El "color prohibido" de la malla: ¿por qué el blanco o el azul ponen en riesgo a tu hijo en la pileta?

Con la temporada de piletas y playas a la vuelta de la esquina, un detalle tan simple como el color del traje de baño puede mejorar la seguridad de los chicos en el agua. Qué descubrieron las pruebas recientes y por qué hay que priorizar ciertos tonos.

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Estos son los colores de malla que deberías elegir para los niños

El verano se acerca y, con él, la temporada que combina protector solar, heladitos que se derriten demasiado rápido y el ritual de elegir la malla nueva. Para muchos padres, la preocupación central pasa por si la malla será cómoda o si resistirá el uso intensivo de diciembre a marzo. Pero hay un detalle que pesa mucho más de lo que suele pensarse: el color.

Un traje de baño de tonos intensos no solo suma onda en la foto familiar; también puede ayudar a salvar la vida de un niño.

La ciencia lo explica con una claridad sorprendente. Cuando hay una emergencia en el agua, ver rápidamente al niño es tan importante como actuar. Y, aunque parezca obvio, lo que se ve arriba del agua no siempre es lo que se ve abajo. El agua distorsiona, refleja, oscurece y engaña al ojo humano.

Para entender hasta qué punto el color influye, conviene sumar a escena a Alive Solutions, una empresa especializada en seguridad acuática que realizó pruebas con 14 colores diferentes de mallas tanto en piscinas como en lagos abiertos. Las pruebas no formaron parte de una publicación científica tradicional, pero sí aportan una mirada valiosa sobre cómo se comporta la luz debajo del agua.

El agua engaña: por qué algunos colores desaparecen en la pileta

Natalie Livingston, cofundadora de la empresa y socorrista con décadas de experiencia, contó que el disparador fue una observación tan cotidiana como inquietante: varios chicos con mallas oscuras o pasteles parecían desvanecerse en la piscina. Ese efecto no era magia, sino física.

La luz del Sol es lo que percibimos como "luz blanca", pero en realidad es una mezcla de todos los colores del arcoíris (rojo, naranja, amarillo, verde, azul, índigo y violeta). Cada color en este espectro tiene una longitud de onda diferente, lo que se traduce en una cantidad de energía distinta. Cuando la luz solar entra al agua, las moléculas de agua actúan como un filtro gigante que absorbe progresivamente las diferentes longitudes de onda.

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Visibilidad de trajes de baño a diferetes profundidades en piscinas

El rojo tiene la longitud de onda más larga y la menor energía, por lo que es el color que el agua absorbe de manera más eficiente y rápida. A solo 5 a 10 metros de profundidad (dependiendo de la claridad del agua), la luz roja desaparece casi por completo. El naranja y el amarillo son los siguientes en ser absorbidos, pero aguantan un poco más que el rojo.

Por otro lado, los colores azul y violeta tienen las longitudes de onda más cortas y la mayor energía. Esto les permite penetrar mucho más profundamente en la columna de agua, siendo absorbidos muy lentamente. La luz azul puede penetrar hasta unos 200 metros en aguas oceánicas claras. Por eso, a mayor profundidad, el mundo submarino parece estar bañado solo en luz azul, y cualquier color que dependa de la luz roja para ser visto (como el rojo, naranja o incluso el verde) se convierte en una sombra.

Además, es importante entender que cada pequeña turbulencia en la superficie -un pataleo, un chapuzón, una hoja que cae- cambia cómo se reflejan y absorben los colores. Por eso, dos mallas idénticas pueden verse completamente diferentes en función del fondo, la sombra o la profundidad.

En piscinas de fondo claro, las pruebas mostraron que el rosa neón y el naranja neón se detectaban antes que cualquier otro color. En el extremo opuesto, el blanco y el celeste prácticamente desaparecen.

Por lo tanto, los tonos claros o azules vistos desde afuera del agua tienden a confundirse con reflejos, nubes o el propio color del agua. Los colores oscuros, si bien contrastan con el fondo, se mezclan rápido con sombras, hojas o la suciedad microscópica que siempre circula en las piletas.

Ese efecto se vuelve dramático en situaciones reales, donde el ojo humano además compite con reflejos del sol, movimiento y múltiples distracciones. Un chico puede ahogarse en menos de un minuto, de modo que cada segundo que se pierde buscando una silueta que no contrasta suma riesgo.

Naturaleza: cuando el entorno juega en contra

Los experimentos también mostraron que cuando el escenario cambia y el agua deja de ser transparente -como en lagos o ríos-, el comportamiento también varía. A solo 45 centímetros de profundidad, los colores que dominaron en visibilidad fueron el naranja, amarillo y verde neón. En cambio, el rosa neón perdió fuerza. Curiosamente, el blanco funcionó mejor que en piscina, aunque siempre por debajo de los neón.

El patrón general, según Livingston, es contundente: los colores neón ganan siempre, sin importar el entorno.

En lagos, estanques o ríos, el turno del camuflaje lo tienen los verdes oscuros y los tonos tierra. La vegetación acuática, las algas y la turbidez los vuelven parte del paisaje. Todos los rescates retrasados tienen una estadística en común: mallas de colores apagados o verdosos que no reflejan casi nada.

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Visibilidad de colores de trajes de baño en aguas abiertas

A eso se suma otro actor: el patrón de la tela. Los estampados fragmentados, densos o multicolores rompen la silueta humana bajo el agua. Los de camuflaje, rayas o figuras geométricas mezclan claros y oscuros que confunden todavía más. En simulacros de rescate, los socorristas tuvieron dificultades constantes para identificar cuerpos con mallas estampadas.

Los colores que sí funcionan

Si la prioridad es que los chicos se vean rápido y desde cualquier ángulo, la lista de ganadores es clara:

  • Amarillo neón: visible incluso en zonas sombreadas de piscina.

  • Naranja neón: resalta en aguas turbias y claras.

  • Verde neón o lima: mantiene buen contraste en aguas naturales.

  • Rosa neón: el más eficaz en piscinas.

  • Rojo brillante: útil en agua clara, aunque menos poderoso que los neón.

Estos tonos reflejan la luz en lugar de absorberla, lo que amplifica la visibilidad incluso cuando el agua se agita. De hecho, suelen generar un efecto de “resplandor” bajo el agua que destaca la silueta del niño casi de inmediato.

Los expertos insisten en algo esencial: el color ayuda, pero no es magia. No reemplaza la supervisión activa, la presencia de un adulto a distancia de brazo ni las pausas para evitar el agotamiento.

Elegir sabiamente el color de la malla es una herramienta más, simple y cotidiana, que puede sumar segundos valiosos cuando algo no va bien.