Selfies mortales: el triste ranking de los lugares donde más gente ha muerto por tomarse una foto

El deseo de viralidad lleva a miles de jóvenes —y no tan jóvenes— a trepar, colgarse, correr o saltar en busca de una imagen impactante. En algunos casos, la postal termina siendo la última. Un informe global repasa los destinos más peligrosos para esta práctica y pone números al problema.

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Cada año, cientos de personas ponen en riesgo su vida intentando captar una imagen impactante como esta.

Quieren un momento único, una imagen impactante, un like más. Lo que terminan logrando, muchas veces, es una tragedia. El fenómeno de las selfies mortales crece año a año y ya suma cientos de víctimas en todo el mundo.

¿El motivo? Una peligrosa mezcla de vértigo, obsesión por las redes sociales y la falsa sensación de invulnerabilidad que otorgan los filtros.

Según un informe reciente de la Fundación iO —una consultora española especializada en salud global— desde 2008 al menos 379 personas murieron mientras intentaban sacarse una selfie en lugares riesgosos.

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El peligro detrás del encuadre perfecto: en busca de likes, muchos ignoran las señales de advertencia.

Las causas más frecuentes: caídas desde alturas (216 casos), accidentes con medios de transporte (123), ahogamientos (66), electrocuciones (24), disparos accidentales (24) y ataques de animales salvajes (17).

La mayoría de las víctimas tenía menos de 30 años. De hecho, el 41 % eran adolescentes y otro 37 % tenían entre 20 y 30 años, con una edad promedio de apenas 24 años. El dato, aunque impactante, no sorprende: son justamente los jóvenes quienes más consumen y producen contenido en redes sociales.

Uno de los casos más resonantes fue el de Moe Sa Nay, una influencer birmana de 14 años con más de 150 mil seguidores en TikTok. Mientras intentaba tomarse una selfie en la cascada de Sinywa, resbaló en las rocas y fue arrastrada por la corriente. Su amiga, que también cayó, logró salvarse. Moe no tuvo la misma suerte y su cuerpo fue hallado río abajo por los rescatistas, media hora después.

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Lo que no se ve en la foto: detrás del encuadre perfecto, puede haber caídas de más de 100 metros.

En esta peligrosa carrera por captar la atención online, los lugares turísticos se convierten en escenarios de riesgo. Según el ranking elaborado por la misma fundación, los diez sitios que más víctimas se han cobrado al momento de tomarse una selfie son estos.

  • Cataratas del Niágara (Estados Unidos/Canadá)

  • Glen Canyon (Estados Unidos)

  • Charco del Burro (Colombia)

  • Playa de Penha (Brasil)

  • Catarata de Mlango (Kenya)

  • Montes Urales (Rusia)

  • Taj Mahal (India)

  • Valle de Doodhpathri (India)

  • Isla Nusa Lembongan (Indonesia)

  • Archipiélago de Langkawi (Malasia)

En muchos de estos sitios, la belleza natural o la arquitectura imponente actúan como un imán para quienes buscan la foto perfecta, sin reparar en que la mínima distracción puede tener consecuencias fatales.

Selfies mortales, síntoma de una época voraz

Pero los escenarios no son el único factor: hay algo más profundo en juego. “Las redes sociales premian el contenido extremo. Cada like funciona como una dosis de adrenalina”, explicó la socióloga Liliana Arroyo al diario El País. Esa adrenalina, que viene envuelta en forma de corazones y comentarios, empuja a los creadores de contenido a ir cada vez más lejos, sin medir las consecuencias.

En los últimos meses se registraron varios casos que ilustran esta tendencia. En abril de 2024, Inessa Polenko, una influencer rusa de 39 años, cayó desde una estructura de 50 metros en un mirador del Mar Negro, en Georgia, Estados Unidos. En mayo, Aanvi Kamdar, una joven india de 27 años, murió tras caer de un acantilado mientras se sacaba una foto en las cataratas de Kumbhe.

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Las caídas desde acantilados y cascadas lideran el trágico ranking de selfies fatales.

Algunos gobiernos ya tomaron nota del problema. En Nueva York y California, por ejemplo, está prohibido sacarse selfies en zoológicos y áreas con animales salvajes. En Barcelona, las autoridades prohibieron las fotos desde las escaleras mecánicas del metro que dan vista a la Sagrada Familia.

La Fundación iO sugiere que el fenómeno de las selfies mortales debe abordarse como un problema de salud pública. Y no solo por el número de muertos, sino por el tipo de conducta que revela: una adicción a la validación virtual, que lleva a miles de jóvenes a arriesgarse sin medir consecuencias.