Mal humor, apatía, violencia: las otras consecuencias del calor

“Cuándo se termina el calor” es la pregunta del momento, que revela el fastidio que causan las altas temperaturas, no solo a nivel físico, sino en nuestras actitudes y conductas.

El calor impacta en nuestras actitudes y conductas.

Hace calor y el cuerpo lo sabe. Lo siente. Transpiramos, nos movemos lento, buscamos sombra. Como es esperable, la sensación de disconfort no se queda sólo en lo físico. El calor también impacta en nuestro estado anímico y en muchas de nuestras conductas y actividades diarias.

La exposición a altas temperaturas produce un aumento en la presión arterial y del ritmo cardíaco, señales que nuestro organismo asocia con la ansiedad, y entonces desencadena reacciones de respuesta a ese estímulo, como la activación del sistema nervioso simpático y la secreción de cortisol, la hormona del estrés.

“El calor sofocante es un estresor negativo que puede tener consecuencias muy nocivas”, dice el psicólogo Valentín Martínez-Otero.

Además, una de las características de las olas de calor es que las temperaturas mínimas son muy altas. No refresca. Y eso hace que descansemos poco y mal. Las noches calurosas impiden que nuestro cuerpo se relaje y se refresque, y como consecuencia, al día siguiente estamos irritables y nerviosos. Pero no sólo eso. También, como demostraron varios estudios científicos, estamos más incompetentes, antisociales y hasta violentos.

Cómo el calor afecta la vida social

La irritabilidad quizá sea uno de los efectos más evidentes del calor. Sin embargo, a nivel conductual, hay otros menos perceptibles hasta para nosotros mismos.

Una investigación del 2017 indagó en las actitudes y la predisposición a ayudar a otros según las variaciones de temperatura en el ambiente. El trabajo, titulado "Explorando el impacto de la temperatura ambiental en la ayuda", analizó la conducta de los empleados de varios shoppings en ambientes a distintas temperaturas.

Entre las conclusiones del estudio, los investigadores indican que los empleados que se desempeñan en ambientes calurosos, y por lo tanto están incómodos, presentan un 50% menos probabilidades de tener conductas prosociales, como ayudar a los clientes, escuchar activamente y hacer sugerencias en el proceso de compra.

“Específicamente, encontramos que el calor aumenta la fatiga que conduce a la reducción del afecto positivo y, posteriormente, reduce la ayuda individual”, dice el estudio.

Otro estudio analizó la relación entre las temperaturas y el rendimiento escolar. Publicado en Nature, lleva un título concluyente: “El aprendizaje se ve inhibido por la exposición al calor, tanto a nivel internacional como dentro de los Estados Unidos”.

Los investigadores cruzaron los datos de rendimiento escolar de 58 países y más de 10 mil condados en Estados Unidos con datos climáticos. El trabajo señala que, “a mayor cantidad de días calurosos, más baja es la tasa de aprendizaje de los alumnos.”

Impacto del clima en la violencia y los conflictos sociales

Pero aún hay más. Investigadores de la Universidad de California, Berkeley y la Universidad de Princeton, realizaron un análisis exhaustivo cruzando la climatología con la economía, las ciencias políticas y la psicología, buscando obtener un panorama más global del impacto del clima en la violencia y los conflictos sociales.

En el trabajo, que se publicó en la revista Science, los investigadores encontraron “patrones similares de conflicto en todo el mundo que estaban vinculados a cambios en el clima, como una mayor sequía o una temperatura anual superior a la media”.

Identificaron picos de violencia doméstica, aumento de asaltos y asesinatos, violencia ética, y conflictos civiles en distintos lugares del mundo, asociados a variaciones en el clima. De hecho, según sugiere esta investigación, un simple aumento de 1 ºC era suficiente para aumentar la violencia física y verbal en un 4%.

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Que el clima influye en la vida económica y social es algo sabemos desde el inicio de la historia. Pero indudablemente aún queda mucho por investigar sobre los efectos de los extremos climáticos en nuestra salud tanto física como psicológica. Y por supuesto, considerar en la ecuación otros factores que inciden en el impacto del clima, como la vulnerabilidad de los sectores sociales que disponen de menos recursos para enfrentar los extremos.

Podremos así tomar medidas y prepararnos mejor ante un futuro que –todo indica- será cada vez más caliente. Mientras tanto, los defensores del #teaminvierno, siguen sumando argumentos para defender su amor por el frío, los abrigos y las sopas.