El cambio climático nos quita cada vez más horas de sueño

Un nuevo y completo estudio analizó 7 millones de sueños en casi 50 mil adultos de 68 países. Entre muchas conclusiones, afirma que para finales de siglo podríamos perder casi dos semanas de sueño al año debido al aumento de temperaturas.

Sueño cambio climático
El estudio analizó 7 millones de sueños en casi 50 mil adultos de 68 países.

Si bien somos conscientes de los impactos principales que tiene el actual cambio climático sobre el ambiente y la economía, otros impactos secundarios pasan más desapercibidos, muchos de ellos relacionados con la salud.

En época de verano, en esos días de temperaturas sofocantes, solemos dormir mal cuando la temperatura no logra descender lo suficiente, y eso se exacerba si además hay condiciones de elevada humedad.

Ahora, ¿qué pasa si ese malestar esporádico de tener una mala noche debido al calor lo trasladamos a una escala mayor, asociada al cambio climático?

La nueva investigación que vincula el sueño con el cambio climático

Un grupo de investigadores de la Universidad de Copenhague (Dinamarca) analizó 7 millones de sueños nocturnos de más de 47.000 adultos en 68 países. Estos datos globales anónimos del sueño se recopilaron de pulseras de seguimiento del sueño basadas en acelerómetros, que rastrearon la calidad y la cantidad de sueño.

El autor principal del estudio Kelton Minor destaca que su trabajo supone “la primera evidencia a escala planetaria de que las temperaturas por encima de la media erosionan el sueño de los humanos”. Esta erosión se produce sobre todo porque “el calor retrasa el momento en el que las personas se duermen y adelanta cuando se despiertan”, añade. Así, se acorta la duración total. Los humanos de la muestra duermen en torno a 7,1 horas. La mitad de los mayores no llegan ni a eso y los de mediana edad tienen vigilias más largas entre semana que los fines de semana.

¿Cómo influye la temperatura en nuestro sueño?

Cuando se introduce el factor temperatura, el estudio concluyó que en noches muy cálidas (más de 30 °C), el sueño disminuyó en promedio casi 15 minutos. Los durmientes también tuvieron problemas para dormir siete horas o más en estas noches más cálidas.

El trabajo también concluye algo sabido que es que los mayores duermen peor cuando hace calor, así como las mujeres se ven más afectadas que los hombres. Además, el estudio observa que el impacto negativo es más significativo en los países de niveles medios y bajos de desarrollo que en los más avanzados. Es probable que el aire acondicionado tenga su impacto aquí, pero no tenían manera de confirmarlo.

Para el año 2099, podríamos perder de 50 a 58 horas de sueño por año, lo que equivale a casi dos semanas.

En la última parte del trabajo, los científicos proyectan sus datos en dos escenarios climáticos: uno en el que se logran controlar las emisiones y otro en el que siguen aumentando. Ambas situaciones serán testigo de un mayor número de noches con mínimas elevadas. “Bajo un escenario de calentamiento climático moderado (donde los humanos logran estabilizar la concentración de gases de efecto invernadero) y sin más adaptación, estimamos que para 2099 cada persona puede perder un promedio de 50 horas de sueño por año debido a temperaturas nocturnas subóptimas”, dice Minor. Y si no se hace nada, la cifra podría acercarse a las 60 horas.

Para ayudar a salvar nuestro sueño (junto con nuestro planeta), el equipo de investigación espera colaborar con científicos climáticos globales, investigadores del sueño y compañías tecnológicas para ampliar su alcance de la investigación global del sueño y el comportamiento a más personas y contextos.