Un cangrejo en la Antártida: la pista fósil que conecta océanos y continentes
El hallazgo de Sabellidromites santamarta, un cangrejo de 85 millones de años en la isla James Ross, aporta nuevas pistas sobre cómo se conectaban los océanos y continentes en el Cretácico. Una expedición brasileña logró desenterrar un fósil tan raro como revelador para la ciencia.

En la isla James Ross, al noreste de la Península Antártica, paleontólogos brasileños encontraron algo que pocos hubieran imaginado: un cangrejo de 85 millones de años. El fósil, bautizado Sabellidromites santamarta, pertenece a un linaje emparentado con especies que hoy habitan en mares tropicales, un contraste tan sorprendente como revelador.
El hallazgo no es menor: este crustáceo, al que los científicos llaman el “primo Gondwana de la Antártida”, constituye una prueba de las conexiones que existían entre océanos y continentes en pleno Cretácico. En ese tiempo, los continentes se reacomodaban tras la fragmentación de Pangea y la vida encontraba rutas inesperadas entre hemisferios.
Actualmente los geólogos aceptan que la Antártida como continente se formó cuando una parte del continente mesozoico denominado Gondwana, en el que estaban unidas América del Sur, África, Australia y la India, se fracturó en otros más pequeños y en diversas islas. pic.twitter.com/hYHD0YB90k
— Mar Gómez (@MarGomezH) April 1, 2024
Lo más llamativo del espécimen no es sólo su antigüedad, sino su estado de conservación. A diferencia de la mayoría de los cangrejos fósiles, que suelen conservar apenas el caparazón, este ejemplar incluye detalles de la región ventral: abdomen, patas y el mecanismo de “enganche” que protegía al cuerpo.
“En este ejemplar pudimos observar no solo el caparazón dorsal, sino también la anatomía ventral, algo rarísimo en cangrejos fósiles”, explicó Daniel Lima, paleontólogo del Museo de Paleontología Plácido Cidade Nuvens y autor principal del estudio. Esa información permitió a los investigadores reubicar al género Sabellidromites dentro de la familia Dynomenidae, un grupo que en el pasado fue abundante y hoy sobrevive apenas en unas pocas especies.
Antártida: ayer y hoy
Es difícil imaginar un cangrejo tropical en el continente helado actual. Sin embargo, hace 85 millones de años la Antártida era otra: un territorio cálido, húmedo y cubierto de bosques, rodeado de mares templados donde convivían moluscos, peces, plesiosaurios y, como ahora sabemos, cangrejos.
El fósil fue hallado en la formación Santa Marta, un sitio que preserva con lujo de detalle los ecosistemas del Cretácico. Allí, las capas de areniscas y tobas volcánicas guardaron durante millones de años un delta que hoy es una ventana al pasado.
Llegar hasta ese rincón no fue sencillo. El equipo viajó desde Río de Janeiro hasta Punta Arenas, en Chile, y desde allí continuó en el buque polar Ary Rongel. El desembarco final se realizó en helicóptero sobre la isla James Ross, donde los investigadores pasaron 32 días acampando en condiciones extremas.
“Estábamos aislados del mundo, con vientos de 70 km/h y temperaturas bajo cero. Pero todo valió la pena cuando encontramos un fósil como éste”, contó Renato Ghilardi, paleontólogo de la Universidade Estadual Paulista y coautor del trabajo.
Pistas de una danza continental
El descubrimiento plantea preguntas fascinantes. ¿Cómo llegó este cangrejo hasta la Antártida? Una hipótesis sugiere que viajó por el mar de Tetis, aprovechando corrientes oceánicas poco profundas que unían el norte con el sur. Otra posibilidad es que linajes más antiguos se hubieran diversificado localmente en Gondwana.
“Son preguntas abiertas que solo podremos responder con más excavaciones y comparaciones con fósiles de otras partes del mundo”, explicó Marcos Tavares, curador de crustáceos del Museo de Zoología de la USP y coautor del estudio.
El hallazgo abre nuevas líneas de investigación y revaloriza la importancia de la cooperación internacional en la Antártida. El proyecto Paleoantar, que coordinó esta campaña, busca justamente comprender las conexiones biológicas y geográficas entre Sudamérica y el continente austral.
La Tierra nunca dejó de moverse, de unirse y separarse, de reinventarse, y para los paleontólogos, aún queda mucho por descubrir bajo el hielo.
Referencia de la noticia
Lima D, Franco MB, Tavares M, et al. The Antarctic’s Gondwanan cousin: a new Dynomenidae (Crustacea, Dromioidea) from the Santa Marta Formation, James Ross Basin, Antarctica. Journal of Paleontology. Published online 2025:1-12. doi:10.1017/jpa.2025.10129