Adaptaciones de los lagartos al fuego: lecciones para la protección de la biodiversidad
Los lagartos tienen adaptaciones notables que les permiten sobrevivir a los incendios forestales, lo que ofrece pistas esenciales para comprender la resiliencia ecológica y orientar las estrategias de conservación de la biodiversidad.

Los incendios forestales son fenómenos naturales en muchos ecosistemas, pero su frecuencia e intensidad han aumentado debido al cambio climático y las actividades humanas.
Estos eventos representan una amenaza importante para la vida silvestre, destruyendo hábitats, reduciendo la disponibilidad de alimentos y exponiendo a los animales a temperaturas extremas.
A pesar de ello, varias especies han desarrollado adaptaciones conductuales, fisiológicas y ecológicas que les permiten sobrevivir y, en algunos casos, incluso beneficiarse del fuego. Los lagartos son un ejemplo fascinante de cómo la fauna silvestre puede resistir estas perturbaciones ambientales.
La estrategia de los lagartos
Una de las principales estrategias de supervivencia de los lagartos durante los incendios forestales es el uso de refugios subterráneos. Muchas especies excavan madrigueras o utilizan túneles ya existentes creados por otros animales.
Estos refugios proporcionan aislamiento térmico y protección contra incendios, que suelen propagarse rápidamente a través de la vegetación superficial. Estudios de ecología térmica muestran que las temperaturas dentro de las guaridas rara vez alcanzan niveles letales, incluso durante incendios de alta intensidad.
Esta capacidad de refugiarse bajo tierra puede explicar las altas tasas de supervivencia de algunos lagartos en zonas quemadas.
Comportamiento termorregulador
Otro factor relevante es el comportamiento termorregulador. Los lagartos son ectotérmicos, lo que significa que dependen de fuentes externas de calor para regular su temperatura corporal.
Esto los hace muy sensibles a los cambios de temperatura, pero también les da la agilidad para responder rápidamente a condiciones extremas. Durante un incendio, muchos lagartos se desplazan a zonas sombreadas, rocas o troncos que les ofrecen protección inmediata.
La capacidad de detectar el aumento de temperatura y reaccionar con rapidez es esencial para escapar del fuego. Tras un incendio, el paisaje sufre profundas transformaciones. Sin embargo, algunos lagartos pueden aprovechar estos cambios.

La reducción de la cobertura vegetal aumenta la exposición solar, lo que puede promover la termorregulación y mejorar el rendimiento locomotor. Además, el fuego puede aumentar temporalmente la disponibilidad de presas, como insectos atraídos por la vegetación en descomposición o el suelo expuesto.
Este fenómeno puede favorecer a las especies de lagartijas generalistas, que tienen una dieta variada y un comportamiento oportunista. Desde una perspectiva de conservación, comprender cómo responden las lagartijas al fuego es crucial para desarrollar estrategias de gestión del hábitat.
Los incendios controlados realizados por los gestores ambientales pueden utilizarse para mantener la heterogeneidad del paisaje, promover el crecimiento de vegetación joven y evitar la acumulación excesiva de material combustible.
Sin embargo, la frecuencia e intensidad de estas quemas deben planificarse cuidadosamente para no comprometer poblaciones vulnerables, especialmente especies con baja capacidad de dispersión o que dependen de microhábitats específicos.
Además, los lagartos pueden actuar como bioindicadores de la salud ecológica posterior a los incendios. Los cambios en su abundancia, diversidad o comportamiento pueden indicar si la recuperación del ecosistema se está produciendo de manera adecuada.
El seguimiento a largo plazo es esencial para comprender la resiliencia de estas poblaciones e identificar umbrales críticos más allá de los cuales la recuperación natural se vuelve difícil.
En un escenario de calentamiento global y aumento en la ocurrencia de incendios forestales, los mecanismos de supervivencia de las lagartijas representan una “ventana adaptativa” para otras especies.
Los investigadores pueden identificar estrategias de mitigación que ayuden a preservar la biodiversidad, incluida la protección de refugios subterráneos, el mantenimiento de mosaicos de vegetación de diferentes edades y la limitación de las perturbaciones humanas en áreas críticas inmediatamente después de un incendio.