El tránsito en horas pico aumenta la presión arterial, según un estudio

El trabajo revela que la contaminación asociada al tráfico puede elevar los niveles de presión y afectar la salud cardiovascular.

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Combustión, gases de frenos y polvo forman parte del aire en las zonas de alto tránsito.

Cada día, millones de personas enfrentan el tedio de circular por avenidas y autopistas cargadas de vehículos, muchas veces a paso lento. Esto puede ser exasperante y, además, representar un riesgo para la salud. Y no precisamente por el estrés del embotellamiento.

Un estudio reciente de la Universidad de Washington se enfocó en los efectos de la contaminación del aire relacionada al tráfico (TRAP, por sus siglas en inglés) en la salud cardiovascular.

El TRAP, de acuerdo a los autores, es una mezcla de los gases de los escapes, del desgaste de frenos, neumáticos y de polvo del asfalto. El estudio indagó en cómo este aire contaminado, cuando no se filtra con ningún mecanismo, afecta la presión arterial de los pasajeros.

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La contaminación del aire relacionada con el tráfico se considera el principal factor de variación de la calidad del aire.

Descubrieron que la exposición a estos gases aumenta la presión arterial en más de 4.5 mm Hg, durante y después del viaje, y que el aumento llega a mantenerse por las 24 horas posteriores a la exposición.

“El cuerpo tiene un conjunto de sistemas para tratar de mantener constante la presión arterial en el cerebro. Es un sistema estrictamente regulado, y parece que en algún lugar, en uno de esos mecanismos, la contaminación del aire relacionada con el tráfico interfiere con la presión arterial”, explicó Joel Kaufman, médico integrante del equipo de investigación.

Experimento en las autopistas de Seattle

Para llegar a estas conclusiones, los autores expusieron a los participantes al tráfico de la hora pico en Seattle, Estados Unidos, mientras monitoreaban su presión arterial. Los sujetos del estudio fueron hombres y mujeres de entre 22 y 45 años.

Los participantes fueron conducidos en varios viajes. En algunos de ellos se filtró el aire proveniente del exterior con filtros HEPA de alta calidad, que bloquean el 86 % de las partículas contaminantes.

En otros viajes se permitió el ingreso al vehículo del aire, sin aplicar filtros. En ningún momento los participantes supieron de qué tipo de viaje y aire se trataba.

Las mediciones revelaron que la presión arterial de los participantes aumentó más de 4,5 mm Hg al respirar aire sin filtrar, lo que es equiparable al impacto de una dieta rica en sodio.

Este aumento fue rápido, alcanzó su punto máximo alrededor de una hora después de conducir y se mantuvo estable durante al menos 24 horas.

Kaufman enfatizó que estos leves incrementos en la presión arterial a nivel poblacional están asociados con un aumento significativo en enfermedades cardiovasculares.

"Sabemos que aumentos modestos en la presión arterial, a nivel poblacional, se asocian con un aumento significativo de las enfermedades cardiovasculares", dijo Kaufman.

Estos hallazgos sugieren que las partículas ultrafinas podrían desempeñar un papel crucial en los impactos negativos para la salud asociados con la contaminación del tráfico. No obstante, Kaufman aclaró que los resultados deben validarse en entornos diferentes y muestras más grandes.

La contaminación del aire relacionada con el tráfico se considera el principal factor de variación de la calidad del aire de una comunidad a otra en la mayoría de las áreas metropolitanas de Estados Unidos.

Según dijeron los autores, los estudios suelen tener dificultades para separar los efectos de la contaminación de otros factores en la carretera, como el estrés y el ruido.

“Con nuestro enfoque, la única diferencia entre los días de conducción fue la concentración de la contaminación del aire”, dijo Michael Young, autor principal del estudio. "Los hallazgos son valiosos porque pueden reproducir situaciones que millones de personas experimentan cada día".

La investigación se publicó en Annal of Internal Medicine, y fue financiada por la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos y los Institutos Nacionales de Salud.

Referencias de la noticia:

Young, Michael T. et.al. Blood Pressure Effect of Traffic-Related Air Pollution. Annals of Iternal Medicine.