se debe a que las formas en que se genera electricidad están cambiando: las plantas a carbón están siendo reemplazadas por otras opciones que combinan en diferentes medidas la energía eólica, solar y el gas.

Estos nuevos sistemas requieren de muchas más conexiones a la red eléctrica, con el consiguiente uso de interruptores y otros mecanismos para prevenir accidentes. Y la gran mayoría de esos dispositivos de seguridad utiliza SF6 como aislante para evitarlos.

el SF6
La eliminación del SF6 es el siguiente paso en el camino hacia una energía limpia

El número de parques eólicos y granjas solares que requieren más dispositivos de seguridad con SF6 está creciendo a un ritmo acelerado, ya que ese gas es una opción económica, confiable y que requiere poco mantenimiento.

Al ser el SF6 un gas sintético, no puede ser absorbido naturalmente como el CO2. Entonces debe ser capturado y destruido deliberadamente para minimizar su impacto ambiental. Pero al no existir restricciones para su uso, salvo compromisos voluntarios, se usa indiscriminadamente, hallándose concentraciones de SF6 en la atmósfera que son 10 veces mayores que las declaradas oficialmente por los países.

La paradoja entonces es que, para combatir el cambio climático mediante energías renovables, utilizamos el más potente gas de efecto invernadero jamás creado, en un inaudito bucle de retroalimentación climática.

Si bien el mes pasado entró en vigor una nueva normativa sobre gases fluorados que endurece la eliminación progresiva de estos potentes gases para 2050 en la Unión Europea, lo cierto es que en gran parte del planeta los SF6 se seguirán usando, calentando la atmósfera durante centurias.