¿Cuándo y de qué manera morirá nuestro Sol?

Tras un largo periodo de debate en la comunidad científica, un trabajo de 2018 llegó para resaltar a la etapa de nebulosa planetaria como el destino final más probable de nuestra estrella. ¿Cómo acontecerán los hechos?

Sol estrella sistema solar
El Sol tiene unos 4600 millones de años... ¿cuántos años más de vida tendrá?

Los avances de la ciencia en las últimas décadas en el campo de la astronomía, han permitido conocer a los científicos cuándo y de qué manera serán los últimos días de la estrella de nuestro sistema solar. ¡Lo que si podemos dar por sentado, es que ningún ser humano estará en este planeta para atestiguarlo!

Hubo un camino arduo de debate científico para entender de qué forma se daría el proceso. Inicialmente, los astrónomos pensaban que el Sol se convertiría en una nebulosa planetaria -una burbuja luminosa de gas y polvo cósmico-, pero luego, las pruebas sugirieron que tendría que ser un poco más masivo. Fue en 2018 cuando nuevamente volvió a ganar fuerza la hipótesis de la nebulosa planetaria como destino final más probable.

Antes, el aumento del brillo del Sol acabará con la vida en nuestro planeta

El Sol tiene unos 4600 millones de años, según la edad de otros objetos del sistema solar que se formaron más o menos en la misma época. Basándose en observaciones de otras estrellas, los astrónomos predicen que llegará al final de su vida en unos 10.000 millones de años más.

Ocurrirán otras cosas por el camino, tal como detalla un artículo de Science Alert… dentro de unos 5.000 millones de años, el Sol se convertirá en una gigante roja. El núcleo de la estrella se reducirá, pero sus capas exteriores se expandirán hasta la órbita de Marte, engullendo nuestro planeta en el proceso. Si es que para ese entonces sigue ahí.

El Sol aumenta su brillo en un 10% cada mil millones de años. Esto acabará con la vida en nuestro planeta.

Pero para ese entonces, ya no estaremos aquí. De hecho, a la humanidad sólo le quedan unos 1.000 millones de años, a menos que encontremos una forma de salir de este planeta. Esto se debe a que el Sol aumenta su brillo en un 10% cada mil millones de años.

No parece mucho, pero ese aumento de brillo acabará con la vida en la Tierra. Nuestros océanos se evaporarán y la superficie estará demasiado caliente para que se forme agua.

El camino final hacia una nebulosa planetaria

Lo que resulta difícil de precisar es lo que vendrá después de la etapa de gigante roja. Varios estudios anteriores han descubierto que, para que se forme una nebulosa planetaria brillante, la estrella inicial tiene que haber sido hasta dos veces más masiva que el Sol.

Sin embargo, el estudio de 2018 publicado en Nature Astronomy, utilizó modelos informáticos para determinar que, al igual que el 90 por ciento de las otras estrellas, lo más probable es que nuestro Sol se reduzca desde una gigante roja hasta convertirse en una enana blanca, y luego termine como una nebulosa planetaria.

Nebulosa Ojo de Gato
Nebulosa Ojo de Gato (NASA/ESA)

"Cuando una estrella muere, expulsa al espacio una masa de gas y polvo denominada envoltura. La envoltura puede alcanzar la mitad de la masa de la estrella. Esto revela el núcleo de la estrella, que en este punto de su vida se está quedando sin combustible, apagándose y muriendo finalmente", explica el astrofísico Albert Zijlstra, de la Universidad de Manchester (Reino Unido), uno de los autores del artículo.

Las nebulosas planetarias

"Sólo entonces, el núcleo caliente hace que la envoltura eyectada brille intensamente durante unos 10.000 años, un breve periodo en astronomía. Esto es lo que hace visibles las nebulosas planetarias. Algunas son tan brillantes que pueden verse desde distancias extremadamente grandes que miden decenas de millones de años luz, donde la propia estrella habría sido demasiado débil para verse".

Se denominan nebulosas planetarias no porque realmente tengan algo que ver con planetas, sino porque, cuando William Herschel descubrió las primeras a finales del siglo XVIII, su aspecto era similar al de los planetas a través de los telescopios de la época.

El modelo de datos que creó el equipo predice en realidad el ciclo vital de distintos tipos de estrellas, para averiguar el brillo de la nebulosa planetaria asociado a distintas masas estelares.

"No sólo tenemos ahora una forma de medir la presencia de estrellas de edades de unos pocos miles de millones de años en galaxias lejanas, que es un rango notablemente difícil de medir, ¡sino que incluso hemos averiguado qué hará el Sol cuando muera!", exclamó Zijlstra.