Kamikaze: el viento divino que salvó a Japón de la invasión

Kamikaze es una palabra que asociamos a acciones temerarias en occidente, mientras que en Japón refiere a la protección divina y honor. Su origen, tiene raíces en eventos meteorológicos extraordinarios.

Kamikaze, el tifon que salvó a Japón
Los vientos kamikazes que, según cuenta la leyenda, salvaron a Japón de ser invadidos por el nieto de Gengis Khan

El imperio mongol es considerado como el segundo más extenso de la historia. Fundado hacia 1206 por el emperador Temudjen, más conocido como Gengis Khan o simplemente Kan, este imperio abarcó China, Corea, Irak, Asia Central, Asia menor y llegó hasta el Danubio.

El nieto de Kan, Kublai Khan fue el primer emperador chino de origen mongol y como todo conquistador que se precie de ello, buscó expandir sus territorios más allá del horizonte. Luego de tomar Corea, se empeñó en conquistar Japón, a tan sólo 150 km de China.

El tifón salvador

Luego de varios intentos “diplomáticos” de disuadir al emperador japonés de que se sometiera a sus dominios, Kublai Khan reunió en 1274 unas 900 naves con más de 40.000 combatientes y partieron hacia las islas. Al llegar a las costas japonesas, los 10.000 samuráis que defendían el territorio eran insuficientes para enfrentar a los invasores, quienes con sus innovadoras tácticas de ataque parecían tener asegurada la victoria.


Kublai Khan
Kublai Khan, nieto de Gengis Khan, dominó el segundo mayor imperio de la historia y el más grande conformado por territorios continuos

Sin embargo, la furia de un tifón diezmó las embarcaciones mogoles y provocó la pérdida de un cuarto de sus tropas, obligando a una rápida y deshonrosa retirada.

La derrota no cambió los planes de Khan. Le tomó cuatro años alistar una fuerza aún mayor: 140.000 soldados y 4.400 naves, las que zarparon sincronizadamente desde puertos de China y Corea para someter a los japoneses.

A diferencia de la primera invasión, en esta ocasión los guerreros samuráis estaban preparados y esperándolos. En inferioridad numérica, el “bushido”, un código ético estricto y particular que muchos samuráis practicaban como estilo de vida y que exigía lealtad y honor hasta la muerte, permitió contener la invasión mongol por más de un mes.

Y nuevamente un kamikaze salvó a Japón

Cuando las fuerzas japonesas estaban al borde de la derrota, nuevamente un tifón de dimensiones bíblicas sorprendió a los invasores, quienes perdieron la casi totalidad de las embarcaciones. Desorganizados, la retirada facilitó el avance de los samuráis quienes masacraron a los mongoles que no tenían forma de escapar, sellando el fatal destino de esta segunda invasión.

Las dos invasiones mongolas pudieron ser repelidas por la intervención del viento que trajeron los tifones. Para los japoneses esto no fue casualidad y lo entendieron como una ayuda divina. Desde entonces, esos tifones fueron considerados “kamikaze”, o "viento divino" en español.

El viento divino salva a Japón
Los tifones que evitaron la invasión mongola a Japón, son otro claro ejemplo de cómo las condiciones meteorológicas tienen un impacto sifgnificaativo en la geopolítica

La leyenda sobre la intervención divina sobre la invasión mogol fue creciendo con el tiempo, tanto que el kamikaze se convirtió en motivo de orgullo nacional. Este mito fue el motivo por el cual los japoneses consideraron a su territorio como divino, llamándolo shinkoku, o “tierra de los dioses”.

En 2015, investigadores de la Universidad de Massachusetts encontraron evidencias de un aumento en la actividad de tifones a finales del siglo XIII en Japón, coincidiendo con los intentos de invadir las islas por parte de Kublai Khan, dando sustento científico a la leyenda.

Los kamikazes de la Segunda Guerra Mundial

El simbolismo del "viento divino" volvió a tener protagonismo durante la Segunda Guerra Mundial, cuando pilotos japoneses de la Unidad Especial de Ataque Shinpū, quienes fueran bautizados "Kamikaze" por los sorprendidos militares norteamericanos. Las misiones suicidas de los pilotos japoneses, recreaban el viento divino que dispersó a las embarcaciones invasoras setecientos años atrás.

Piloto Kamikaze
Piloto kamikaze se ajusta una bandana con la bandera de guerra japonesa antes de iniciar su última misión.

Más de 4.000 pilotos japoneses se inmolaron estrellando sus cazas “Zero” contra los buques norteamericanos en el Pacífico, en lo que se consideró un acto honorable en favor del imperio.

Pese a su pobre efectividad (tan sólo del 11%), el efecto psicológico sobre las tripulaciones de los buques norteamericanos fue alto, siendo uno de los argumentos utilizados por el gobierno de los Estados Unidos para justificar la crueldad de los ataques a poblaciones civiles en las islas japonesas, y el lanzamiento de la bomba atómica.

En esta ocasión el "viento divino", el kamikaze, no pudo salvar a Japón.